"Procuremos siempre que nuestros actos dejen una huella verde en nuestro camino". Eso pregona Olavarría Verde, una agrupación integrada por jóvenes que militan en defensa del ambiente y que buscan alzar la voz para que haya cada vez más aliados a favor de la vida sustentable. Son activistas dispuestos a crear mayor conciencia ambiental desde las redes sociales, en la calle y desde casa. O al menos así lo explican Priscila Aldaz y Julieta Jofré, líderes de esta cruzada que se abre paso en Instagram pero que pretende consolidarse también en otros espacios para llegar "a más gente".

"Estamos hace mucho con esto", plantean ambas, casi el unísono. Sin embargo, ahora sienten que no están solas y que es posible tejer alianzas ya que la propuesta funcionó como un imán y en menos de dos meses lograron atraer a 1500 seguidores. ¿Qué hacen, concretamente? Accionan a favor del desarrollo sostenible y "suben" fotos, videos, infografías e información donde se oponen al uso de sorbetes o los utensilios descartables, piden sumarse a las campañas de basura electrónica o reciclaje, plantean donde hay ecopuntos para minimizar residuos o alientan la construcción de ecoladrillos y la utilización de detergentes ecológicos, por ejemplo.

Pero también aspiram tener otra visibilidad, en el cara a cara con los demás con un mensaje claro y directo, como el que experimentaron en marzo, cuando adhirieron a la huelga estudiandil realizada por millones de jóvenes en todo el planeta, inspirados en movimiento "Fridays for climate". La iniciativa es liderada por una adolescente sueca que busca frenar el calentamiento global. Y los y las jóvenes olavarrienses decidieron aportar su granito de arena desde Olavarría: se instalaron en el Paseo Mendía con un altavoz, remeras alusivas y carteles en defensa del ambiente.

"Muchos se coparon"

"Olavarría Verde" es una agrupación activista que busca "crear conciencia ambiental para lograr una ciudad más ecológica", tratando de interpelar tanto a políticos y dirigentes como a la comunidad en general. "A mí me preocupa el tema del ambiente y un día descubrí los cepillos biodegradables de bambú. Acá no había mucho movimiento sobre reciclaje y pregunté por Instagram si se copaban para hacer un grupo de WhatsApp y así empezamos", cuenta con cierta incredulidad Julieta Jofré.

Lo cierto es que "terminamos armando esta organización que llamamos Olavarría Verde, hicimos un Instagram y nos consolidamos con las personas. De eso hace dos meses y la verdad es que muchos se coparon con esto", reconoce con alegría.

Quieren que eso crezca, se amplíe y posibilite la generación pequeños grandes cambios. "Lo hacemos porque queremos que la gente se informe, abra la cabeza. Mucha gente actúa por ignorancia y hace las cosas sin pensar en las consecuencias", agrega Priscila Aldaz. Tiene 19 años y estudia chef en Tandil. "Si algún día tengo un restaurante quiero concientizar a través de la comida saludable", aclara, anticipándose a la pregunta.

Es que, en la práctica, "la comunidad es un tema muy importante y la gente a veces ni sabe qué está comiendo o los químicos que le pusieron a los alimentos. Se enferman y no saben por qué y es por la misma alimentación. Después que termine de estudiar me iría a Capital a hacer hotelería y turismo, para complementar y así puedo ayudar en algo relacionado siempre con el ambiente", señala Priscila que, claro está, es vegetariana.

Instagram y más

"Todo esto viene más que nada por la militancia nuestra. Somos militantes en muchos sentidos, en muchas luchas y siempre nos preocupó el tema ecológico, nos viene desde chicas esto. Nos preocupamos por el impacto del ambiente", comenta Julieta que tiene 18 y en un par de meses se irá a estudiar Letras, a la UBA. Abrazan causas como la legalización del aborto, la defensa de la educación publica y las consignas que embandera Ni Una Menos.

"Sentimos que hay muchas cosas que hoy no son escuchadas o no están presentes. Los docentes, los pañuelos verdes, la violencia de género y también el cambio climático. Pasa eso: el Estado y el Gobierno piensan que si hacen las cosas escondidas no va a pasar nada o se gastan millones de dólares en cuestiones que podrían esperar en vez de usarlo en una buena causa", cuestiona Priscila.

Entonces, optaron por actuar desde otro lugar, con sus pares. "Empezamos hace poquito, empezamos en febrero a hacer la agrupación y todos dijeron que era muy rápido pero llegamos a tantos seguidores... Son casi 1500. Pensamos en elegir información, datos, noticias, videos, informes para que la gente vaya escuchando, dándose cuenta", explican las jóvenes.

Las respuestas no tardaron en llegar y eso, en parte, las incentivó para instalarse en la calle. Así lo hicieron el 15 de marzo, cuando se plantaron en el Paseo Jesús Mendía con parlantes para hacerse oír. Vistieron remeras pidiendo por la liberación animal y exhibieron carteles para decir que "Las otras luchas no tienen sentido si esta se pierde", "¿Le decimos medio ambiente porque ya destruimos la otra mitad?" o "La Tierra ama nuestras pisadas pero le teme a nuestras manos".

"Entregamos folletos, estuvimos con un megáfono leyendo mensajes de concientización y aportando datos. Eramos poquitos en la marcha. No se acercó mucha gente; el clima tampoco ayudó", asumieron, sin que se les cruce por la cabeza la posibilidad de bajar los brazos. "Por ahora no se le da mucha importancia pero queremos reclutar a más gente y que haya más movilización, generar otros planes y otras actividades" que trasciendan a las redes sociales.

