Algunos municipios cumplen de modo dispar la obligación de castrar perros y gatos
Desde que la Ley provincial 13.879 fue sancionada en 2008, los municipios están obligados a lograr en el menor tiempo posible que la cantidad de animales sea igual a la cantidad de familias que los puedan acoger, es decir, alcanzar, sin matanzas el equilibrio poblacional.
Desde que la Ley provincial 13.879 fue sancionada en 2008, los municipios bonaerenses están obligados a lograr en el menor tiempo posible que la cantidad de animales sea igual a la cantidad de familias que los puedan acoger, es decir, alcanzar, sin matanzas el equilibrio poblacional.
El cumplimiento de la norma es dispar, y mientras algunos municipios son vanguardia y lograron ese equilibrio, otros ni siquiera mantienen habilitados sus departamentos de Zoonosis, explicaron a Télam integrantes de la Red de Políticas Públicas, la ONG que desarrolló el Programa para el Control Ético de la Fauna Urbana, un modelo gestado en el partido de Almirante Brown y que se replica en varias ciudades argentinas.
"Desde nuestro Centro Municipal de Sanidad Animal y Zoonosis batimos un nuevo récord, ya que de enero a julio realizamos 19.109 castraciones", explicó a Télam el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares.
El municipio precisó que esperan terminar el año con 40 mil castraciones, si mantienen el actual ritmo, que les permitió en julio realizar 3.900 castraciones, 8.700 vacunaciones y 1.200 consultas gratuitas.
En los últimos meses, el centro se reformó para ampliar el quirófano de felinos y disponer de un espacio pre y posquirófano, nuevas oficinas administrativas, un salón de usos múltiples y un patio interno.
"Almirante Brown tiene 600 mil habitantes. Es uno de los municipios más pobres y con poco presupuesto. Hace 25 años se aplica el programa, que ya pasó por seis intendentes; cada uno lo fue mejorando y se logró el equilibrio poblacional. Tenemos tres veterinarios municipales que castran 150 animales por la mañana; la mayoría del personal son beneficiarios de planes sociales", explicó Laura Antoniazzi, excoordinadora del Centro Municipal de Sanidad Animal y Zoonosis del distrito, y coordinadora y referente de la Red de Políticas Públicas.
El Programa para el Control Ético de la Fauna Urbana debe cumplir en simultáneo seis características para ser efectivo: tiene que ser gratuito porque atañe a la salud pública; sistemático, que implica su aplicación durante todo el año a ritmos de campaña; extendido en todo el municipio, sobre todo en zonas rurales; temprano para bajar urgentemente la edad de castración en ambas especies; abarcativo e irrestricto hacia todos los animales que llegan a los servicios de zoonosis; y masivo, lo que conlleva a castrar al 20 por ciento anual de la población estimada en cada distrito.
Ese porcentaje es calculado sobre la base de la existencia de un animal por persona en lugares con menos de 10 mil habitantes, y dos animales por persona en distritos con más de 10 mil habitantes, indicaron desde la Red.
La sobrepoblación de fauna urbana es un problema de los cinco continentes, destacó Antoniazzi y ejemplificó que en Estados Unidos existen entre 50 y 70 millones de gatos asilvestrados y en Berlín hay 100 mil en situación de calle.
"El caso fue por el rasguño de un gato feral, que no tienen contacto con el humano y son proclives a padecer rabia si son mordidos por murciélagos. Existen en muchos municipios. Esto no es fortuito. Es una debilidad del sistema de salud", alertó Rubén Saldía, referente de la Red en Río Negro y médico de profesión.
Además de la rabia, "la sobrepoblación de la fauna urbana genera desde accidentes de tránsito, lesiones por mordeduras, parasitosis, e hidatidosis, esta última con la mayor tasa en la provincia de Buenos Aires", detalló Saldía.
"El año pasado la Sociedad Argentina de Pediatría recomendó la aplicación de las campañas de castración como el mejor método de controlar la parasitosis en los niños. Y para el control de la rabia, es necesario que el 80 por ciento de los animales esté vacunado. Esto no se logra si hay sobrepoblación. Pero su control tiene que estar en manos del Estado", aseveró.
Intendencias ejemplares
Tres municipios son referencia en el país en la aplicación del programa: Almirante Brown, Funes en Santa Fe y Crespo en Entre Ríos. La organización del sistema y la técnica quirúrgica son enseñados desde allí a voluntarios, veterinarios y autoridades de otros distritos.
La sistematicidad, masividad y el ritmo de campaña del programa redunda en su bajo costo por animal, que en Almirante Brown es de 183 pesos; en Funes, de 209 pesos; y en Crespo, de 230 pesos, sin contar los honorarios de los veterinarios, que castran una perra en cinco minutos; un perro en tres; una gata también en tres; y un gato en un minuto.
En Saladillo, el programa está en sus inicios, y su intendente, José Luis Salomón, consideró que "el camino a seguir es el modelo de la Red", aunque reconoció que castran entre siete u ocho animales diarios, "lejos de los 15 necesarios" para controlar la fauna urbana allí y argumentó problemas presupuestarios.
A medio camino, General Villegas, castra unos ocho animales por día y apunta a llegar a 20. Aquí el plan tuvo, hace 10 años cuando comenzó, el apoyo del municipio con los recursos para construir un quirófano en lo que era la perrera", contó a Télam Irene Ceconi, representante de la ONG en General Villegas.
Cuando comenzó el programa, "la demanda fue inmediata, pero no llegábamos al control poblacional", ya que "en una zona semirrural, la realidad es diferente y los índices de animales existentes son otros", así que "tuvimos que adaptarlos para llegar a determinar cuántos animales implicaba ese 20 por ciento" a castrar, explicó.
"Las autoridades municipales están convencidas que este es el camino, pero nos dicen que hay limitantes presupuestarias. Si hay un presupuesto limitado es responsabilidad del funcionario generar recursos, porque esto tiene impacto en la gente. La castración es barata y tiene resultado en poco tiempo", agregó.