Charla profunda, clara, sin vueltas. El living de su casa también invita a una charla de esa naturaleza, descontracturada pero a la vez sincera porque tenía mucho para decir, mucho para contar, y no anduvo con vueltas Carola para despellejar cada paso que dio en esa Dirección de Minería bonaerense, así como lo que hará en el futuro que también la tiene ligada a la gestión pública.

"Me llamaron por teléfono y me dijeron que Joaquín De la Torre -a quien le agradezco eternamente- quería tener una reunión conmigo para proponerme la Dirección de Minería de la Provincia. No me lo esperaba, sinceramente. Fui a la reunión, fue un encuentro muy agradable con Agustín O´Reilly, quien luego fue mi subsecretario, y José Richards, que es el jefe de gabinete de Joaquín. Les conté un poco lo que estaba haciendo, mi experiencia, que había dejado en 2015 la Subsecretaría de Inversiones del Municipio, así como mi trayectoria en el espacio en el que arranqué en 2004, que fui concejal en 2007, y me preguntaron si me interesaba y les dije que sí. Tenían mis antecedentes, por supuesto. Fue un desayuno muy descontracturado y lo único que sabiendo que tenía mi familia en Olavarría, la que también me apoyaba desde un primer momento tanto mi esposo como mi hijo, me pidieron que al menos estuviera dos o tres días por semana en La Plata. Al principio fueron más, pero a medida que nos organizamos eso se acomodaba, y cuando se abrieran las delegaciones de Olavarría -que es la más importante- y Mar del Plata, podía trabajar más desde acá. Así fueron mis comienzos. Pero debo agradecer enormemente a nuestra senadora Gladys González, con quien nos conocemos muchísimo y fue quien me recomendó". Así arrancó la charla de Patané, que siguió con respuestas a todo tipo de preguntas.

¿Te preguntaste a qué lugar llegabas, cómo iba a hacer tu gestión, fueron muchas las preguntas que te hiciste al principio?

Sí. Muchas. Además, era la primera vez que una mujer -en la historia de la minería- ocupaba este cargo, con todas las reservas que eso conlleva para el sector y para la gente que trabajaba en la Dirección.

¿Con qué te encontraste cuando asumiste?

Llegué a una Dirección bastante arrasada, en todo sentido. No teníamos sillas, no había computadoras, no funcionaban los baños, había gente que no iba a trabajar, teníamos camionetas modelo ´99 para los inspectores que no pasaban la VTV y esa gente tenía que viajar en la ruta y es gente que tiene familia y que debía viajar porque su trabajo es básicamente ese, es decir inspeccionar canteras en rutas, hacer controles de guías. Fue bastante complejo el inicio porque no teníamos nada. No existía un archivo, no había registro de nada, gente que se estaba jubilando, gente que no quería quedarse en la Dirección a medida que le dábamos trabajo así que tuvimos 14 pedidos de pase, a los que accedimos, y en esos meses pudimos tomar gente nueva.

¿Personal que hubo que identificar y reacomodar?

Sí, tomamos personal bajo la modalidad de contratado ya que estaba declarada la emergencia laboral por parte de nuestra gobernadora con lo que tomamos profesionales, gente joven, a punto de recibirse, con ganas de trabajar y que sabían de lo que estábamos hablando: arquitectos, abogados, ingenieros, geólogos, ese fue el perfil de gente que incorporamos.

¿Llegaste a una Dirección de Minería que era tierra de nadie y el trabajo se había hecho de la misma manera?

