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Las paredes hablan. Dicen lo que la gente de pie, piensa pero no se anima a exteriorizar. El artista callejero es, en algún punto, un médium. Un intermediario entre el pensar y sentir. "La calle es el único sitio donde sabes que algo es real", dice uno de los personajes de "El francotirador paciente", la novela de Arturo Pérez Reverte cuyo protagonista es un grafitero anónimo, una especie de guerrillero artístico que busca la reacción de aquellos que observan sus obras efímeras o duraderas sobre la pared. Porque "el arte sólo sirve cuando tiene que ver con la vida. Para expresarla o explicarla".

El trabajo del olavarriense Damián Rey es encontrar esos mensajes en las paredes de la ciudad y hacer que todo llegue a un público más amplio dentro y fuera de los límites de la ciudad. Así nació "Calles con arte", un proyecto dinámico que cada vez suma más seguidores en Instagram.

"La idea surgió, mas que nada, para mostrar que la ciudad está llena de colores. Solamente hay que observar y no dejarse llevar por la rutina que tenemos". Para él es como una forma de contrarrestar a aquellos que "dicen que Olavarría es una ciudad gris".

"Es un pasatiempo que me hice, el de salir a fotografiar paredes y murales. Casi siempre ando en busca de nuevas obras, en la bicicleta voy escuchando algún disco en Spotify para el viaje y pasarla mejor", expresa.

"En principio no iba a hacer un Instagram, ya venía haciendo este trabajo en el Google Maps". Ahí tiene muchas más visitas en sus fotos que en Instagram y asegura que eso se debe a que "como es un hobby no lo promociono, sino que se van agregando seguidores a medida que descubren la página", explica. En Google Maps fue poniendo las direcciones de donde están los muros, y ahí sí las fotos alcanzaron 30 mil visitas en muy poco tiempo.

A la red social llegó por sugerencia de su esposa: "ella dice que le robé la idea", cuenta, y se ríe, y ello funcionó para poder "mostrar lo que está pasando en la ciudad"

"Venía observando que la ciudad se venía moviendo culturalmente a un ritmo mucho más pronunciado que años anteriores. Empecé a encontrar muchos más actores que intervienen paredes y murales", cuenta, y señala que se encontró con que "había mucho movimiento del street art más allá del graffiti, que era lo que estábamos acostumbrados a ver en el paisaje de la ciudad".

Si bien reconoce que no distingue "entre street art y el arte del graffiti, porque para mí todo lo que se exprese en las paredes es arte urbano, entre ellos hay marcadas diferencias", pero el verdadero motivo es que "quiero mostrar lo que hay en las paredes de la ciudad".

"Es una manera de mostrar a nuestros artistas y quién te dice también abrir las fronteras", asegura, y comenta que "la mayoría de las vistas que tienen las fotos son de muralistas de otros países, generalmente europeos o de California y Meéico, donde la expresión "muralista" está muy avanzada. También hay muchos fotógrafos que también me escriben y comentan las fotos".

"Me gusta más toparme con las obras como para disfrutarla también", dice, y afirma que "la idea es a buscar murales que se puedan hacer visibles para el resto de la ciudad, que están en las calles, que sean murales o paredes intervenidas".

"Muchas veces me escriben, amigos inclusive que saben lo que hago y me mandan fotos, pero no las publico porque quiero ir y sacarlas yo y disfrutar", dice, y agrega que "a veces la foto que hace no refleja el espíritu de la obra", y entonces utiliza filtros y contrastes para mejorar la calidad, llevando a cabo una nueva forma de intervención artística.

También explica que "muchas veces muestro sólo una parte, porque como es una obra, es pasible de subjetividad, y entonces muestro lo que a mí me parece que está bueno, y capaz que al artista que lo hizo no le gusta tanto".

