Desde videos por whatsapp hasta videoconferencias o reuniones por Zoom, todo hubiese sido imposible. Estudiar desde casa no hubiese sido una alternativa y mucho menos mantener el contacto con el mundo exterior. En este contexto, la del 2020 –a diferencia de otras pandemias como la peste negra o la fiebre española- nos mantuvo largo tiempo aislados, pero conectados.

Según datos arrojados por empresas del sector, el uso de datos tanto móviles como en redes fijas creció en la región un 30% en promedio, con un máximo de 40% durante los tiempos de aislamiento total.

Sin dudas el aislamiento social ha generado diferentes cambios no solo en la rutina diaria, la movilidad o las interacciones sociales, sino también en la relación con la tecnología y las diversas herramientas digitales que han sido necesarias para continuar actividades vinculadas con la salud, el entretenimiento, el trabajo, incluso las compras y por supuesto la educación.

Luis Pardo Céspedes, leading digital, imagina cómo viviríamos en pandemia sin tecnología, a la que define como "coprotagonista indiscutible" de una película que sucede en tiempo real.

Céspedes plantea entonces que sin tecnología la pandemia se viviría diferente. Así, "no habría información instantánea sobre las novedades, sería imposible además el análisis de datos de contagios a nivel mundial. Tampoco habría noticias falsas".

Sin tecnología, claro está, "no habría emprendedores fabricando piezas de respiradores con impresoras 3D ni sería posible el teletrabajo. Tampoco habría artistas o pensadores haciendo más amena una cuarentena a través de videos en directo". Y, obviamente, la investigación para una vacuna que inmunice contra el virus sería mucho más lenta.