Barbijos: de enemigos a ser un "mal necesario"
Nos acostumbramos. Llegó con la pandemia y parece que para quedarse por algún tiempo más. Y ha generado trabajo a muchas personas que emprendieron proyectos con su confección.
María ya venía realizando trabajos de arreglo de prendas y confección de otras. Trabaja desde su casa y "me dedico a todo", comenta. Pero el primer día de la pandemia le ofreció un nuevo reto: realizar barbijos. "Ese día que se corto todo, nos preguntaron si nos animábamos a hacer barbijos" y hacia ello fueron. En un primer momento, "era el triple de tela, empezamos a leer para hacerlos bien, fue re difícil porque no se podía conseguir insumos, yo en casa contaba con tela, algo de elástico, pero todo lo otro se consiguió por teléfono". Los materiales que llegaban, además, debían someterse a una limpieza profunda. "Se complicaba un poco porque había que desinfectar, después recién empezamos a confeccionar y después planchar y empaquetar para que los usen".
Al principio se trató de salir del apuro pero después, empezaron a hacer pedidos con dibujos, nombres. Siempre con la seguridad de que sean cómodos, "porque los usan 8 o 9 horas, que el elástico no apriete, que no se le caiga si tiene que hablar".
Lo que más se pide aún hoy es el barbijo negro. "Es lo que más sale, negro básico porque es el que más se usa para trabajar. También me piden los que tienen nombre porque los nenes empezaron el jardín y a veces se pierde".
Sobre el tiempo que invierte en cada uno María reconoció que "no he sacado bien la cuenta de lo que te lleva uno en particular, vas haciendo varios, pero si vos tomas desde que tenes que desinfectar la tela es un tiempo. Marcarlos, cortarlos, confeccionarlos, dar vuelta, cada barbijo se puede llegar a 15 minutos hacerlos, depende qué barbijo sea. Los rectangulares son más rápidos. Aparte depende también de la cantidad que hagas, la facilidad la adquirís con la práctica y el trabajo que haces".
Clientes y ayuda
Desde que el Covid-19 llegó se sumaron nuevos clientes al trabajo que María ya venía realizando de arreglos de ropa, colocación de parches, realización de chalecos, camperas, cambiar cierres, reciclar indumentaria, etc.
Lo que cuenta es que "los clientes son los de siempre" pero "al principio las ventas eran más grandes. Igualmente María siempre trata de buscar precios para que no se encarezca tanto el producto.
De todos modos, no tiene inconvenientes en otorgar barbijos a quien no tenga, de modo solidario. "Trato de ponerme en el lugar del otro, una familia de 4 o 5 personas, a veces se hace imposible. No todos tienen esa plata para el barbijo, entonces trato de buscar precios en los insumos, no tiene que ser un negocio para mí ni para nadie. Si bien yo vivo de esto, también soy consciente de que si hay alguien que no puede y yo tengo la facilidad, todos tenemos que poner un granito de arena", manifestó.
Al prinicipio María les regalaba los barbijos a los profesionales de la salud y personal que trabajaba en el Hospital lo que hace aún más valorable su trabajo.
Para finalizar, si estás leyendo Estilo de Vida y querés renovar tu barbijo podés contactarla al 2284570903 o buscarla en Facebook como Confecciones María Espinoza o en Instagram MoonConfecciones.