21 de septiembre: Día Mundial del Alzheimer
Esta enfermedad neurodegenerativa es considerada una de las más preocupantes del siglo XXI, y por esa razón, desde 1994, las comunidades científicas y médicas de todo el mundo se unen para concientizar e invitar a la reflexión respecto al Alzheimer, sus síntomas, su prevención, y las necesidades de los pacientes que la transitan.
Cada 21 de septiembre, desde el año 1994, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a todos los países del mundo a dedicar este día a concientizar e informar a la población sobre el Alzheimer, y a ayudar a prevenir esta enfermedad neurodegenerativa que afecta en mayor proporción a las personas mayores, pero que debe ser tenida en cuenta por toda la población.
Diversos organismos de la salud y la comunidad científica en general, han resaltado en más de una ocasión la importancia de informar correctamente a la humanidad sobre esta enfermedad, de forma que no se difundan datos o afirmaciones falsas que sólo contribuyen a generar pánico o reacciones inadecuadas frente a la enfermedad, e incluso estereotipos negativos que afectarán a las personas que enfrenten un cuadro de Alzheimer.
Por eso, desde 2012, todos los septiembres de cada año se dedica el mes entero a conversar sobre el Alzheimer, una enfermedad sobre la que mes a mes se descubren nuevos aspectos.
- ¿Qué es la enfermedad del Alzheimer?
- Fue llamada así en honor a Alois Alzheimer, un neurólogo alemán que logró identificar por primera vez los síntomas de esta enfermedad, junto a su colega, el psiquiatra alemán Emil Kraepelin.
Se caracteriza por un deterioro cognitivo progresivo que afecta las funciones cerebrales, impactando en la capacidad de la persona para realizar de forma independiente sus actividades habituales. A nivel cerebro, se produce una acumulación anormal de proteínas que causan la muerte de neuronas, las cuales no pueden recuperarse. Se cree que puede comenzar entre 15 y 25 años antes de que aparezcan los primeros "olvidos".
El Alzheimer es la quinta causa principal de muerte en Argentina, y, en base a datos del 2020, se estima que afecta a 300.000 argentinos. A nivel mundial, son al menos 44 millones las personas que conviven con la enfermedad, lo que convierte al Alzheimer en una de las principales preocupaciones relacionadas a la salud en todo el planeta.
- ¿Cuáles son sus síntomas?
- El Alzheimer es una enfermedad compleja y de la cual constantemente se conoce nueva información. Por esta razón, es muy importante consultar a un profesional de la salud ante cualquier tipo de duda, ya que ellos son los más indicados tanto para diagnosticar el cuadro y construir un tratamiento del mismo, como para descartar la presencia de la enfermedad o brindar asesoramiento a los familiares de los pacientes. Es de suma necesidad contar con la opinión de un médico especialista o neurólogo para así garantizar la mayor calidad de vida posible para pacientes y seres queridos.
De acuerdo a la OMS, estos pueden ser algunos de los síntomas relacionados al Alzheimer, los cuales son en su mayoría cognitivos:
- Fallas o pérdidas en la memoria, dificultad para mantener la atención.
- Dificultad para comunicarse y fallas en el lenguaje.
- Cambios en la personalidad.
- Deterioro de la capacidad de movimiento o para caminar.
- Bajo nivel de energía.
- Cambios en el estado de ánimo.
- Problemas de orientación (los pacientes pueden olvidar recorridos que realizan habitualmente).
- Incapacidad para resolver operaciones aritméticas simples.
- Síntomas conductuales: trastorno de ansiedad, depresión, apatía, irritabilidad, agresividad, delirios, agitación, entre otros.
Ante la menor duda o la aparición de uno o más síntomas, es indispensable consultar a un especialista y seguir sus indicaciones.
- ¿Cómo transitar esta enfermedad?
Existen dos grandes detonantes de esta enfermedad, la carga hereditaria de los pacientes y la edad. Sin embargo, hay otros factores que pueden ser modificados a través de las costumbres que cultivamos día a día.
Tener hobbies e intereses que estimulen nuestra mente, una dieta balanceada y el ejercicio físico son hábitos que pueden ayudar a retrasar la aparición de síntomas y ralentizar su avance, mejorando la calidad de vida del paciente o de las personas predispuestas a enfrentar esta enfermedad. Por el contrario, el sedentarismo, la diabetes, la obesidad, el tabaquismo, hipertensión arterial, el colesterol elevado y el estrés pueden perjudicar el caso de cada paciente.
Además, según los expertos es de suma importancia mantener y fomentar los vínculos sociales, los cuales son importantes en cualquier etapa de la vida de un ser humano. Los espacios de ocio también son necesarios, y más si se disfrutan acompañados.
Leer, aprender un idioma, mantenerse al día con la tecnología, aprender alguna nueva habilidad como un instrumento musical o alguna manualidad, realizar actividades manuales, realizar actividad física aeróbica, cultivar los vínculos sociales, permitirse espacios de relajación y mantener una dieta sana con abundancia de pescados, verduras, frutas, frutos secos y oliva, son opciones a tener en cuenta para transitar la enfermedad de la mejor manera posible.
En el caso de los familiares, para quienes es igual o aún más difícil transitar el proceso del Alzheimer, resulta de suma importancia solicitar asesoramiento médico respecto al familiar afectado. Y también, es recomendable que las personas encargadas de acompañar y cuidar a los familiares que convivan con la enfermedad, recurran a la ayuda de profesionales de la salud mental, que podrán brindarles las herramientas necesarias para sobrellevar la situación a nivel personal y familiar.
¿Cómo se diagnostica?
Las formas de diagnosticar un cuadro de Alzheimer son múltiples, y deben ser todas autorizadas por un profesional de la salud especializado.
Entre ellas se encuentran: las resonancias magnéticas o las tomografías computadas, cuya función es descartar otras patologías posibles que estén afectando al cerebro, como un tumor.
Estudios de sangre para descartar patologías como hipotiroidismo, déficit de vitamina B12, de vitamina D o de folato, que pueden impactar en las funciones cognitivas de forma negativa.
Series de test cognitivos indicados y supervisados por profesionales, que permiten evaluar cualitativa y cuantitativamente las funciones cognitivas, y que arrojan datos útiles para trabajar luego en la rehabilitación.
Este conjunto de estudios y pruebas permiten realizar tanto el diagnóstico positivo como el negativo en relación a un caso de Alzheimer, y cuanto antes sean realizados más posibilidades hay de mejorar la calidad de vida de los pacientes.