Sumar eco tips

Mientras tanto, el Instagram se plantea como una herramienta clave en ese despertar de conciencias. "Publicamos eco tips, que son sencillos y que todos podemos hacer desde nuestras casas, sin gastar plata, como reciclar, hacer compostaje o construir ecoladrillos. Hay un montón de cosas", ejemplifica Priscila.

Ambas están seguras que de hay que apuntar a todos, chicos, grandes y jóvenes. "Queremos decirles a las madres y padres que si esto sigue como está, no va a haber futuro. Hay que cambiar o por lo menos estabilizar. Tenemos 11 años: 2030 es el punto de no retorno dicen los expertos".

¿Qué pasa en sus familias? ¿Acompañan, entienden? "En mi familia desde chiquita se planteó esta necesidad de re-educar, de bajar el consumo de carne y comprar frutas que no tengan químicos. Lleva tiempo. Tengo un hermanito de 3 años y ahora les parece más importante y, en vez de hacerlo yo sola, me ayudan y me acompañan", valora Priscila.

Julieta señala que "el vegetarianismo y el veganismo tiene que ver con los gases de efecto invernadero y nos cuesta mucho fomentar eso porque las personas están acostumbradas a otro método alimenticio. Llevará tiempo, no se puede cambiar rotundamente".

"Nos hace ruido"

La lucha ambiental no es un tema de agenda gubernamental. Lo saben. "La culpa es también de los políticos y si no hay un cambio en ellos, por más que nosotros hagamos algo, no pasará nada. Lo tenemos claro. La Barrick Gold es un ejemplo", exponen, refiriéndose a la multinacional dedicada a megaminería. "Las pérdidas contaminantes en el norte del país se siguen sucediendo, lo que hacen contamina, pero le pagan al Gobierno y no hay un freno. Vienen de otros países, utilizan el suelo nuestro, lo contaminan y se van con las ganancias", cuestionan y se lamentan.

Finalmente, hablan de las contradicciones de la humanidad y exponen una reflexión que deja pensando: "se busca crear tecnología para cuidarse de los desastres que afectan al planeta en vez de buscar la forma de erradicar esos problemas. Genera un impacto raro que hagan eso, nos hace ruido...". Por eso, decidieron militar, para que otros mundos sean posibles.

Instragram fue la llave

"Con la basura hay un gran problema, porque hay varios basurales a cielo abierto y la contaminación que generan es tremenda. O el tema de las pilas: no se sabe mucho y se mezclan con los otros residuos y van a parar al suelo, donde la gente planta y come", analiza Priscila Aldaz, una de las iniciadoras de Olavarría Verde.

La agrupación ambiental, que comenzó con el interés de un puñado de jóvenes, en pocas semanas logró ampliar las adhesiones. "Somos 30 integrantes en el grupo, que estamos activos, de Olavarría, cuyas edades van de los 16 años a los 30", explica Julieta Jofré.

Instagram fue la llave, el lugar convocante y el punto de referencia. "Está buenísimo lo que pasa con la página, la movilización que están haciendo. Pensamos que no iban a ponerle tanta onda y es lo que mas nos impactó, Seguimos todos los días hablando, preguntando, informándonos, sumando noticias e información".

La primera salida callejera fue la huelga juvenil. Ahora planean realizar una marcha ambiental el 24 de mayo, con feria incluida. "Queremos exponer los emprendimientos ecológicos que hay desde cepillos de bambú y velas de cera de soja hasta desodorante ecológico, pasta de dientes, telas recicladas. Queremos mostrar que somos nosotros los que también fomentamos con acciones y que impulsamos al cambio con hechos", dice Julieta Jofré.

En su caso, descubrió por Internet que "un cepillo de dientes común tarda 500 años en degradarse y el de bambú sólo 180 días, Me causó mucho impacto y dije quise que eso estuviera al menos en Olavarría y decidí venderlos acá y me está yendo bien, tengo muchos pedidos, la gente se copa y de todas las edades. Esta muy bueno".

Por un eco en los gobiernos

"La contaminación abarca todo. Quizá tenemos más presente el tema de los plásticos y vemos que dicen ´no vamos a entregar las bolsitas´ cuando te las dan igual pero te las cobran. El plástico queda miles de años en el ambiente...", describe Julieta Jofré, tratando de reflejar las contradicciones que surgen cuando se trata de avanzar con "cambios" culturales.

"En 2050 dicen que habrá más plásticos que peces y veremos cómo llegamos a esa fecha", añade Priscila Aldaz. A partir de Olavarría Verde "vemos que muchos se están copando pero otros todavía no están cayendo de que tienen que hacerlo. 2030 es un año clave. Hay que hacer un eco los gobiernos, primeramente, y podemos hacer muchas cosas para frenar el cambio climático. Estamos intentando lo posible para que no empeore aunque sabemos que todo es decisión de los políticos y eso ya no está a nuestro alcance", argumentan las jóvenes activistas.

Un guiño positivo es que "en las escuelas se esté hablando de esto y los chicos, los alumnos, hacen proyectos. Voy a la Escuela Secundaria 1 del barrio Bancario y tenemos para reciclar aceite usado, cartones y papel. En otras escuelas se ocupan también. Y hasta hay una campaña de ecoladrillos".