Smelo@elpopular.com.ar

En octubre, no más, se cumplen los veinte años. Fue la manifestación electoral más estruendosa de desaliento, rabia y desencanto. Y fue, también, la antesala para el derrumbe argentino de diciembre de 2001. En Olavarría 20 mil personas decidieron no votar y 17.500 lo hicieron en blanco o anularon el voto con ingenio y/o definitivamente con escatología. En el país ganó Clemente porque "no tenía brazos para robar". Y, a pesar de que el peronismo volvió a una victoria poco festejable, se abrían las puertas del desastre político y, en apariencia, de un cambio sin vuelta atrás. Veinte años después, hay personajes que siguen firmes y no hubo quesevayantodos que los marginara. Y el desencanto sigue en pie, a pesar de las esperanzas que fueron apareciendo como hongos en el campo, como mojones en un páramo.

Según los registros históricos de la Junta Electoral, el 14 de octubre de 2001 votaron en Olavarría 58.683 ciudadanos (de los más de 78 mil en condiciones de hacerlo). Entre votos anulados y en blanco se pronunciaron 17.595 personas. Fue el grupo social ganador. El PJ fue segundo con 9401 votos y la UCR (el eseverrismo en su peor elección) alcanzó los 9.076. El "voto bronca" acorraló a Fernando De la Rúa, un presidente sin carisma ni fortaleza, lo puso en manos de su ministro de Economía, Domingo Cavallo (un dirigente que ya había destruido la producción, el trabajo y la economía durante el menemismo) y lo empujó al derrumbe cuando desesperadamente el gobierno se quedó con los ahorros de la gente y decretó el estado de sitio para detener la rebelión.

El día de la elección Cavallo aparecía en los diarios analizando medidas post electorales. Joseph Stiglitz, el padrino del ministro Martín Guzmán, advertía que "la convertibilidad es una de las grandes fallas del FMI en la Argentina". Hoy Guzmán discute los intentos de Mauricio Macri de desmentir la veracidad de la deuda con la que colocó un cepo de hierro en el futuro del país.

En Olavarría terminaba la Expo, con varios fines de semana lluviosos como históricamente. Los Nocheros –a quienes aún no destruía una causa por abuso sexual- daban un concierto ante 25.000 personas.

Nombres

Las legislativas llevaban candidatos dignos de recordar: la Alianza gobernante estaba encabezada por Raúl Alfonsín como candidato a senador nacional y Leopoldo Moreau como primer candidato a diputado nacional. José Eseverri se aprestaba a estrenar su banca de senador provincial. Nora Gelso encabezaba la lista de concejales con Pablo Palazzolo, Mónica Iturburu, Alcides Díaz, Alberto Miotti y Zulema Tejado. Pero fuera del eseverrismo y pegado a la boleta mayor, aparecía Omar Iturregui –ya muy complicado por el conflicto en Vivienda y expulsado de la Municipalidad- con el pastor Miguel Praiz, en los tiempos en que el evangelismo empezaba a hacer pie en la política local.

El PJ entronizaba a Eduardo Duhalde –había perdido la presidencial con De la Rúa- como candidato a senador nacional. En Olavarría, dos días antes de la elección había muerto el histórico Andrés Ferro, candidato en segundo lugar. Arriba fue Juan Domingo Marinangelli, seguido por Silly Cura y Mariano López.

En la Séptima El PJ llevó a Miguel Di Salvo para disputarle la senaduría a Eseverri José.

Mario Méndez y Gustavo Alvarez, buscaban renovar el mandato que iniciaron en 1997 como Frepaso, después en el Polo Social del sacerdote Luis Farinello. Lo lograron, con Stella Morey detrás. Mario Méndez murió en mayo de 2002 y el bloque quedó conformado por Alvarez y Morey.

El ARI de Elisa Carrió sin Elisa Carrió como candidata, en Olavarría era Partido Socialista, con Eduardo Santellán como primer concejal. El Partido Obrero con Julio Cortés, la Izquierda Unida con Tito Stebelski y la Acción por la República de Cavallo con el médico Ricardo Viñuales completaban las principales nóminas.

