Karina Gastón

kgaston@elpopular.com.ar

"En Argentina, la mitad de la población económicamente activa tiene un nivel de escolaridad primaria, no cumplimentó la educación secundaria obligatoria y el 45% tiene nivel de calificación baja. No hay forma de generar una sociedad más democrática, inclusiva y democrática sin mejorar estas condiciones porque la matriz socioproductiva exige otra calificación", analiza el licenciado Ricardo De Gisi, director provincial de Educación Técnico Profesional. Asumió en febrero convocado por la gestión de Axel Kicillof y habla de jerarquizar la formación y capacitar a los docentes.

Anticipa que la emergencia ocupacional y social y la matriz socioproductiva bonaerense serán ejes de trabajo respecto de la oferta educativa en una provincia que concentra la mitad de las instituciones de formación profesional del país. También habla de la herencia y cuestiona a Cambiemos por desfinanciar y fragmentar la educación técnico profesional.

Le preocupa la deserción en el secundario: "No pudimos garantizar la universalización del nivel" y lo pone en agenda. Los vaivenes de la matrícula y los desafíos que vendrán son parte de esta charla con EL POPULAR en medio de una pandemia que desnuda desigualdades pero a la vez ofrece oportunidades.

"La Provincia registra el 50% de la Educación Técnica Profesional nacional: tiene 350 instituciones de formación profesional por donde circulan en diferentes trayectos formativos 200 mil estudiantes, a través de la red pública y conveniada. En Formación Profesional el nivel educación es una condición de ingreso para acceder a determinadas formaciones", argumenta Ricardo De Gisi.

Sistema fragmentado

-La Provincia condensa la mitad de la formación profesional del país. ¿Cuál es el perfil que se plantea?

- Tenemos dos prioridades: responder a la emergencia ocupacional y al cambio de matriz socioproductiva para definir las propuestas formativas en relación a las demandas del mundo del trabajo y la producción. Por un lado, debemos acompañar y responder a la emergencia ocupacional y social de la Provincia donde destacamos 5 sectores prioritarios porque generan grandes volúmenes de empleo de trabajo intensivo: construcción, producción de agroalimentos, indumentaria, cuidado de personas y agregado de valor a la lógica de reciclado. En simultáneo apuntalamos perfiles profesionales y formación en el cambio de la matriz socioproductiva de la Provincia de Buenos Aires con formaciones que acompañan procesos de mayor inversión y conocimiento tecnología en la producción de bienes y servicios.

- ¿Es una demanda instalada? ¿Cómo se determina la oferta de formación?

- Hay algunas tendencias que ya codificamos en articulación con el sector socioproductivo vinculadas a las tecnologías 4.0, esto es, automatización, robótica, diseño y fabricación digital, impresión 3D, desarrollo de software, ciencia de datos, inteligencia artificial, realidad virtual. Cuestiones que remiten a una tendencia muy instalada y que más temprano que tarde va a transformar la estructura productiva argentina y queremos anticiparnos a esa tendencia ya vigente. El segundo núcleo es central y está vinculado a la bioeconomía: son los vínculos del conocimiento tecnológico ligados a la producción primaria agroalimentaria. La tercera apunta al cambio de matriz energética para la provincia de Buenos Aires con generación de energías renovables y eficiencia energética, que apuntala e incrementa la competitividad del sector productivo. No es una versus la otra. La emergencia ocupacional y el cambio de la matriz socioproductiva son desafíos que van de la mano, en simultáneo para la Educación Técnica Profesional.

-¿Con qué escenario se encontraron al asumir la gestión?

- Hay un problema de carácter estructural: es la primera vez que se vulnera la ley de Educación Técnico Profesional en Argentina con la gestión anterior a nivel nacional. La ley garantiza la inversión sostenida con el 0,2% del ingreso público corriente que alimenta el Fondo de Calidad y Mejora Continua de la Educación Técnico Profesional que se distribuye en las provincias en forma de coparticipación. Nunca en la historia de 2005 se vulneró. En la gestión Cambiemos vimos una reducción nominal del fondo pero también se redujeron los ingresos púbicos porque cayó la actividad económica, eso fue normal. El problema y esto si es un tema político, Cambiemos vulneró el marco regulatorio y desfinanció la educación técnico profesional al reducir el índice a la mitad, del 0,2 al 0,1. Esto es grave y hay que mitigarlo, estamos hablando de recomponerlo.

-Claro y eso, en definitiva, refleja una concepción de modelo de país...

- Totalmente. Es una concepción de país que no apuntala a la educación técnico profesional tanto en su identidad como en la modalidad. En la provincia de Buenos Aires, con la gestión anterior, se vio el nivel de quiebre en la formación profesional. Una parte la derivaron al Ministerio de Trabajo.

-¿Y con qué objetivo?

- Segmentar y fragmentar el sistema educativo, darle la formación a otros ministerios o a agencias privadas cuando la ley promueve la integralidad y pensar la modalidad en el conjunto que sirva para adolescentes, jóvenes, adultos, trabajadores ocupados y desocupados.

Articular con las demandas

-¿Qué pasó con la matrícula en los últimos años?

