Rodrigo Fernández

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Desde siempre Marcos Rodríguez se sintió atraído por la historia que, con el paso el tiempo, se convirtió en una pasión. Pasión que le absorbe unas cuantas horas de su vida y lo lleva a ir detrás de las huellas de ese pasado que define la identidad de la ciudad. Son 153 años desde la fundación de Olavarría y un sinnúmero de hechos que llegan hasta nuestros días. Para Marcos Rodríguez es un camino de búsqueda que nunca sabe ni cuándo termina ni qué cosas puede encontrar, aunque sabe que seguramente se sorprenderá.

"A mí la historia siempre me gustó, desde chico y vocacionalmente", dice en diálogo con FINDE y explica que desde hace seis años empezó a incursionar en la historia local sobre todo "a partir del nombre de nuestras calles, su origen y las figuras locales que prestan su nombre. Nuestros próceres, como yo los llamo".

Así fue cada vez más empezó a involucrarse en los hechos históricos de la ciudad y "a juntar material, recorrer archivos y salir al rescate de todo lo que esté vinculado a la historia de Olavarría".

"En virtud de que me gusta la historia en general, el recorte que hice en cuanto a la historia local tiene que ver con que es el lugar de uno, la patria chica, el lugar que uno quiere. A partir de ahí era una cuestión más vincular, afectiva, con la propia tierra, empecé a hacerlo" asegura.

Tras los pasos de la historia local

Las primeras recorridas fueron por bibliotecas y luego por publicaciones, adquiriendo material que muchas veces no está en la ciudad. Siguió con archivos y bibliotecas por fuera de Olavarría.

"En los huecos libres, extralaborales, empecé a viajar y a rastrear fotos, postales, material. Por el 2015 fui a EL POPULAR a indagar en la colección por estas figuras locales que dan nombre a nuestras calles" y allí surgió la idea de empezar a escribir sobre el tema". Aunque reconoce que fue incentivado por Juan Canalicchio, quien está a cargo del Archivo del Diario. De esta forma todos los jueves el Diario tuvo una página dedicada a "las calles de Olavarría" y al origen de sus nombres.

Para esos trabajos se basó "principalmente en la fuente periodística y la fuente normativa. Busco las ordenanzas, los decretos, todo lo que sea la actividad municipal que da nombre principalmente a las calles y a distintos lugares públicos". Pero tanta investigación tuvo su recompensa cuando aquel inédito trabajo fue declarado de interés legislativo en 2016 y eso permitió que pudiera ser utilizado por escuelas primarias junto con charlas en diferentes espacios culturales.

Aunque menciona que "a veces es difícil, es como encontrar una aguja en un pajar porque no hay mucha sistematización en estas documentaciones, hay faltantes, hay archivos antiguos escritos a mano".

"Descubrir estos personajes es descubrir también la historia de Olavarría y la historia de sus instituciones, que con sus claroscuros construyeron la ciudad que hoy tenemos", explica.

Interactuar con la gente

"Hoy por hoy tengo una biblioteca de material bastante importante sobre la historia de Olavarría, sobre distintas instituciones, una colección de imágenes y postales relevantes", comenta.

La idea original "era el rescate de éstos materiales y también su difusión. Compartirla a través de las distintas herramientas que nos brinda la tecnología, como el blog, Facebook o Instagram. Eso hoy ayuda a la difusión y mucha gente está enganchada y se prende", dice Rodríguez y sostiene que "la historia local es mucho más apreciada, más valorada y hay mucha más gente interesada en ella de lo que uno cree. Incluso es algo que atraviesa a todas las edades".

"La interacción es muy interesante. Por un lado los más jóvenes se sorprenden del grado de los cambios, ´a lo loco´, de los lugares que uno transita cotidianamente. De aquellos lugares que uno trajina todos los días y piensa que siempre han sido así", refiere.

"En la gente con mayor tránsito en la vida sí ya se nota el tema de las añoranzas y los recuerdos, sobre todo cuando uno pone algún lugar público como los clubes o las plazas, es un tema de reiterados comentarios apelando a las vivencias. Por privado me han mandado fotos o me han pedido algún tema especifico". Por eso piensa que "hay que trabajar en los contenidos del sistema educativo con respecto a la historia local".

Desde su punto de vista, "la Olavarría del ayer sin querer a veces se hace hoy con las marcas que uno trae a la mesa. Apelando a que la gente también preste atención a los detalles de las cosas que hoy también se observan en la ciudad en términos de marcas del ayer, de las señales del pasado que coexisten con el presente y a partir de allí, conocer y valorar e incluso generar espacios para debatir y conceptualizar lo que es nuestro patrimonio, como compartirlo y socializarlo", concluye.

Imágenes del ayer

R.F.

Buena parte del archivo de Marcos Rodríguez puede verse en Instagram. "Olavarría del ayer" se llama el sitio que según él "vino a llenar un vacío, producto de la cuarentena si se quiere, una ocurrencia de este año tan particular".

"Creo que no había nada en ese sentido que trabajara con imágenes la historia local con uno o dos datos para contextualizar la fotografía y para mi sorpresa ha tenido una repercusión importante. Incluso, uno con el prejuicio de que la franja etaria que está en esta red no es quizás la mas interesada en la historia local, pero para mi sorpresa ha habido mucho interés, muchas preguntas por privado, muchos comentarios y ha tenido un efecto dominó que implicó que sean muchos los que compartan, repliquen y pongan en valor", asegura.

"Ha sido una especie también de historia oral, esto de traer al presente recuerdos de la infancia, de la juventud, de muchos vecinos", sostiene y señala que "tambien el objetivo está puesto en conocer para valorar nuestro patrimonio y nuestro pasado. A partir de ahí también poner sobre la mesa un debate sano con respecto a su conservación y su difusión. La historia nos tiene que enseñar a tomar decisiones para no repetir o qué capitalizar de la experiencia histórica", afirma.

Pequeños hallazgos

R.F.

"A veces pasa que la gracia está en la búsqueda, por ahí no tanto en el hallazgo. Uno a veces empieza a encontrar cosas cuando menos lo espera o buscando otra cosa aparece algo. Siempre está la ´figurita difícil´, o va a haber alguna que falta o una hipótesis que hay que corroborar. Ahí entra la prudencia y el blanquear cuando uno no tiene claro o no está respaldado por documentación alguna afirmación", dice Marcos Rodríguez y agrega que "por eso hay que ser sincero y honesto".

Luego señala que "siempre aparecen hechos curiosos o cuestiones que por ahí son muy trilladas en la historia y faltaría indagar en otros aspectos".

"A veces emociona encontrar alguna foto inédita y ese es como el aporte nuevo al patrimonio", explica. "Hace poco -cuenta- indagando en el Archivo del Congreso encontré el diseño original del Parque Carlos Guerrero de 1920. Eso, hasta el momento, no lo conocía y no lo había visto en ningún lado. También encontré fotografías de lo que fue la construcción del Hogar San José. Esos pequeños hallazgos le dan diversión a la búsqueda y la alegría del aporte. Es algo con lo que se vive constantemente y con la expectativa de encontrar cosas nuevas", dice. Por eso es importante "no cesar en la búsqueda y siempre estar alerta".