Al ritmo de la profesionalización del Servicio de Emergencias del Hospital Municipal aumentó la demanda en Olavarría: anualmente se atienden unos 6.000 casos y los tiempos de respuesta se ajustan a los stándares dispuestos. La semana pasada EL POPULAR expuso algunos reclamos y el coordinador del SAME, Nicolás Pereyra Díaz, no dudó en responder. Son centrales la implementación del sistema, los recursos humanos y la articulación entre los actores que lo componen. Y con todo esto, hay un aspecto en el que insiste el personal de Salud en su mensaje a la comunidad: los llamados deben hacerse al número 107 para mejorar la atención y coordinación.

El SAME se implementó en 2017, "a raíz de eso empezamos a mejorar en la estadística. A fin de año siempre hacemos un resumen de nuestro trabajo y vemos cómo crece" indicó Pereyra Díaz al detallar que en enero de 2018 se contaban 500 salidas mensuales de las ambulancias y en diciembre de ese año fueron 700. "Lo que vimos fue que trabajar en forma más organizada también nos ayuda a ver la cantidad y cómo estamos con las salidas" expuso en referencia al análisis de los tiempos de respuesta, así como también el uso del triage telefónico -los códigos por color- y la capacitación al personal. "Es un sistema para determinar la urgencia de la situación: rojo, hay riesgo de vida, amarillo es una urgencia pero sin riesgo de vida y el verde no es una urgencia" resumió.

Del triage a la salida

Justamente, la definición del código del llamado determina la velocidad de la atención. A lo largo de 2018, y con los datos que brindó Pereyra Díaz, la demanda aumentó de 16 a 23 llamados diarios. Muchos se producen al mismo tiempo, ya que hay horarios pico de llamados, y la mayoría de los "códigos rojos" se dan en la accidentología vial. En ese contexto de trabajo, la tarea central es determinar la prioridad de la atención.

"Tenemos que salir en forma inmediata para los rojos y los amarillos. Para los verdes hay un tiempo de demora establecido en el que no hay ningún problema porque no peligra la vida" subrayó el coordinador.

Además, ante el aumento de la demanda "pudimos dar respuesta adecuada. Lo vemos en los papeles, en la duración de la llamada, la duración de la salida, el tiempo de arribo al lugar" enumeró. "De ahí salen nuestros tiempos y claramente estuvimos bien durante todo 2018 y lo que va de 2019" definió Pereyra Díaz al tiempo que informó que la cobertura en los casos de códigos rojos es de un promedio de 8 a 9 minutos, según el mes. "Hay situaciones en que vamos a llegar en 4 minutos y otra en 12" apuntó para tener en cuenta que la demanda puede surgir desde la zona serrana o rural, así como de la misma ciudad.

En cuanto a los códigos amarillos, el promedio de atención es de 9 a 10 minutos, y para los códigos verdes hay demoras mayores.

Los profesionales de la salud se guían por un decreto provincial -450/94- que establece los tiempos de atención en los que debe responder cualquier establecimiento que cuenta con ambulancia. "Habla de 16 minutos. Claramente estamos en menos que eso. El manual de trabajo para el SAME habla de 60 minutos para los códigos verdes, entonces también estamos en bastante menos" subrayó el coordinador local.

El riesgo de vida

El riesgo de vida es la clave para determinar la velocidad de respuesta. Si ante un llamado, el paciente en cuestión está en riesgo de vida la llegada de la ambulancia será inmediata: es lo que se considera un código rojo. Lo mismo sucede en el caso del amarillo, ya que desde el SAME se considera que "no hay riesgo de vida pero hay una situación donde puede estarlo".

El rol clave en estos casos es el del radioperador: quienes atienden cada llamado al 107 están entrenados para determinar, mediante preguntas a quien requiere el servicio, si hay o no una urgencia. "Es muy importante que la persona que llame pueda colaborar y no ponerse nerviosa, pueda responder al operador quien mediante ciertos datos puede determinar si hay una urgencia y dirigir la ambulancia" explicó Pereyra Díaz.

Con la tarea del radioperador, la ambulancia sale del Hospital y su personal ya sabe la velocidad a la que tiene que llegar al lugar donde la requieren. "Si demora, es porque se sabe que se puede demorar" destacó el médico quien consideró que el análisis pasa por "la buena gestión de los recursos".

La demanda

Además de tener analizados los horarios pico de llamados, en el área de emergencias apuntan a que la accidentología vial compone la mayor parte de la demanda. "Tenemos varios focos identificados como posibles problemas: las rutas que circundan la ciudad, el autódromo, las canteras, una fábrica de explosivos. Pero la mayor parte de las emergencias con código rojo son accidentes viales y politrauma" explicó Pereyra Díaz.

Las enfermedades estacionales del invierno son también una variable a la que le prestan atención. "La Guardia es un sistema muy elástico, siempre está colmada en su capacidad" dijo. Cuenta con siete camas de internación y numerosas camillas para atenciones cortas de observación. "En invierno se llena aún más y tenemos muchos pacientes que llegan a la noche. Hasta que se dan las altas en los servicios, quedan en camillas que son cada vez más modernas y cómodas para buscar que la gente no pase la noche en un lugar difícil" explicó sobre la atención en la Guardia.

Nicolás Pereyra Díaz agregó que este año también se sumaron a colaborar en prevención de estas enfermedades estacionales. "Trabajamos junto a la gente de vacunación buscando los lugares donde sabemos que hay gente internada o que son geriátricos para llegar a todos con la vacuna antigripal y antineumonía" contó.

El servicio de SAME forma parte del Comité de Trauma donde se desarrolló un plan de emergencia sanitaria para responder de forma adecuada y con los recursos necesarios ante cualquier eventualidad. Allí se analizan las variables potenciales para mantener la cobertura del servicio, para lo cual se elaboró un mapa con "zonas de cobertura" por tiempo y en el que se georreferenciaron las responsabilidades de apoyo en primer y segundo término en todo el distrito de Olavarría. "Pueden surgir eventualidades, pero tenemos un plan coordinado para dar respuesta" cerró el profesional.

El Hospital, escuela de emergentología

Nicolás Pereyra Díaz celebró que desde el mes que viene el Hospital Municipal tendrá residentes en emergentología en el marco de la habilitación del centro de salud de nuestra ciudad como lugar de docencia de la Sociedad Argentina de Emergentología.

"Ya hace un año que estamos formando emergentólogos. Ya tenemos especialistas en la Guardia y estamos formando más para mejorar la atención al paciente" definió el coordinador del SAME, quien es además estudiante de la especialización.

Señaló que en el interior de la provincia, quienes atienden las guardias suelen ser "los clínicos generales que desarrollan habilidades" para trabajar en emergencias, pero "la emergencia se va complejizando y necesitamos especialistas" remarcó. Para atender esta necesidad se inició el dictado de la carrera de la Sociedad Argentina de Emergencias en el Hospital, "acreditamos como una sede docencia en la Guardia del Hospital para las prácticas" contó el médico.