Yanela Alves

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"Siempre supe desde chico que era lo que me gustaba", comenzó reconociendo Julio Sarrat en la entrevista que Lucas Borzi le realizó en Grita el Arte (sábados de 11 a 13 horas por 98 Pop). Y cada vez que llega un artista a la radio que expresa que el amor por su profesión le llegó de muy chico, por eso que llamamos vocación, la historia se hace más rica. Es que precisamente resulta interesante ir más atrás en el tiempo y ver qué y en qué modo fue creciendo ese amor. En este caso, por la actuación.

"Pero pasaron muchos años hasta que tomé la decisión de empezar a estudiar y fue un poco casual", reconoce Julio. Vivía en Sierras Bayas desde que nací, tenía 25 años y "en medio de esa sociedad" en la que la gente lo reconocía como electricista, únicamente, aparece alguien que lo movilizó. "Era una persona que yo conocía de toda la vida que había vivido en Buenos Aires y puso un taller. Él también me conocía, sabía de mis gustos y deseos, me llamó para ver si tenía ganas" y no lo dudó, "es lo que siempre quise hacer", le respondió. En ese momento empezó a estudiar, "y no pude parar más". "Empecé en el 96 que era en ese momento el Taller Municipal de Teatro que existía en Sierras Bayas" que se mantuvo por unos años, permaneció 12 cerrado y después Julio logró recuperarlo.

Volver lleno de aprendizajes

Después de un tiempo de mucho crecimiento en Capital Federal, Julio volvió en 2014 a Sierras Bayas. Estudió antes en Olavarría durante 7 años y allí, en la gran ciudad, siguió trabajando, estudiando y aprendiendo mucho de grandes maestros. "Ahí me enamoré del teatro definitivamente, es algo que no puedo dejar de hacer". Pero cuando se dio la posibilidad de volver al pueblo, no dudó, "eso que dicen de las raíces es cierto...las raíces en un determinado momento uno no sabe por qué pero empiezan a tirar , uno puede pensar que es por las circunstancias que está viviendo, excusas puede haber muchas, pero siento que lo que tiran son las raíces". Cuando llegó a Sierras Bayas era ya un profesional del arte dramático. "Volví y no había un taller de teatro aunque siempre hubo teatro de diferentes vertientes, con diferentes personas, que han llevado a cabo algún tipo de puesta en escena, y la gente acompañó muchísimo. Pero no había un lugar donde aquellos que quisieran descubrir un poquito más de qué se trataba pudieran hacerlo. Entonces obviamente lo primero que hice fue abrir un Taller de Teatro". Primero fue en Olavarría en la Sociedad Italiana, y luego en la Biblioteca Popular sierrabayense donde se brindan muchos talleres. Se fue sumando gente de a poco y "fuimos haciendo que creciera, fuimos logrando trabajar con el cuerpo, con la mente, con la herramienta que tienen los actores que es el propio cuerpo, uno mismo". Hoy, "somos un grupo que tiene experiencia en hacer teatro, hemos hecho varias puestas en escena, y estamos ya trabajando para hacer espectáculos, porque hasta ahora hemos hecho muestras" pero "un espectáculo requiere de otra responsabilidad, es otra cosa. Entonces con la gente que ya está medianamente formada, que ha trabajado ya y que tiene un determinado caminar en el escenario, estamos haciendo algunos trabajos para presentarlos en 2020", adelantó con mucho entusiasmo.

El papel de profesor

Un día se paró frente a un grupo de personas y descubrió lo que significa enseñar. "Sentí que podía estar adelante de un grupo de personas que nunca habían hecho teatro, que no tenían ningún tipo de formación, que no tenían herramientas y contarles desde mi experiencia qué hay que empezar a trabajar y por dónde va la cosa", explicó.

El desafío era explica cómo hacer para contar una historia, "algo que puede sonar muy simple" pero el desafío está en "contar una historia que se crea, que sea interesante, que tenga vida, que pueda transportar a la gente a algún lugar y sentir que se logra un pequeño cambio, un pequeño pensamiento". Cuando se dio cuenta que podía trasladar eso a sus aprendices, vivenció esa sensación que "me gustó mucho, casi tanto como estar arriba del escenario" porque "es una adrenalina diferente, es un estado diferente y muy fuerte".

Y la responsabilidad es muy grande. Domingo Blando, su primer maestro también de Sierras Bayas, "siempre me dice que yo soy ahora el que tiene la responsabilidad y que de algún modo lo relevé a él en la tarea de formar y de contar cómo es esta historia". Lo mejor que experimenta es la sensación de que "seguís aprendiendo todo el tiempo, a mí me pasa eso , yo aprendo todos los días y le pongo toda la pasión que siento. Y trato de contagiar eso que es lo más importante, esa especie de necesidad que uno siente en algún momento de estar ahí arriba y contar una historia". El estar en escena, con tantas luces, el vestuario y los ojos posándose expectantes en eso que va a suceder es único, "cuando estás esperando para entrar, decís `¿que estoy haciendo acá? ¿quién me mandó? porque sentís nervios, una cosa muy fuerte, pero una vez que das el paso en el escenario, después es puro placer", aseguró.

"Que haya sala"

Si bien Julio está disfrutando plenamente de la posibilidad de brindar el Taller de Teatro, también está pensando en retomar la parte actoral. "Lo que más disfruto es haber recuperado el lugar del Centro Cultural Sierras Bayas, que se hizo cargo la Municipalidad hace un tiempo y están restaurándolo, todavía faltan algunas cosas, estamos charlando, pidiendo, a ver si podemos lograr que esté equipado del todo para poder lograr que eso sea una sala de teatro". El anhelo es que sea algo continuo y "no solamente una vez por año cuando hacemos la muestra, sino que haya teatro, que podamos convocar a la gente de la cultura de todos lados".

En la actualidad el Centro Cultural Football Club brinda una gran cantidad de actividades pero lo que falta es el equipamiento técnico de la sala para proyectar en grande.

Grita pasión

En el programa Grita el Arte, haciendo alusión a su nombre, el conductor Lucas Borzi pregunta a los entrevistados qué grita su arte. Julio no dudó en responder, "grito pasión, la pasión por que algunas cosas se modifiquen, porque la vida es hermosa y hay muchísimas cosas que están bien, que nos dan placer, que no hacen sentir humanos, libres, pero hay otras que no, y bueno como somos una mezcla de cosas, de sensaciones y de vivencias, está buenísimo que aspiremos a modificar algunas de esas cosas que están mal".

Hacer "Ricardo" fue "apasionante"

Hizo muchos personajes en cada obra que integró pero "el que más me costó, el más apasionante, el que voy a recordar siempre fue un personaje de William Shakespeare de la obra Ricardo III, que justamente es el personaje de Ricardo". Se trata de un personaje que "me ayudó mucho, me formó, me hizo sentirme diferente arriba del escenario, fue un antes y un después como actor, haber logrado eso y que haya sido muy reconocido ese personaje", recordó.