Como ocurre con la generalidad de las actividades, el año 2020 ha resultado por demás atípico debido a la influencia del coronavirus y de ese modo hoy el Día del Terapista Ocupacional se verá atravesado por las limitaciones propias acarreadas por la pandemia.

En nuestra ciudad, los profesionales dedicados a esa área de la salud abogan por la aprobación de la Ley de Terapia Ocupacional, que logró media sanción en la Cámara de Diputados bonaerense y aguarda su tratamiento en la Cámara de Senadores provincial. Asimismo, expusieron la manera en que debieron adaptar los tratamientos a los tiempos que corren.

En nuestra ciudad, Macarena Ribalta Torga dio a conocer la actualidad de sus pares y resaltó que desde el mes de marzo "obviamente frenamos nuestra actividad como todo el mundo; somos trabajadores de la salud pero no entramos dentro del personal esencial. Después fuimos regresando desde la Fase 3, donde además de las terapistas ocupacionales, los kinesiólogos, los fonoaudiólogos, entre otros, empezamos a estar habilitados".

La profesional detalló que "nos manejamos con un protocolo que fue realizado entre todas sobre la base de lo que se propuso desde la Provincia y tuvimos el asesoramiento de especialistas, de dos técnicos en Seguridad e Higiene, que nos ayudaron con las medidas necesarias".

De los alcances de la actividad, indicó que "las áreas de trabajo de la terapia ocupacional (TO) son muy amplias", y en ese contexto "las chicas que trabajan en consultorios eran las realmente interesadas en este protocolo. Yo trabajo en una institución como Corpi, donde se trabajó como institución en un protocolo pero estuvimos frenados bastante tiempo de la presencialidad".

De todas maneras, "nuestro trabajo con personas en situación de dependencia o en una situación aguda de patología, los tratamientos a niños, pero básicamente todos los usuarios de TO tienen una necesidad bastante urgente de tener el tratamiento. Así que cortamos con la presencialidad pero no dejamos de trabajar".

Con el objetivo de dar respuesta a pesar de la pandemia "nos reinventamos como pudimos para empezar a tener algo así como sesiones y supervisiones a partir de los dispositivos tecnológicos, de las computadoras y videollamadas. Nunca dejamos de estar en contacto con nuestros pacientes porque muchas de las chicas trabajan con niños que no pueden cortar un tratamiento porque significa un gran retroceso en un niño".

Asimismo, en cuanto a las terapistas que "trabajan con adultos mayores, que son las más afectadas, pasó otro tanto porque es población de riesgo, porque las que trabajamos en espacios como Centros de Día o nos contratan desde geriátricos o de hogares; todo ese trabajo está un poco interrumpido", sostuvo Ribalta Torga.

En ese sentido, enfatizó que esa limitación "es todo un tema la tercera edad porque estamos intentando cuidarlos pero estamos viendo que surgen muchas problemáticas por otro lado por todo lo que significa el aislamiento y haber cortado con todas las actividades. De hecho tenía trabajo en un Centro de Día donde no trabajo más porque es para adultos mayores y no pudieron volver a abrir", lamentó.

Una de las características salientes de los profesionales dedicados a la TO "es la creatividad, hagamos lo que hagamos tenemos que ser bastante creativas y la pandemia nos puso más que en jaque esa creatividad para poder hacer atención de lo más variada y de lo más compleja a través de la tecnología".

Con esa impronta, "a algunos trabajos hemos podido volver en forma presencial, con todos los protocolos, pero hay otros pacientes que continuamos atendiéndolos de manera virtual porque son de riesgo, porque también nosotras nos estamos exponiendo muchísimo".

En el desempeño de la actividad "tenemos una gran responsabilidad como profesionales en poder dar una continuidad a los tratamientos pero también hay todo un protocolo de vestuario, de máscaras, de barbijos y de alcohol y lavandina por todos lados que cumplir para no exponer a una persona en nuestro ambiente de trabajo".

Ribalta Torga remarcó que "el tiempo de atención varió mucho porque de hecho nuestro trabajo tiene una gran parte invisible que es la de la planificación. Las sesiones se planifican, se piensan, no siempre improvisamos de un momento al otro y toda esa planificación se triplicó para poder pensar e inventar cómo vamos a trabajar, que sumado a pensar en el paciente y en todo este protocolo lo aumentó muchísimo".

Por otro lado, "nos obligó a cambiar totalmente nuestra metodología de trabajo. Las que trabajamos en tratamientos físicos utilizamos el espacio compartido con otras personas que hacen rehabilitación en el mismo momento porque efectivizamos nuestro trabajo atendiendo a más de un paciente por vez, donde justamente lo grupal era parte de lo terapéutico".

En definitiva, "esta situación nos obliga a atender de a una persona por vez, a que en la sala de espera no se crucen los pacientes y nos ha alterado mucho el tiempo de nuestra atención. Cuando se va el paciente tenemos que desinfectar toda la sala, todos los materiales que trabajó ese paciente para poder recibir recién después al siguiente. Es agotador estar sanitizando todo el tiempo todo, pero es lo que nos toca y estamos intentando hacerlo lo mejor posible".