Breve historia de la pobreza nacional, el clientelismo eterno, los policonsultorios y los reproches de Galli
El país sigue en un eterno retorno hacia la tragedia. La dirigencia parece estar ausente y en sus propios negocios. La obra provincial que no se precisa. Hilario Galli se prepara para el debate parlamentario. Los radicales con nuevas autoridades y proyectos. Los médicos, entre dos banderas. El gobierno nacional y sus balas de plata.
Podría decirse tranquilamente que ésta es una patria subsidiada, y mal e injustamente subsdiada. Lo confirmó el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien incurrió en lo que para el kirchnerismo fundamentalista sería una herejía.
Dijo que durante la gestión de Cristina Kirchner y Axel Kicillof, las cosas se hicieron mal y que la política de subsidios había sido conservadora o reaccionaria por subsidiar indiscriminadamnete a pobres y a ricos y sin segmentar a los usuarios. El criterio fue siempre estrictamente político porque fue la única manera de que el oficialismo de entonces pudiera ganar alguna elección. Se sabe que el trabajo trae consigo la soberanía política de los votantes y los subsidios construyen máquinas de voto instrumental (un toma y daca) o clientelar.
En ese momento, alguien dijo con mucho acierto que "estábamos pagando las mismas tarifas que Cristina, Macri y De Narváez", queriendo significar con ello que la falta de segmentación generaba esa injusticia populista por igualación forzada y regresiva.
Sin embargo, se continuó con el mismo criterio hasta su derrota por mala praxis económica más allá de que luego Cristina lo llevaría a upa a su ex ministro de economía hasta la gobernación de la provincia de Buenos Aires.
La Vicepresidenta, que de economía no parece saber nada, insiste que Guzmán está equivocado y que en su gestión las cosas se hicieron bien. Pero cabe decir que desde 2010 a 2015, el índice de pobreza era tan escandaloso que hasta el mismo Kicillof se negó a publicarlo bajo el pretexto de que hacerlo era "discriminatorio" o algo por el estilo, algo que se interpretó en ese momento como un intento del gobierno de ocultar a sus pobres. y el gobierno de Cristina cerró con índice de un 32 por ciento de pobres. Luego vendría Mauricio Macri que lo elevaría a 35 por ciento pese a que había prometido "pobreza cero" con un exceso de optimismo (o cinismo). El gobierno actual exhibe la terrible cifra del 45,7 por ciento, un porcentaje que amenaza con incrementarse por el aumento de los combustibles traccionados por la petrolera nacional que ya alcanzó un 15 por ciento en los primeros cuatro meses del año.
Se sabe que el combustible es un insumo fundamental que genera inflación, y bien se sabe que el aumento constante de precios es una fábrica de pobres. ¿Se está ante una hiperinflación K o es exagerado suponer esto?. El escenario es muy similar al de 1987 cuando ya se comenzaba a transitar esa incertidumbre constante e indetenible de la suba imparable de los precios. Atraso cambiario, emisión constante, insumos carísimos, subsidios indiscriminados..., en fin, la tormenta es la misma y es la perfecta para generar este tipo de escenarios que tanto dolor ya produjo a los argentinos. Desde entoncess, seis gobiernos de distinto color se han alternado en el manejo del poder y el país está en franco retroceso.
Pobreza y dinero
A pesar de su fracaso económico, igual Cristina lo llevó a upa a Kicillof hasta La Plata. Hoy, pademia mediante, el Gobierno exhibe un índice vergonzoso de pobreza infantil el que según el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, llega al 57 por ciento de la población y que amenaza
A la par, el ajuste que viene llevando esta gestión es mucho peor que uno neoliberal. Lo sufren los sectores de ingresos fijos como asalariados, jubilados, y los subsidios indiscriminados crecieron hasta un 77 por ciento del Presupuesto nacional. El ministro Guzmán pretendía bajar esa suba a un 30 por ciento y ese fue el problema de fondo que disparó la interna entre Cristina y Fernández.
El país sigue sin crear un solo puesto de trabajo y solo produce subsidios que esperan pagar con el aumento de los ingresos por la soja. Llamó la atención que Guzmán se animara a presentarle batalla a la Vice y que lo hiciera sin temor a nada. O bien no le importa que lo echen o bien está queriendo dejar su testimonio antes de irse.
En el segundo mandato de Cristina, según los economistas, ya se habían agotado las reservas del Banco Central. En 2018, el gobierno de Macri volvió al FMI y se pudo sostener una inflación del 50 por ciento anual, aún con acuerdo con el organismo financiero. Y desde allí el país siguió en caída libre, casi inercial porque venía desde 2010.
