Rodrigo Fernández

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Cuando desde la Escuela de Música se barajó la posibilidad de armar un ensamble de música para niñas y niños cuatro fueron las manos que se levantaron. Cuatro músicas, profesoras además, que de una u otra forma querían probar hacer algo nuevo para un público muy particular, "muy puro", que enseguida entiende por dónde va el ritmo, la melodía, la letra. Pero además con una agudeza para detectar si los adultos sobre el escenario también lo están disfrutando.

"Las roquísticas" fueron poco a poco y con una publicidad de boca en boca, visitando jardines y escuelas con el objetivo de que los chicos y chicas de la ciudad pudieran disfrutar de la música. Rock, chamamé, murga o huayno suenan cada vez que la banda se sube a un escenario y en ese ida y vuelta con su público "nos dan mas ganas de tocar".

Pero mejor que hablen ellas.

Cuatro manos alzadas

Adriana Saravia en voz y guitarra, Viviana Godoy en bajo, Eunice Rodríguez en saxo y Belén Díaz en batería y percusión decidieron levantar sus manos cuando la propuesta de crear un ensamble de música infantil surgió en una reunión de profesores en la Escuela Municipal de Música.

"Yo venía de trabajar con Lucy Iguerategui con un espectáculo que se llamaba ´Caminando van´, que consistía en un cuento y una canción latinoamericana", le cuenta a FINDE Adriana Saravia y agrega que fue durante las vacaciones de invierno.

"Ya había visto por varios lados que en las escuelas y los jardines de infantes no había nada que tuviese música y cuentos" y fue por eso que "cuando me preguntaron qué ensamble iba a hacer le dije al director de la Escuela que me gustaría hacer música latinoamericana para chicos".

En la reunión hubo un "¿quién se prende a la propuesta?" y fue así como Belén, Eunice y Viviana se sumaron.

Para Belén "fue como algo natural, nos copó la idea" y explica que "siempre he trabajado en escuelas y jardines, entonces me copó la idea de hacer música infantil". Pero por otro lado remarcar que "cuando nos sumamos al ensamble no pensamos que íbamos a tener tantos llamados para tocar".

En el caso de Viviana Godoy "decidí sumarme porque era algo diferente a lo que venía haciendo. Tenía que cumplir horas y dije ´vamos a probar´".

Mientras que para Eunice Rodríguez levantar las manos las cuatro "fue como decir quiero probar un poco con el mundo de las niñas y los niños". Así fue como, un poco por azar, la banda se formó y poco después comenzaron a ensayar con temas del Negro Rada.

"Yo traje temas que ya hacía, las chicas que son maestras jardineras o maestras también y se armó la banda desde ese lado", cuenta Saravia y recuerda que la primera fecha fue en la biblioteca Del otro lado del Arbol, un escenario muy especial para el cuarteto.

"Es un espacio alucinante", dice Adriana Saravia y destaca que allí puede llevar a sus nietos. La cantante olavarriense señala que a sus hijos los crió así: "en la calle con los títeres, en el Parque Chacabuco viendo espectáculos y acá eso siempre me faltaba los domingos".

"Un día le dije a Andrea (Fernández) , una de las coordinadoras del espacio, ´tengo una banda´ y me dijo vení. Nos escucharon unos jardines" y una maestra las invitó a su escuela. Luego desde el Municipio las invitaron a sumarse a la Fiesta del Día del Niño organizada con MANO, para la Expo Mujer y "después desde Cultura nos dijeron que en vacaciones de invierno tocamos en los Servicios Territoriales".

"Eso estuvo buenísimo porque íbamos a barrios como El Progreso, Villa Magdalena, a tocar para chicos que por ahí no van a los eventos del Centro y a otros determinados de la ciudad".

Este año, durante el verano llegó la hora de armar nuevos ensambles y "Las roquisticas" comenzaron a trabajar en un repertorio nuevo "porque tocamos mucho y queríamos hacer temas nuevos".

Buscando un nombre

El nombre para una banda es la definición misma de lo que hacen. En el caso del cuarto que salió de la Escuela de Música "fue como una broma interna" dice Adriana, "porque rocanrol tenemos uno sólo y entonces sucedió algo en la banda que empezamos a decir que seríamos ´Las roquísticas´´ y así comenzó a rodar ese nombre".

Pero confiesa que "la realidad es que no nos queríamos llamar Ensamble de Música Infantil y Latinoamericana de la Escuela de Música porque era larguísimo y horrible",

"A veces nos reímos porque lo que menos hacemos es rock", explica y señala que el repertorio actual está conformado por "un chamamé, murga uruguaya, un candombe, un tema de Spinetta, un festejo peruano, una canción de la colombiana Marta Gómez y un rock que nos aburrimos de hacerlo y ahora tenemos que buscar otro".

Escuchar, divertirse y bailar

"La idea es que los chicos conozcan otras músicas y que jueguen" asegura Adriana Saravia, quien comenta que a veces buscan "actuar" algunas canciones para poder conectar con los chicos y no que sea "sólo pararse a tocar sino de jugar con los chicos, que se involucren".

"Los chicos son un público muy particular" sostiene y asegura que la conectaron "con un mundo de mucha honestidad. Si no les gusta no te escuchan más, se van, se duermen, no te contestan. Y si se entusiasman tienen un entusiasmo que te hace mucho bien. Es un público absolutamente puro" lo que veo es que los chicos se entusiasman.

"A lo primero hay que darle un poco de cuerda para que entren en la onda pero siempre pasa que sucede", dice Eunice y explica que quizás se deba a que "por la diversidad de instrumentos que ponemos que por ahí no lo ven todos los días" sumado "a la variedad de música".

"Le llegamos con una música que no la escuchan siempre" y "que disfruten de un show donde escuchan otras músicas, y bailarlas y cantarlas" asegura.

Para Viviana "los chicos son muy desprejuiciados, eso es lo bueno de ese público. Quizás son un poco tímidos a veces pero siempre se terminan copando, igual que los grandes".

"Por eso es un ida y vuelta muy lindo con el público", dice y agrega que "está buenísimo que pase eso porque además en Olavarría no hay de éste tipo de música".

Belén señala que está acostumbrada a ver a los chicos "cómo reaccionan con la música porque hace 10 años que soy docente".

"Siempre veo que la música los pone muy contentos. En esa materia o en el momento de la música se sueltan mucho, bailan, cantan, quieren tocar instrumentos, se acercan a preguntar. Siempre en el niño la música le despierta alegría y les hace muy bien", concluye.