Damián Rey es empleado judicial, "no soy abogado", y por la tarde da clases de tenis a niños y adultos en La Pedrera; además es maestro de nivel inicial (ver recuadro), aunque nunca pudo ejercer por los horarios, y músico con múltiples proyectos (ver recuadro)

A él le gusta definirse como "un usuario del arte. No puedo dibujar ni una casita, pero disfruto mucho", y cuenta que "la pintura es algo que siempre me gustó, me llamó la atención desde chico, pero no tengo la facilidad ni la capacidad de dibujar ni un monigote".

Cuando el tiempo que le queda lo permite, se sube a su bicicleta y recorre la ciudad para sorprenderse con las obras que los artistas locales dejen en las paredes.

"Es como un arte en movimiento continuo. Vas un mes y está pintado un mural, al otro mes le agregaron otra cosa, o pasás dentro de tres meses y no está más el mural. Eso es lo que está bueno, está en continuo movimiento", sostiene.

"Al principio elegía de las cosas que más me gustaban y después como me di cuenta que lo que más me gustaba era más o menos los mismos chicos que pintaban, entonces me dije que tenía que mostrar un poco de lo que hay en la ciudad, más allá de lo que me gusta a mí", afirma, y comenta que tiene un gran archivo de fotos con grafitis con la idea de poder subirlos a la cuenta de Instagram.

"Lo que me han escrito, más allá de los que comentan la foto, son palabras de aliento o agradecimiento", cuenta, y luego remarca a los artistas olavarrienses que hacen su trabajo en las calles de la ciudad.

"Es todo autogestivo: tienen que salir a buscar pintura, donaciones... algunos hacen sorteos en redes sociales de alguna de sus pinturas para poder comprar más materiales", señala, y dice que "hay que sacarse el sombrero por estos chicos que está haciendo algo para que quede por un tiempo en la ciudad y que nos alegre un poco la vida cuando vamos a trabajar. Ojalá que por cuadra haya un mural, estaríamos más contentos sin darnos cuenta", concluye.

R.F.

Las acciones en el campo de los artístico no se limitan a sólo a dar a conocer al trabajo de otros, sino que también Damián Rey construyó sus propios proyectos pero dentro de lo musical. Actualmente desarrolla dos proyectos distintos. Uno es Super T, una banda de punk rock con canciones propias y covers conformada junto a Federico Novo en batería y Gerardo Garay en bajo. "La idea es de en vez de tener una peña y juntarnos a comer, nos juntamos a tocar y a comer", señala. Están armando una lista de temas para salir a tocar de forma acústica.

Mientras que el otro proyecto, surgido con la pandemia y lo que podían hacer cada uno desde sus casas, lo lleva con Federico Novo. El dúo de música experimental se llama "The New Sound Machine", donde mezcla el sonido de guitarras eléctricas con electrónica, y acaban de firmar un contrato con un sello holandés para la salida de un single el próximo 20 de abril.

R.F.

Cuando cuenta cómo decidió estudiar para maestro de inicial, señala que hay una relación con lo artístico. "Siempre tuve como mucho feeling con los chicos", afirma, y por ese motivo consideró en estudiar música para ser profesor en los jardines de infantes. Después pensó en por qué "no meterme en una sala y trabajar desde otro lugar". Así fue contra viento y marea para poder hacer la carrera que tenía ganas.

Aunque recuerda que "al principio resultó difícil, porque no me dejaron en el instituto al que fui". Ante la negativa de la institución educativa, buscó alguna respuesta en el reglamento interno que le prohibiera estudiar. Pero no, sólo era un prejuicio que finalmente se resolvió luego de muchas insistencias. "Estudiá, pero no sabemos si vas a poder ejercer", le dijeron. "Ahora está como más aceptado el hombre en la educación, si bien para mí es fundamental", dice, y señala que "como siempre estuve ligado al rock, era chico y tenía el pelo largo, barba y anillos y aparecía con la guitarra... era difícil para la comunidad educativa y también era chocante para los padres".

"Por suerte todas esas barreras se rompieron y ojalá que haya muchos educadores varones en la educación inicial, porque el feeling que logra un maestro con los chicos para mí es muy distinto que el que logra con la maestra. Por eso es primordial la labor masculina en la docencia", asegura.