Al Senado nacional aspiraban Duhalde y Mabel Müller por el PJ, Raúl Alfonsín y Diana Conti por la Alianza, Farinello por el Polo Social y las apariciones pintorescas de Herminio Iglesias por el Partido Laborista, el genocida Luis Patti por la Unidad Federalista que, a su vez, llevaba a diputado a Antonio Ubaldo Rattin. El legendario ex futbolista que en los cuartos de final de la Copa del Mundo de 1966 fue expulsado cuando la selección jugaba contra Inglaterra. Rattin salió, apretó el banderín del corner con el emblema inglés y se sentó en la alfombra roja destinada a la reina.

A Diputados quería llegar Jorge Remes Lenicov, el hombre que meses después haría el trabajo sucio del gobierno interino de Duhalde, cuando produjo una devaluación brutal que sacó al país de la convertibilidad y lo enterró en la pobreza absoluta.

En la Alianza, los aspirantes a diputados eran Leopoldo Moreau y Margarita Stolbizer. Con presente firme hoy, veinte años después, en veredas opuestas. Lo mismo que Alicia Castro y Héctor Recalde, en ese momento referentes del Polo Social.

Un Partido de la Reconstrucción llevaba al carapintada Gustavo Breide Obreid para limpiarle su trayectoria golpista.

Mientras tanto, el hambre mataba a cuatro afganos por día, el bioterrorismo sembraba pánico a través de sobres con ántrax, Osama Bin Laden era acusado de atravesar con aviones las torres Gemelas un mes antes de la elección en Argentina y el Talibán no aceptaba una propuesta de George Bush.

El mundo no suele cambiar demasiado en veinte años. Las tragedias son las mismas y el fracaso de la humanidad, otro sello del milenio.

El día después

EL POPULAR del 15 de octubre exhibía el resultado de 20.021 mesas, de un total de 33.185. El PJ totalizaba un 35,8% para senadores, en un triunfo festejadísimo que, al final, les quedaría a todos atravesado en la garganta. La Alianza apenas llegaba al 16,49%. Para diputados los porcentajes se repetían. Pero las cifras que helaron la sangre del sistema político argentino fueron el 22,64% en senadores y el 24,98% en diputados de un voto desencantado y rabioso que juntó a los blancos y a los anulados.

Dentro de los sobres las atribuladas autoridades de mesa encontraron variedad de mensajes: fotos de Osama bin Laden, personajes como Clemente, Mafalda e Hijitus, San Martín, Sarmiento, fetas de salame, preservativos usados, fotos pornográficas, papeles con excrementos, bolsitas con polvos que decían "ántrax", boletas orinadas.

En capital federal el voto que castigó a las dirigencias políticas superó el 28 % para diputados y el 26 para senadores. Recién después se ubicaron los partidos. La Alianza ofrecía a Rodolfo Terragno y Vilma Ibarra (hoy secretaria Legal y Técnica de la presidencia de Alberto Fernández) y María América González.

En Olavarría fueron electos tres concejales para la Alianza, tres para el peronismo, dos para el Polo Social y dos para el Frente Grande. El PJ ganó después de ocho años de derrotas y pudo festejar en un tiempo árido para la política y con disputas intestinas que exhibieron dos comandos electorales y recuentos separados. Domingo Vitale fue electo diputado nacional, Alicia Tabarés diputada provincial y Miguel Santellán fue ungido presidente del PJ. José Eseverri, con 33 años, se convirtió en el senador más joven de Buenos Aires.

El alquiler de un monoambiente equipado costaba en Olavarría 160 pesos. Que era como decir 160 dólares. Una casa de tres ambientes a metros del Tapalqué valía 30.000 pesos. En 2001 el sueldo mínimo era de 200 pesos, equivalente a 215 euros. En 2003, era de 300, equivalente a 84,8 euros. En 2015, 5.588: el valor de 553,9 euros.

En marzo, los 21.600 pesos del salario mínimo equivalían a 235,80 euros.

El eseverrismo volvería a consolidarse después de la crisis política, con la presidencia de Eduardo Duhalde. Las asambleas y la movilización inédita de diciembre de 2001 pondría en tensión todas las certezas políticas que, apenas meses después volverían a situarse en su lugar establecido. Sin que nada cambiara en el fondo. Ni siquiera en las formas.

El desencanto, parte del establishment sentimental argentino, se situó entre las sombras en pequeños períodos de esperanza. Que luego volvieron a abrir las puertas de las frustraciones colectivas.

En un círculo sin virtudes que parece no encontrar límites en los bordes de la historia.