Dra. Virginia Busnelli (*)

Especial para Télam

La glándula tiroides es uno de los órganos endócrinos más grandes del organismo, se encuentra comandada por dos estructuras centrales, localizadas en el cerebro y conocidas como hipotálamo e hipófisis, que generan un eje de trabajo que tiene como función principal producir, almacenar y liberar cantidades suficientes de dos hormonas llamadas T4 y T3 (tiroxina y triyodotironina). Estas últimas son las encargadas de regular el metabolismo general del organismo y equilibrar el crecimiento y grado de funcionalidad de otros sistemas del cuerpo.

Es importante destacar que para la producción de éstas hormonas, la glándula necesita del yodo que ingresa con los alimentos y que las células tiroideas absorben desde la sangre y lo combinan con el aminoácido tirosina para producir estas dos hormonas tiroideas. Además dichas hormonas afectan la frecuencia cardíaca, el nivel de colesterol, el peso corporal, el nivel de energía, la fuerza muscular, las condiciones de la piel, la regularidad menstrual, la memoria y muchas otras funciones, responsabilizándose en gran parte de nuestra salud y bienestar.

Los trastornos de la tiroides se encuentran entre las condiciones médicas más prevalentes. Sus manifestaciones varían considerablemente de un área a otra y están determinadas principalmente por la disponibilidad de yodo en la dieta. Casi un tercio de la población mundial vive en áreas con deficiencia de yodo. La ingesta ideal recomendada por la OMS es de 150 microgramos de yodo por día, que aumenta a 250 microgramos en el embarazo y a 290 durante la lactancia.

La OMS estima que 2 mil millones de personas, incluidos 285 millones de niños en edad escolar, todavía tienen deficiencia de yodo. Esto tiene efectos sustanciales en el crecimiento y desarrollo y es la causa más común de discapacidad mental prevenible en todo el mundo. En áreas donde la ingesta diaria de yodo es inferior a 50 microgramos el bocio suele ser endémico y cuando la ingesta diaria cae por debajo de 25 microgramos se observa hipotiroidismo congénito. La prevalencia de bocio en áreas con deficiencia grave de yodo puede llegar al 80%.

En la Argentina existen más de 2 millones de personas que sufren alguno de los trastornos más habituales de esta glándula y se postula que la mitad de ellos lo desconoce.

De aquí surge la importancia de conmemorar éste día con la finalidad de realizar difusión de:

- La gran cantidad de personas que se ven afectadas por éstas patologías sin saberlo.

- Hacer hincapié en los síntomas para educar a la población sobre la necesidad de consultar al especialista ante la aparición de alguno de ellos.

- Promover la comprensión de los avances en el tratamiento de las enfermedades tiroideas.

Entre el 4% y 7% de la población puede presentar nódulos tiroideos detectables clínicamente y ese porcentaje asciende a un 50% cuando se trata de nódulos "ocultos". Pueden manifestarse a través de un bulto en el cuello y generalmente son asintomáticos, pero en algunas oportunidades puede producir dificultades para tragar, respirar o incluso el paciente puede manifestar algunos cambios en la voz.

Las alteraciones de funcionamiento más conocidas son el hipotiroidismo y el hipertiroidismo, disfunciones que pueden ser acompañadas o no del aumento del tamaño de la glándula. El hipotiroidismo se trata de una disminución en la producción de hormonas tiroideas, el paciente hace un uso más lento de su energía, manifestándose con cansancio excesivo, decaimiento, sueño, fatiga, pérdida de memoria, aumento de peso o mayor dificultad para adelgazar a pesar de la dieta y el ejercicio, entre otras. El hipertiroidismo, al contrario del primer caso, se caracteriza por un exceso de la función de la glándula tiroidea y aceleración de todas las funciones consultando frecuentemente por ansiedad, irritabilidad, taquicardia, pérdida de peso con un apetito normal o incluso mayor, ojos saltones, nerviosismo, temblor de manos, caída de cabello, diarrea, sudoración mayor a la normal y calor.

Para ambas patologías, existe tratamiento eficaz que con diagnóstico, tratamiento y controles oportunos, los pacientes recuperarían su vida normal. Los síntomas físicos suelen ser muy feos y pueden reducir la autoestima del individuo. También es real que son similares a otros problemas médicos comunes, por lo que ocasionalmente la enfermedad puede pasar desapercibida (especialmente en el hipotiroidismo). Pongamos énfasis en éste día con el objetivo de informar a aquellos que puedan estar padeciendo éstos síntomas, con la finalidad de lograr una consulta precoz con el especialista y un tratamiento adecuado.

(*) Médica especialista en nutrición y directora del Centro de endocrinología y nutrición Crenyf.