En 2020, y simplificando un poco, a causa del contexto pandémico, se emitieron 2 billones de pesos, entonces, si se sigue emitiendo la inflación será ya indetenible como el incremento de los niveles de pobreza.
El nuevo problema de esta tragedia social está en lo que se podría denominar la rebelión de los dirigentes sociales. En efecto, ante la bancarización de la ayuda social a través de las tarjetas Alimentar, Emilio Pérsico y Juan Grabois cuestionaron el cambio y acusaron al gobierno de favorecer la rentabilidad bancaria simplemente porque les quitaba la posibilidad económica y política de manejar esos subsidios. No hay duda, por interés baila el mono. y, como se ha visto históricamente y en cualquier gobierno, sea del color político que fuere, los líderes de los movimientos sociales especulan con algún retorno por los manejos de dinero. como se dice vulgarmente, el que reparte se queda con la mejor parte.
El enojo de Hilario
Quien parece haberse enojado fue el secretario de Gobierno, Hilario Galli, que no tuvo reparos en pasarle factura a la oposición a la que acusó de estar "alejada de la realidad".
Hilario les reprochó que no incluyeran preguntas sobre el Covid 19, y según dijo, "esto habla a las claras de cómo la política se aleja de lo que realmente le importa al vecino". Es obvio que si faltaron preguntas sobre este tema es porque la oposición no podría responder sobre las vacunas perdidas y las demoras en la vacunación.
También cuestionó la inversión de 193 millones que se piensa hacer por la denominada Casa de la Provincia, un centro burocrático destinado a concentrar el IOMA, Arba, Registro Civil o cualquier otra dependencia que ya cuentan con sus propias sedes. "Se podrían haber hecho muchísmas cosas con ese dinero", dijo. "y más productivas", subrayó, tras lo cual les pidió a los dirigentes de la oposición que "dejen de actuar en permanente modo electoral porque es allí cuando se alejan de la realidad de los problemas de la gente".
Realmente, la denominada Casa de la Provincia parece ser un gasto en vano para instalar una filial local del gobierno provincial, en fin, una propuesta netamente burocrática y lejana a los problemas cotidianos de la gente. Se la presupuestó en 193 millones, según precisó Galli, pero parece ser que ese monto no alcanza y necesitan incrementarlo. ¿Hace falta esa inversión tan escandalosa en un contexto tan crítico desde el punto de vista sanitario y económico? ¿No sería prioritario invertir ese dinero en vacunas o en elementos sanitarios que en un mamotreto burocrático inútil y redundante? ¿Qué podría pensar un empleado gastronómico o también comerciante que día a día contempla con impotencia como se le cae a pedazos su propia economía familiar ante semejante inversión?.
El secretario de Gobierno cargó contra la oposición con una presentación de alto contenido político, como si estuviese ensayando o entrando en calor para eventuales debates en la Legislatura bonaerense si es que llega a ocupar alguna banca en el Senado.
Autoridades
Ayer, en el comité radical, asumieron las nuevas autoridades, con Gonzalo Dolagaray y Belén Vergel a la cabeza, pero quieren la unidad para enfrentar la coyuntura electoral y las posibilidades de competir en una Primaria, pese a que Hilario Galli no descartó estar "sentados a una misma mesa para el armado de la lista", aunque no desestimó una Paso contra la dirigencia del radicalismo. Entonces, la campaña ya se puso en marcha y un poco de política electoral no vendrá nada mal para compensar este azote de Dios de la pandemia. Según el sociólogo Emile Durkheim, las esperanzas de la gente aumentan con las campañas políticas.
Las balas de plata
Y de pronto llegó el tan ansiado anuncio de declarar a la región del centro bonaerense "zona fría" para beneficiarla con recortes en la tarifa del gas entre un 30 y un 50 por ciento. Al proyecto se lo comenzó a trabajar en 2014, aproximadamente, cuando gobernaba Cristina Kirchner. Fue olimpicamente ignorado pero además, la diputada Liliana Schwindt, cuando intentó ser acompañada por el massismo quien venía muy fortalecido políticamente por su triunfo en el año anterior, habría sido detenida por el mismo Massa para que el costo político del aumento de las tarifas recayera sobre el kirchnerismo y él pudiera llegar a gobernar al año siguiente con el camino allanado de ajustes tarifarios. Es que Sergio Massa ya se veía presidente y seguramente habría querido llegar a 2015 con las tarifas actualizadas y sin pagar costo político alguno. Después caería en las encuestas, como diría Galileo Galilei, con "una caída uniformemente acelerada".
Lo cierto es que el proyecto de la tarifa del gas para zonas frías naufragó en estos tironeos políticos entre un gobierno que pretendía un aumento y un supuesto triunfador del futuro (Sergio Massa) que eludía fogonear una reducción en la suba porque especulaba con que el costo político del aumento recayera sobre Cristina y Kicillof.