El trabajo...nada. No había nada en qué referenciarnos porque no había un número, era todo estimativo porque la Dirección de Minería la manejaban entre tres y cuatro personas que eran los directores de línea, y los jefes de los departamentos que ahora ninguno de ellos es jefe. El director de línea anterior había sido desvinculado, entonces no había referencias de ningún tipo. Empezamos desde cero. Sumamos a Rosario Endere al equipo y comenzamos a revisar departamento, ver qué hacen y cómo, dónde vuelcan esa información, dónde queda registrado todo lo que hacen. Y la gente estuvo muy dispuesta a hacerlo y a comprometerse porque también ellos sentían en algún punto que les servía, porque eran planta permanente y nosotros éramos los que pasábamos. Interpretaron rápidamente que eso era una herramienta de trabajo y que les iba a servir siempre.

¿La gente de planta estaba acostumbrada a un trabajo demasiado flexible y tuvieron que acomodarse a lo nuevo?

Sí. La mayoría de los que hoy están, que estaban cuando llegué, era gente permeable al cambio. Porque es difícil salir de esa zona de confort, pero vio que trabajábamos en serio, que los apoyamos, que acompañamos las decisiones y sus sugerencias. En algunos aspectos para nosotros era todo nuevo. Aprendimos mucho en forma conjunta, estudiábamos con ellos. Hay algo importante y es decir a esto no lo sé, explicámelo. Yo no soy geóloga ni ingeniera de mina, sino una persona que ama la gestión, pero para gestionar se necesita contenido y a ese contenido me lo dieron ellos en muchos casos, y fuimos haciendo camino al andar.

¿En ese camino, qué se trabajó en la minería, en las canteras precisamente?

No había controles, tampoco se clausuraba una cantera que no tuviera documentación. Esa cantera seguía trabajando, inclusive más de 20 años sin documentación, sin papeles, guía, sin seguridad e higiene. Así que lo que hicimos apenas implementamos las delegaciones fue visitar cantera por cantera, ver si tenían el productor minero habilitado al día, si tenían el impacto ambiental aprobado por OPS y posteriormente por nosotros, si estaba la gente en condiciones. Había canteras que nos pedían por favor que fuéramos para saber si estaban haciendo las cosas bien. Hubo un caso extremo: en Carmen de Patagones hay una salina que es fiscal y que hacía más de 25 años que nadie iba, así que cuando llegamos con las camionetas que decía Dirección de Minería la gente venía sola, tenía recelo a contar las cosas pero cuando se dieron cuenta que fuimos a ayudar para que se formalicen, que si pasaba algo tenían su respaldo, se abrieron. Había muchos que volaban sin tener la autorización de lo que era el Renar. Es una actividad que si no se controla, se hace en un 80 por ciento de manera informal. Lo que más formal estaba era la piedra, que estaba en Olavarría y en nuestra zona porque son canteras de muchos años, están profesionalizadas, pero todo lo que era tosquera, arena, estaba todo irregular. Fuimos a todos lados por igual, grandes, medianas y chicas, no hicimos discriminación por titular de cantera y eso ayudó a que la gente sea permeable al cambio y pudiera adecuarse.

¿El productor de Olavarría es más consciente de las reglas para trabajar?

Hay de todo. Está la gente realmente comprometida inclusive con lo ambiental, con sus barreras forestales, que tratan de que haya menos impacto de polvo, y está el que no le importa nada, simplemente realizar la actividad extractiva y listo. Hoy estamos en situación donde la mayoría se adecuó a las normas. Existe el Artículo 22, que es un recorrido que se tiene que hacer al menos una vez al año a todas las canteras para ver lo ambiental, que antes no se hacía, y hoy el 100 por ciento de las canteras habilitadas con esa visita y ese informe. Antes no se hacía. Y lo agradecen. Todo eso fue trabajo arduo de nuestros inspectores, que lograron un buen vínculo con el productor.

¿Cómo te llevaste con los sindicatos?

