Es que "se va a necesitar mano de obra calificada y a eso apuntamos desde las escuelas técnicas", apunta Diego Cunioli, director de la Escuela Técnica 1 que funciona en el barrio CECO I.

Ambos son conscientes de que es necesario lograr técnicos con las habilidades que este siglo XXI requiere y atender, básicamente, las demandas de Olavarría y la región. En ese camino de aprendizajes hay 1100 alumnos repartidos en las dos escuelas técnicas y en los servicios agrarios del distrito. El Covid-19 condicionó las clases pero no frenó la formación ni restó matrícula. La continuidad pedagógica se ha logrado aún lejos de los talleres y hay nuevos desafíos para redoblar la apuesta.

Atentos a las demandas

El rol de la Escuela Técnica es "sumamente importante: el técnico sale preparado para atender la demanda de la industria o generar su propio microemprendimiento" ya que "se prepara al alumno tanto para la continuación de estudios universitarios o terciarios como para el trabajo en una empresa o armar su propia pyme", explica Diego Cunioli, director de la Escuela de Educación Técnica Nº 1 "René Favaloro".

La Técnica 1 tiene una matrícula de 210 alumnos que logró mantener durante la pandemia, con nivel secundario y tecnicaturas en Química y Energías Renovables. "Salen preparados para trabajar en laboratorios industriales y bromatológicos y de proceso de alimentos. La salida laboral, la apertura y la inserción será muy grande en renovables, carrera que abrimos en 2019 y está en ascenso. Hay una alta expectativa por la construcción del parques eólico en Azul y los bancos solares de Espigas, Recalde. Es una tecnicatura con mucha salida laboral y muy necesaria en el contexto pospandemia", destaca el directivo.

Cuando el coronavirus quede atrás "habrá que optimizar todos los recursos y la mayor cantidad de energía será utilizada por la industria y será de vital importancia que cada uno en su casa tenga su generador eólico, un panel solar o energía calórica a través de termos solares", pronostica Cunioli.

De todos modos, las expectativas en torno de las fuentes limpias son previas y se apoyan en "la fabricación del auto eléctrico" con el que compitieron a nivel nacional en el ECO DESAFIO YPF 2019. "Hoy Córdoba ya fabrica autos eléctricos y no es impensable que Olavarría tenga una fábrica de autos eléctricos. La capacidad técnica en la ciudad está. Otra posibilidad son las casas autosustentables: se está viendo en la construcción la utilización de recursos energéticos y esta tecnicatura es la que mayor apertura va a tener y en no muchos años va a tener una mayor demanda", augura Cunioli.

Ayudar a emprender

"Las mayores generaciones de empleo se dan a través de las pymes y si podemos preparar a nuestros alumnos a generar su propia pyme va a ser una forma de ir saliendo, de generar otra vez trabajo y estabilidad y mejore la situación económica del país", analiza el director de la Técnica 1.

La pandemia condicionó las clases pero no frenó la formación ni restó matrícula. En cuanto a la dinámica de las prácticas, los estudiantes realizan actividades en sus casas con elementos similares a los que disponen en la escuela como cartón, madera o palillos. Los que sí deberían estar con prácticas en empresas son los alumnos de 7º año y en esos casos promueven que diseñen un microemprendimiento o generen una pyme. "En Electrónica están con la construcción de un lavadero de manos automático y en Química con la fabricación de alcohol en gel, sanitizante y jabón líquido", precisa el director.

Lo que rescata Diego Cunioli es que "no perdimos alumnos por la pandemia. Es dispar el cumplimiento. Algunos están al día, otros van más atrasados pero no perdimos a ningún alumno y después del receso fueron respondiendo todos".

La escuela nació en 1986 y funcionó en el predio donde hoy está Carrefour. En 1991 estrenó el edificio del barrio CECO I y tuvo su primera promoción de técnicos al año siguiente.

"Cuando salgamos de la situación de pandemia va a ser necesaria la generación de empleo y una forma es que se generen pymes. Se va a necesitar mano de obra calificada y para eso preparamos a los alumnos desde las escuelas técnicas", explica.

Volver a la práctica

En el mapa de la formación técnica profesional, Industrial ocupa un lugar clave. Nació como una Escuela de Artes y Oficios en 1943 con un puñado de talleres y 38 alumnos hasta convertirse hoy en una institución ícono dentro de la educación técnica de la ciudad.

Hoy se dedica a la formación de técnicos en diferentes áreas y forma parte del ciclo secundario. Cuenta con una matrícula de 808 estudiantes y mediante distintos talleres se brinda una amplia oferta, con salida laboral acorde a la demanda del sector industrial. Lo cierto es que los grasas, apodo ganado en parte por el uso de mamelucos pringosos y también por su matrícula original de estudiantes pertenecientes a una clase media baja, hoy también cuentan con tecnicaturas en electromecánica, automotores, maestro mayor de obra, mecánica, informática personal y profesional.

"Como instituciones tenemos mucho para trabajar en lograr los técnicos con las habilidades que este siglo XXI requiere. Y debemos apostar al trabajo conjunto de toda la Educación Técnica Profesional. Eso es beneficioso para todos: instituciones, docentes y estudiantes, los que la hacemos a diario", analiza Patricia Domínguez, directora de la Escuela Técnica Nº 2.

"Estamos muy abiertos a emprender acciones con otras instituciones, empresas, Municipalidad y participamos como institución de mesas de trabajo del Copret integrado por municipios, empresas e instituciones de ETP para dar respuestas a las necesidades tanto locales como regionales", indica la docente.

En definitiva, "el sector industrial es quien marca el camino en la formación de los futuros técnicos y es la educación técnica profesional la que debe dar respuestas a esas necesidades", mediante el vínculo con el territorio para que "los estudiantes puedan tener el contacto real con empresas o entidades de la ciudad, con prácticas profesionalizantes en el 7º año o a través de proyectos solidarios orientados al área técnica", explica Domínguez.

La directora también destaca que "la matrícula se mantuvo" y fueron "muy poquitos los chicos que se cambiaron de escuela". De todos modos y en función de que el fuerte de la institución son los talleres reconoció que buscaron compensar la no presencialidad con "videos, pequeños desafíos, cuadernillos con trabajos para pensar pero basados en prácticas, saberes coordinados, o abordar un proyecto con diferentes enfoques para una resolución integral y el estudiante pueda tener otra mirada".

No obstante, "en el momento en que se retorne a las aulas, que está complicado, siempre se habló de volver a la parte práctica. Se trabajó de forma más teórica y los profes han puesto un gran empeño para poder llegar a los estudiantes y pasar del taller la virtualidad. Es difícil pero en el retorno a la presencialidad habrá hay que fortalecer claramente la práctica", sintetiza finalmente Patricia Domínguez.