Ahora, como Cristina quiere a toda costa ganar las elecciones, no duda en gastar todas sus balas de plata para cautivar al electorado. Por ello acude a este proyecto, y de paso dinamita el aumento planeado por Martín Guzmán. Y de paso lo deja sin recursos a Alberto Fernández quien no va a tener a disposición ninguna "bala de plata" para calmar el descontento social el año que viene.
Médicos y disyuntiva
Después de negarse a responderle al doctor Bintana y llegar a decir que no iba a opinar acerca de lo que dijo el director de la clínica María Auxiliadora cuando encuadró todo el conflicto del IOMA dentro de la grieta y dijo que "el presidente del CMO es un médico PRO", con la intención de descalificarlo para opinar sobre el acuerdo entre su clínica y la obra social provincial, el mismo Ramiro Aramburu se volvió sobre sus dichos y pretendió poner paños fríos al conflicto.
Antes había expresado que no era su intención opinar y que "María Auxiliadora diga y haga lo que quiera", algo que parece totalmente lícito pero en el medio, nada más ni nada menos, están los profesionales agremiados y los estatutos del CMO.
Lo cierto es que Aramburu contó ahora que el diputado Valicenti lo había acercado a las autoridades del IOMA para encontrarle quizás una salida a la situación. Destacó enfáticamente al legislador olavarriense y resaltó "su amabilidad", dijo. De todos modos, el encuentro con los dirigentes provinciales no pasó más de ello. No precisaron nada sino que todo quedó como antes, esto es, los médicos "deberán optar si están con el Círculo o con el Policonsultorios, pero no con ambos a la vez porque los estatutos lo prohiben".
Podría decirse que se vinieron con las manos vacías, pero también es cierto que los policonsultorios van a proliferar y a los que ya funcionan como tales, caso Ospida y Osecac, se le sumarían el de los municipales y posiblemente otros gremios. Las obras sociales están quebradas y no encuentran otra salida para resolver sus gravísimos problemas financieros. Es verdad que hubo excesos entre los profesionales los plus médico, cobro de recetas y demás. Como dice la física, toda acción genera una reacción de la misma intensidad pero en sentido contrario. Y eso es lo que estaría pasando.
Conclusión: los dirigentes del Círculo regresaron satisfechos de la reunión con sus pares del IOMA, el diputado César Valicenti quedó a la altura del Papa Francisco con la negociación argentina por la deuda solo por acercar a las partes (astuto el legislador), y el escenario futuro prefigura un incremento de los policonsultorios sindicales porque por algún lado tienen que reducir sus gastos. La desocupación, la caída de los salarios y la recesión contribuyeron a esta crisis sin precedentes en la historia de las obras sociales que ha generado además un mecanismo basado en la coerción económica del poder político con el fin de domesticar a sus dirigentes.
Jefes con dos patrias
El clientelismo es una estructura piramidal y permanente que se utiliza para sostener el poder. En este caso, los Grabois o Pérsico o Délía y demás son los mediadores históricos que los sucesivos poderes han mantenido para que éstos a su vez les aseguren el resultado electoral y el manejo de la calle.
Estos intermediarios se valen casi siempre de figuras populistas que se autodefinen como las encarnaciones del pueblo. Así lo pensó el bonapartismo, el estalinismo, el fascismo, tanto italiano como alemán, el peronismo...La misma Eva Perón sostenía que su esposo era el pueblo y quien se oponía a su marido era por extensión una persona antipopular. Así nació la figura de "gorila" como un sujeto antiperonista, un calificativo que el peronismo aplicó tanto a la derecha como a la izquierda, simplemente porque se oponía a Perón, y fueron los casos de los partidos socialistas y comunistas, ya que por cuestionar al líder, por extensión se los consideraba "anti-pueblo".
La trampa es enorme y el entramado es una urdimbre inextricable imposible de vencer. Es un verdadero nudo gordiano tan dificil de desanudar como el que le presentaron al emperador Alejandro, porque cualquier crítica a este modelo puede ser demonizado ideológicamente.
Volviendo, los Grabois, los Pérsico, los D’Elía, los "Chino" Navarro y tantos otros vivieron siempre de los pobres, y lideran una estructura enviciada que no permite mejorar las condiciones de vida de sus "clientes" o dominados.
Son los tipos necesarios de los que se valen los dirigentes para preservar su poder. Entonces, si querés ganar tenés que negociar con ellos. También sindicalistas como Hugo Moyano, Luis Barrionuevo u otros actúna con "dos patrias", lo mismo que los "capos sociales" hicieron históricamente política a dos puntas y tomaban la que más les convenía luego de sacar alguna ventaja.