- Hay una tendencia a la caída. Cuando se profundizó la emergencia, exactamente desde la ley de Educación Técnica Profesional en adelante, en 2005 con la gestión de Néstor Kirchner, hubo un incremento sostenido de la matrícula. Cualquier país europeo desarrollado, como España, que no están en la punta, el 30% de su matrícula está en la formación técnico profesional.

-Pero sucede acá cerca, en países como Chile y Paraguay, ¿no?

- Sí. Hay dos problemas. Uno es este que heredamos. Veníamos de una tendencia creciente desde la ley, que era del 10% después crecimos casi el 25% y luego volvimos a caer. Esos indicadores van generando sobre la base de inversión sistemática y sostenida no solo de la inversión material sino de política pública. Si invertís pero a la vez articulás con las demandas de la UIA (Unión Industrial Argentina), del sector socioproductivo y de la economía popular le das mayor significación a la formación y hace que se incremente la matrícula (ver recuadro).

Una mitad que preocupa

-¿Qué sectores hoy demandan esta formación: los más jóvenes, los adultos sin empleo? ¿La crisis qué indica?

- Construimos un aprendizaje de la crisis. En situación de emergencia ocupacional, la demanda de formación profesional es enorme. Ya paso en 2002 y es una herramienta estratégica para dar cuenta, poder contener y procesar esa demanda no por contención social sino para mejorar la calificación profesional de los trabajadores. Ahí no se distingue a mujeres de hombres y casi siempre son adultos jóvenes, a partir de los 30 años,

-¿Y es un buen o mal indicador? ¿Quiere decir que los menores de 30 ya están captados y tienen el secundario completo?

- Eso es relativo porque tenemos un fuerte desgranamiento y deserción en nivel secundario.

-¿Eso persiste a pesar de la obligatoriedad?

- Sí. No pudimos garantizar la universalización del nivel pero estamos pensando para los egresados de secundaria y los estudiantes que cursan la educación secundaria orientada una articulación con la formación profesional para ir sosteniendo su terminalidad educativa. Estamos lanzando programa de articulación de jóvenes y adultos con la formación profesional para mejorar la calificación profesional de la población. En Argentina, la mitad de la población económicamente activa tiene un nivel de escolaridad primaria, no cumplimentó la educación secundaria obligatoria y el 45% tiene nivel de calificación baja. No hay forma de generar una sociedad más democrática e inclusiva y democrática si no se mejoran estas condiciones porque la matriz socioproductiva exige otra calificación.

Efecto pandemia: un 30% menos de matrícula

-¿Cuál fue el impacto de la pandemia en la formación profesional?

- Los desafíos que se construyeron en torno de la pandemia pasan por pensar en la virtualidad vinculada a la formación técnica. Eso no estaba en agenda. Hace rato que se viene con estas cuestiones pero no era eje estratégico. La pandemia hizo que sea priorizado.

-Pero justamente los más vulnerables son los que menos acceso tienen...

- Esa es la desventaja. Lo que hace visible la pandemia es la desigualdad en relación a la digitalización. Eso evidencia un problema a resolver que excede al sistema educativo y tiene que ver con una política de democratización. Es un desafío interesante porque nos interpela a pensar en formatos de construcción de conocimiento en términos de la virtualidad apoyados con el desarrollo profesional docente. La virtualidad no sustituye al docente, mejora la práctica formativa pero sobre la base del desarrollo profesional docente. En la pandemia, sí, la mayor parte de nuestras instituciones articuló con el sistema sociocomunitario y sanitaria para generar producción solidaria con barbijos o máscaras protectoras con impresión 3D, todo vinculado a las necesidades sociocomunitarias y sanitarias. Se construyó un conocimiento sobre la base de las demandas. Es un modelo a priorizar: cómo construir conocimiento tecnológico en base a necesidades del sector sociocomunitario.

-Sí, parecería básico...

- Sí pero se recreó ahora y habla bien de nuestras instituciones aunque hay mucho por mejorar.

-¿Qué pasó con la matrícula durante la pandemia? ¿Se modificó?

- En la formación profesional hubo una caída del 30% debido a que la formación profesional interpela desde la práctica no en la virtualidad pero también porque el sujeto adulto no tenía medios digitales o el conocimiento para interactuar mediado por la digitalización. A eso se suma, en hogares donde hay niños y adolescentes en educación obligatoria, que se prioriza el uso y se desplazan sus intereses. Esas son las razones, está relevado. Establecimos en la continuidad pedagógica, sí, el vínculo pedagógico y emocional con el estudiantes.

-Es un modo de "humanizar" la gestión educativa...

- Sí y esto trasciende a la pandemia, Ese 30% que cayó no es un problema. En contexto de pospandemia el incremento de la matrícula lo absorberá. Estamos trabajando con Centros de Estudiantes del secundario, pensando programas que aborden a chicos que perdieron el vínculo con la escuela. A veces no llegas con los profesores sino con los pares y ahí no es igual en la formación profesional y se puede perder.

