"Soñar bonito", un minicuento sin fronteras que trasciende a la pandemia del coronavirus
"Esperamos que disfrutéis de este mini cuento y lo utilicéis para recordarle a vuestros pequeños y pequeñas que en medio de todo este caos, ellos y ellas lo están haciendo muy bien", dice Silvia Salvador Torres desde sus redes sociales. Vive en España y tiene un fuerte vínculo afectivo con Olavarría ya que su esposo es el olavarriense Luciano "Luchi" Fernández, reconocido futbolista local e hijo de Rosita Muia, presidenta de Talleres Protegidos. Viven en Castellón de la Plana y tienen una hija de casi 2 años, llamada Mía.
"Y mientras tanto, tú pequeña Mia sigue jugando, cocinando, cantando, bailando, riendo, saltando, y dejándote llevar como si ahí fuera no pasara nada malo" porque "lo estás haciendo muy bien y cada mañana al despertar, en los ojos llevas cargada la ilusión de disfrutar de un nuevo día. Sin importar que pasa fuera. Porque estar juntos en casa, en familia, es lo más importante, divirtiéndonos y creando aventuras como si no importara nada más", dice Silvia Salvador Torres en su Facebook.
En tiempos de aislamiento social, escribió un cuento que logró trascender todas las fronteras y tender puentes a través de la literatura frente a la incertidumbre que genera el avance del coronavirus.
Ir creando aventuras
"Soñar bonito" es el título de la narració que tiene forma de minicuento y está ilustrado por Rosa Hilillo Márquez. Su idea fue poder a llegar a muchas familias, inclusive de Olavarría, una tierra que conoce y abraza con mucho afecto.
"Le gustó mucho la Argentina, cuando vino a casarse acá. Y me dijo que ahí comprendió porque Luchi (su marido) añora tanto su país y que si algún día le dice de venirse a vivir acá lo haría con los ojos cerrados, por el carisma que tenemos nosotros, por el amor amor familiar... no dudaría en venirse", cuenta Rosita Muia, respecto de su nuera, conmovida y agradecida.
Por eso, acercó el minicuento a EL POPULAR, para poder compartirlo desde Olavarría. En su país este texto tuvo amplia repercusión, tanto en redes sociales como en radios y periódicos porque logra resignificar a través de la palabra estos momentos de "confinamiento" con un mensaje diferente, esperanzador.
"Anoche cuando Lola se durmió entró una suave brisa por la ventana, una de esas que hacen que te arropes con la manta y sonrías mientras te quedas profundamente dormido, de las que te llevan a soñar... a soñar bonito. Y en esos sueños se imaginó corriendo por el parque, abrazando a sus tetes, tíos, abuelos y amigos.
"Se imaginó jugando al aire libre, tocando la arena de la playa, dejándola escapar entre los dedos y sintiendo la brisa del mar. Respirando el aire puro de la montaña y llenando los parques que ahora están vacíos.
"Al día siguiente se despertó con el olor de las tostadas que preparaba su madre cada mañana para el desayuno. Recordaba perfectamente su sueño pero entendió que no era un sueño. Era el recuerdo de todas las cosas que antes de que llegara el virus podía hacer y ahora no.
"Porque había llegado un virus que provocaba que algunas personas se pusieran malitas y no podía salir de casa, ni ella ni nadie, para no contagiarse. Y por ello no podía hacer todas las cosas que había soñado y que tanto le gustaban.
"Pero no pasaba nada, porque de los balcones colgaban arcoíris a todo color y aunque las calles estaban vacías, se podía escuchar las risas de otros niños y niñas jugando en sus casas. A veces, incluso hablaban entre ellos y ellas desde las ventanas.
"Y los aplausos que daban al caer la tarde les recordaban que unidos podrían con todo.
"Y mientras tanto, Lola seguía jugando, cocinando, cantando, bailando, riendo, saltando, y dejándose llevar como si ahí fuera no pasara nada malo.
"Porque ella lo estaba haciendo muy bien y cada mañana al despertar en los ojos llevaba cargada la ilusión de disfrutar de un nuevo día. Sin importar qué pasara fuera. Porque estar juntos en casa, en familia, era lo más importante, divirtiéndose y creando aventuras como si no importara nada más.
"Y creyendo que ese sueño de la noche anterior, ese recuerdo, pronto volvería a hacerse realidad. Y aprendiendo que cuando eso pasara, empezaríamos a valorar esa realidad mucho más.
"Tú eres como Lola, y al igual que ella: lo estás haciendo muy bien. Sigue como ella: jugando, cocinando, bailando, riendo, saltando y dejándote llevar como si ahí fuera no pasara nada malo".