Muy bien. No he tenido problemas. A nivel local me he reunido un par de veces con Alejandro (Santillán, secretario general de AOMA Olavarría) y cuando me ha convocado estuve; tal vez él no siempre recibió las repuestas que hubiese querido. No hubo demasiado conflicto, pero por una situación especial se perjudicaba el resto. Tengo un buen vínculo. Sé que un día dijeron que yo me aboqué más al empresariado que al trabajador y la verdad es que la Dirección de Minería regula y controla la actividad minera, y si el sector empresario sus obreros trabajan y logran los bonos y una buena paritaria. En general no he tenido problemas tampoco con ATE ni con UPCN, con los que me reuní apenas llegué. Siempre estuvo a disposición y eso favorece el vínculo. He juntado las partes, como la Cámara, AOMA, la Federación, y luego son acuerdos entre ellos y no participamos. Pero mientras hice de nexo, no tuve problemas.

Cerraron canteras en Olavarría, como Cefas que si bien no le daba pérdida se fue a San Juan a explotar el litio. ¿Cuándo cierra una cantera, cómo impacta esa situación en el Estado?

Nos enteramos, como todos, al mismo tiempo. Yo me reuní con los dueños y les pedí por favor que le demos tratamiento urgente a la reubicación de la gente, que por suerte fue reubicada. Manifestaron que no tenían mercado en Olavarría, que era sólo un 2 por ciento, y les convenía irse. Si hubo otra cosa, la desconozco. Nos reunimos, también con el Sindicato y se hizo un trabajo en equipo para ver cómo se reubicaba a la gente, y el Municipio también participó. Claro que no es grato, obviamente, porque pienso en los obreros. El empresario tenía resuelto su tema en San Juan, pero fue duro cuando nos enteramos. Fue de golpe esa decisión y no lo sabíamos.

¿Desde el Estado se hace difícil trabajar con empresas grandes como Loma Negra o Cementos Avellaneda, en cuanto a exigirles cosas que deben cumplir?

No. Con nosotros, todo lo contrario. Hemos trabajado maravillosamente con Cementos Avellaneda y con Loma Negra. Ellos son los agradecidos con el tema del Artículo 22, ya que antes no iba nadie a visitarlos. Nosotros tenemos reglas muy exigentes en seguridad e higiene y de ambiente por el volumen que manejan, pero hemos tenido buen trato. Lo que nos pidieron fue trabajar en forma conjunta con la mensura y lo hicimos de la forma más rápida posible. Son empresas que hacen remediaciones ambientales de los pasivos muy importantes. Los doy como ejemplo, porque esa es una deuda que tenemos en la minería de la provincia y también en el país de la remediación de los pasivos. Hay pasivos por todos lados, a cielo abierto como toda la minería no metalífera y las empresas grandes son pioneras en esto de ir rellenando esos pasivos. Estamos trabajando en una ley para que sea nacional. El empresario cuando quiere abrir una cantera, en el proyecto debe tener la presentación del cierre y eso significa lo que hay que contemplar lo que sale cerrar ese pasivo. Estamos cooperando con ese tema para que sea ley y sea viable y exigible. Es un tema de salud, es ambiental, han fallecido personas; es algo conflictivo, pero se está trabajando en eso.

¿Cuál fue el mayor problema que tuviste y no pudiste solucionar?

Formalizar el sector de la arena. No lo pudimos lograr. Porque hubo una resistencia muy grande de las cámaras. Nos reunimos muchas veces, es gente agradable y termina diciendo que está todo bien, pero no han accedido nunca a pagar la guía minera desde 2015 a la fecha por la arena extraída. Tenemos mucha arena de río en la parte del CONINDELTA, que incluye nueve municipios, y no logramos que formalicen.

¿Desde el Estado no hay forma de exigirlo?

Sí, hemos clausurado, hemos hecho de todo, pero siempre ponen amparos y dicen que no corresponde. Esa fue mi frustración más grande, no haber podido avanzar en el sector de la arena. No son todos, algunos están encuadrados, pero la mayoría no; hubo una resistencia terrible en la emisión de guías. Hablan de una doble imputación, que no existe. Acordamos algo y no lo hacen, a los tres meses piden una reunión y siguen así. Extraen la arena y -como la piedra- tienen que pagar una guía (que mide la trazabilidad del mineral) de 35 pesos cada 30 toneladas y se han resistido siempre, desde que se puso operativa la Ley 13.312. Implementamos en 2018 fue el anexo a la guía, que incluye el corralón.

