Ana Vega es mamá de Maxi y de Matías, ambos con parálisis cerebral. El caso de Maxi es más complejo porque sufre una cuadriplejia que lo lleva a estar en silla de ruedas. Al ver la necesidad de tantos jóvenes con la misma patología Ana creó un espacio de acompañamiento, recreación y contención en 2013: el Centro Un Día Nuevo (Fassina 824).
Por su labor fue reconocida el pasado viernes en el Teatro Municipal por su Compromiso con la Discapacidad y merecedora del gran premio Dina Pontoni en el que se le entregó dinero para la institución además de una suma para ella.

Ana en diálogo con Mejor de Mañana manifestó su emoción y reconoció que "espero que estas caricias para el alma que me han dado sirvan para poner el Centro de Día en marcha y que los chicos tengan todos los días ocupados de su vida, pensamos que verdaderamente ellos necesitan el lugar".

El espacio funciona en Barrio Lourdes los martes y viernes de 14 a 17 horas. Cuenta con una terapista ocupacional, Sol Roselló (que es la coordinadora general), un profesor de música y uno de educación física. De todos modos, piensan en sumar más profesionales para ampliar los días y horarios de atención pero "los sueldos son muy chicos, queremos trabajar para que cobren los sueldos que realmente tienen que cobrar", explicó. El sustento económico que reciben es gracias a aportes privados o de funcionarios públicos que se han acercado en diferentes momentos pero también de la comunidad que los acompaña a seguir creciendo.

La urgencia: una combi

Ana contó que "estaba esperanzada porque hace un par de años habían dicho que la Municipalidad iba a adquirir una combi y prestarla a instituciones que la necesitaban. Me alegré, transcurrió el tiempo y no se pudo hacer pero nunca todo está perdido". Es que en Olavarría hay muchos casos de personas con autismo y parálisis cerebral que no cuentan con movilidad para llegar hasta la sede. "Los padres los llevan pero nosotros no tenemos movilidad. Hay muchos que quieren traerlos y no pueden. Las sillas de rueda ocupan mucho lugar y en remis muchas veces por el tanque de gas que no entran las sillas".

Por este motivo, con cada entrevista de un nuevo caso que aparece, se va acrecentando la lista de espera. De todos modos, "siempre estamos con ilusión y esperanza de que se van a lograr más cosas, así como ya se ha logrado mucho". De todos modos reconoció que en todo este tiempo hubo "puertas que se abrían y otras que se cerraban porque con mucha gente no logramos empatía".

Un lugar digno

"Queríamos un lugar digno, donde fueran felices", manifestó Ana, para que eso se constituya como un espacio "de pertenencia, que sociabilicen porque hacemos eventos, salimos, hacemos plantas, cocinan, preparan regalos", expresó. Ese sitio donde hoy funcionan era anteriormente su casa. Hicieron adecuaciones del espacio luego de buscar otros edificios y allí se quedaron. Omar Lindner les dirigió la obra de modo voluntario y "salí contra viento y marea a golpear puertas pero logramos verlos felices a ellos y cuando eso pasa decimos: misión cumplida".