"La formación profesional no está jerarquizada"

La articulación con la industria y el incremento de la matrícula resultan determinantes según se desprende del informe "Radiografía de la Educación Técnica Profesional" que la Unión Industrial Argentina (UIA) presentó en julio. Ese documento indica que los institutos de formación profesional reúnen a 317.284 estudiantes en todo el país, más de la mitad concentrados en la provincia de Buenos Aires.

En Olavarría, la educación técnico profesional se dicta a través de las escuelas Técnicas 1 y 2, Agraria, el CEPT y el CEA. La Formación Profesional, que depende de la Dirección de Educación Técnico Profesional, dispone de los CFP 401 y 402 más el Centro de Formación Laboral 403 (compartido con el Ministerio de Trabajo). En Técnica Superior de gestión estatal está el Instituto 130 y en gestión privada el ITECO. En total son 3500 estudiantes en todo el distrito.

A nivel país preocupa que la matrícula total de quienes siguen carreras técnicas represente el 18% de alumnos cuando en Chile es del 46,3% y en Paraguay del 43%. Sin embargo, en la Provincia los datos son más alentadores, promediando el 30%.

Ricardo De Gisi propone metas para mejorar indicadores.

-¿Cómo se logra reconversión la formación técnica en función de las demandas?

- En principio es una política pública mucho más agresiva y de más densidad institucional de centros de formación profesional en Argentina, en agenda prioritaria. La formación profesional no está jerarquizada, debemos avanzar en esa valorización profesional. Definir metas a corto, mediano y largo plazo de cómo incrementar su cobertura, más inversión sostenida y que la formación sea pertinente para el sector socioproductivo. Sí o sí hay que entrar en la lógica de diálogo social, intersectorial a interinstitucional. La formación que debemos generar tiene que ser pertinente para el modo de producción, los modelo de desarrollo argentino.

-En situación de pandemia, ¿de qué modo se ponen en agenda estas necesidades cuando hoy la discusión es otra?

Obviamente el eje es la pandemia pero tenemos dentro de la educación profesional dispositivos a nivel nacional que es el Consejo Nacional de Educación, Trabajo y Producción (CoNETyP) pero la gestión anterior lo vació de sentido. En Provincia está el homólogo, que es el ámbito de esta construcción de diálogo social entre sistema educativo profesional y el socioproductivo. Hay que empezar a conjugar, a darle validación social a ese proceso.

-¿Qué pasa con la inserción en el mercado de trabajo al egresar? El hecho de tener más formación aumenta las chances de empleabilidad?

- Ahora vamos a empezar a medir porque la gestión anterior no lo hizo. Trabajé en la gestión anterior a Cambiemos en la provincia de Buenos Aires y los estudiantes de la educación técnica secundaria hacían prácticas pre-profesionalizantes en empresas: Logramos que el 70% hiciera prácticas externas en el sector socioproductivo tanto privado como de la economía popular. Un 80% quedó inserto en el mercado laboral. El valor que tiene la educación de formación profesional, una vez que se visibiliza y en un contexto de desarrollo económico, genera un círculo virtuoso sobre todo en el entramado pyme que es donde más se fortalece la educación de formación profesional. Eso hay que institucionalizar.

-Una institucionalización que depende de los decisores de gobierno...

- Sí, es política pública, no corresponde a los actores privados. Eso pensaba la gestión anterior. No estamos en contra sino que pensamos hacerlo junto con el privado. La ley es muy clara, ésta es la modalidad socialmente que definió para generar participación profesional para el desarrollo profesional y por eso hay que valorizarla, jerarquizarla.

"La formación docente es clave"

-¿Cómo se jerarquiza la formación profesional cuando el paso previo, que es la terminalidad educativa secundaria, no está garantizado? Es un indicador que pudo agravarse con Cambiemos pero remite a una deuda que abarca a varias gestiones...

- Sí pero en los últimos 4 años empeoraron todos los indicadores: inversión, articulación con el sector socioproductivo, matrícula, formación docente. Todos fueron a la baja incluso cuando compraron tecnología, compraban impresoras 3D pero no formaban a los docentes: el 50% están en cajas porque los docentes no saben cómo usarlas y ahora estamos pensando en un proyecto de formación.

-En términos docentes, ¿cómo está posicionado el nivel?

- En la tendencia a la digitalización estamos un poco detrás, el gran cuello de botella es ése. Para desplegar institucional y territorialmente esa tendencia de formar a técnicos para cambiar la matriz socioproductiva sí o sí tenemos que llevar un programa robusto de formación docente en estas tecnologías. Se resuelve con diálogo social también, con un consorcio entre el sistema científico-tecnológico, la universidad y el socioproductivo. Son pilares que deberían transferir y cooperar para formar.

-¿Los educadores son los principales artífices de este cambio?

- Sí, es una dimensión clave la formación docente, una vacancia y una ausencia que heredamos de la gestión anterior. Esperemos lograr un modelo de formación continua en articulación con el sistema productivo por el grado de innovación tecnología. Es estratégico. Instalar esa capacidad es prioritario. No realimentamos el stock de conocimiento de nuestros profesores si no articulamos. Hay que resolver en forma continua y permanente.