¿Qué cosas te quedaron por hacer?

Presentamos un proyecto de ley de procedimientos minero en la provincia de Buenos Aires, que no había y que tiene media sanción en la Cámara de Diputados y lamentablemente quedó en la Comisión de Minería del Senado, que no fue tratada y se cayó. Eso también es frustrante porque íbamos a lograr que la provincia tuviera una ley de procedimiento minero. Luchamos, pero quien estaba a cargo de esa Comisión decidió no tratarla. Ahí se beneficiaba todo el sector. Fue hecha con recursos propios, con gente de la Dirección, que trabajó más de 8 meses con el diputado Hugo Oroño, quien la presentó; se hizo sin pedir recursos económicos, se estudió mucho y salió por unanimidad en Diputados, pero lamentablemente no en el Senado.

¿Te cuesta dejar la Dirección de Minería, o podías seguir?

La dejo, pero me invitaron a quedarme lo cual agradezco y es un gesto importante. Me llamaron de la nueva gestión después de las PASO, dos veces. Pero yo ya tenía decidido no seguir porque pertenezco a un espacio político diferente. Lo agradecí. Lo que me custa dejar es el equipo, la gente, el vínculo con el sector. Hicimos un trabajo bueno, como un catastro minero que hoy está subido a la página online de Nación, subimos todas las inspecciones al sistema y allí dice a qué canteras fuimos, cuándo, qué se le observó, qué se le pidió; antes eso no existía. Logramos la renovación online que antes se tardaba seis o siete meses en hacerse, para hacer las voladuras. Incorporamos 5 camionetas 0Km para los inspectores. Ganamos el premio "Camino a la Escuela", un trabajo hecho en forma conjunta con el sector privado en el que se beneficiaron más de 1.200 alumnos y más de 30 escuelas en toda la provincia, con 117 mil toneladas de piedra que donó la Cámara para mejorar 112 kilómetros de esos caminos rurales. Nos invitaron a un concurso nacional del Ministerio de Transporte de Nación donde hubo 110 proyectos de remediación de caminos rurales y el nuestro fue el segundo más votado por el impacto social que tuvo. Fui elegida vicepresidenta del Consejo Federal Minero y fui la primera mujer en ocupar ese lugar, estando en la Mesa Ejecutiva. Buenos Aires y Salta fuimos elegidas por la Secretaría de Minería de Nación para ser evaluadas en su gestión por el Banco Mundial, y eso fue sumamente importante.

¿Qué va a ser de Carola Patané desde el 11 de diciembre?

Tenemos muchas representantes en nuestro Congreso Nacional y en la Legislatura Provincial por lo que es una enorme responsabilidad trabajar para ese electorado, para ese 40% que quiere que seamos una oposición constructiva firme. Voy a trabajar con nuestra senadora nacional Gladys González aportando mi experiencia en gestión dentro de la minería y en la gestión que hice en el Municipio, lo que me va a permitir recorrer todos los municipios bonaerenses viendo las necesidades del sector productivo en general. Trabajaremos en equipo por supuesto, con una sinergia importante con representantes provinciales y nacionales acompañando a los intendentes en sus necesidades, así como en CABA liderada por Horacio (Rodríguez Larreta). Aportaré lo que pueda, por lo que serán cuatro años de mucho trabajo defendiendo la democracia y el legado de la gestión que dejamos. Si bien estaré en el Senado, en el ámbito legislativo, voy a poder gestionar y estaré a disposición del nuevo gobierno, siempre y cuando respetando nuestros valores, en ayudar para lo que sea para que la Dirección siga funcionando porque la dejamos totalmente organizada.