"Manejamos como vivimos: si queremos cambiar la forma de manejo, hay que cambiar la forma de vivir", reflexionó el presidente del Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam), Fabián Pons, en la previa de la charla sobre Seguridad Vial organizada por Nativa Seguros en el Teatro Municipal, que convocó a unos 800 estudiantes de 14 establecimientos olavarrienses próximos a obtener su licencia de conducir por primera vez, más referentes municipales, de Bomberos Voluntarios, fuerzas de seguridad y productores de la compañía.

Pons estuvo acompañado por el licenciado Fernando Tornato y Marcelo Deve, directores del newsletter "Tiempo de Seguros" y co conductores del programa radial "Tiempo de Seguros" en una jornada matutina que constituyó el virtual lanzamiento del programa de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de la compañía de seguros local, que más adelante llegará a los niveles Inicial y Primario.

Alcohol y drogas, motos, velocidad, las cuestiones legales y las responsabilidades ante los siniestros fueron algunas de los temáticas abordadas en la ocasión, que comenzó con datos "de la realidad: que la franja etaria de 15 a 29 años se lleva el 24 y medio por ciento del total de las muertes. O sea, estamos perdiendo 1400 jóvenes por año, lo que representa más de dos guerras de Malvinas por año. Nos golpeamos el pecho por la guerra de Malvinas, y después perdemos estúpidamente en las calles, cada 365 días, el doble de las víctimas de Malvinas", comparó Pons.

¿Cómo se logra crear conciencia entre la adolescencia, un período complejo para escuchar e incorporar datos de la realidad?

- Es muy difícil. Uno de los puntos para modificar la realidad de la seguridad vial en la Argentina es trabajar en lo que es la concientización y la educación. El problema es que cuando uno empieza a trabajar en estos temas se da cuenta que esto va más allá, es mucho más profundo. La Argentina lamentablemente ha perdido valores culturales. Entonces, cómo se hace no para concientizar o para educar; cómo se hace para volver a generar valores culturales en la sociedad que se ha perdido y ese valor, el más importante en el tema de seguridad vial, es el respeto al prójimo. Hemos perdido el respeto al prójimo y es por eso que no respetamos un semáforo, no respetamos la prioridad de paso, no respetamos a un peatón o no nos respetamos a nosotros mismos. Eso va a ser muy difícil porque no es solamente trabajar en concientización, hay que trabajar en educación, en control, en sanción, en legislar...

Mucho más abarcante que la seguridad vial...

- Sin lugar a dudas; siempre decimos que manejamos como vivimos. Entonces, si queremos cambiar la forma de manejo, tenemos que cambiar la forma de vivir. Y esa (nueva) forma de vivir tiene que volver a rescatar valores perdidos, del ´primero usted´, de ´me importa lo que te pase´, de ser más solidarios pero de verdad en el día a día, de momento a momento. Eso es lo difícil de recobrar, y es muy difícil en una sociedad donde al joven, o al adolescente, le facilitan ciertas cosas que van en contrar de volver a recuperar esos valores culturales. Es una tarea compleja; seguramente la podrán disfrutar mis nietos si seguimos haciendo las cosas bien. Yo no lo voy a ver pero vale la pena el esfuerzo. Siempre ser pionero tiene el reconocimiento a futuro, si es que uno se lo merece. Pero hay que empezar en algun momento: eso es lo importante.

¿Cómo estamos hoy en seguridad vial en el país? Hace un tiempo usted aseguró en una nota que no tenemos datos...

- No tenemos datos. Es cierto.

¿Y cómo se trabaja a partir de esa falta de indicadores?

- La Argentina tiene un problema de raíz, muy profundo, que nos va a impedir a futuro modificar gran parte de la realidad vial: es que el tránsito no fue cedido a la Nación, sino que lo mantienen las provincias y en ese marco aparece la autonomía municipal. Entonces, cuando queremos hacer una estadística, le tenemos que pedir por favor a las 24 provincias que nos manden esa información, y se cruzan intereses políticos, intereses marketineros o en muchos casos, desidia. Así, es muy difícil contar con estadísticas: y solamente hablamos de contar muertos.

Que sería lo primario...

- Lo más bruto, por llamarlo de alguna manera. Hoy vamos a hablar por ejemplo, de la influencia del alcohol. No tenemos una sola estadística de qué cantidad de siniestros tienen una presencia de alcohol, ni cuánto. Pero por las dudas, legislamos la tolerancia cero que es una ridiculez, una aberración técnica con la que los legisladores hacen agua porque no tienen en qué basarse. Y esto es una ciencia: no se basa en ´yo creo´, sino en ´yo demuestro´. Las estadísticas sirven para demostrar ciertas cuestiones, para determinar dónde estan los problemas y rankearlos. Para saber dónde tenemos que empezar a atacar, cuál es el problema uno, el dos, el tres, y poder ir ahí en profundidad.

Aun sin datos concretos, ustedes estarán tomando referencias de otros sectores para relacionar el consumo de alcohol con los jóvenes y abordarlo como una problemática a tener en cuenta...

- El alcohol es una problemática insoslayable; ahí entendemos, y vamos a tratar de revertirlo hoy, qué no se le está explicando al adolescente. Todo el mundo te dice que ´el alcohol al volante mata´, algo que está sobreentendido. El tema es cómo se hace para contrarrestar eso, o sea, qué conducta tengo que tener como conductor responsable y remarcar que no salgamos a manejar un auto, porque nos podemos matar y podemos matar. Ahora, ¿salimos alcoholizados como peatones? La DGT de España (se refiere a la Dirección General de Tránsito), hizo un estudio sobre los peatones fallecidos: el 39 % estaba alcoholizado. Entonces, el alcohol es un flagelo, independientemente del rol vial que cumpla. Obviamente, quien está al frente de un auto, tiene una herramienta para matar, mientras que el peatón puede salir dañado solamente él mismo.

Fíjese otra cuestión: hoy se hace la previa. Y la previa es juntarse a tomar alcohol, sin que se pueda explicar bien por qué y por qué no suplirlo por el mate. Sin embargo, la gracia es tomar alcohol. Uno no puede ir contra la realidad. El tema es cómo lo manejo, qué vamos a hacer con todo ese tipo de cuestiones. Y yo creo que lo mejor es explicar qué pasa y no utilizar un slogan, que sirve de poco.

¿Qué nos falta?

- Lo que nos falta es un Sarmiento, nos falta un estadista con visión de futuro que vea el fondo y no se quede en lo coyuntural. Nos faltan estadistas a nivel municipal, provincial, nacional, que piensen una Argentina a 30 años y que sean acompañados por el resto de la sociedad en vez de tener tanta gente que lo único que busca es un rédito cortito, que busca plata fácil, que busca fama a costa de que la gente se muera en un siniestro vial, que es el caso que nos ocupa. Nos falta gente pensante, aguerrida, y nos sobran estúpidos que molestan.