El comienzo de la construcción de la capilla Santa Lucía data de 1929. La obra se inició ese año para inaugurarse oficialmente en marzo de 1932 en el predio de la familia Gregorini, en Sierra Chica. Por supuesto, tiene una historia muy particular: es la capilla de la virgen protectora de la vista y patrona de los picapedreros.

"Por eso se construyó en ese lugar, que era donde pasaban los picapedreros por ese camino rumbo a las canteras" cuenta Alejandro Gregorini, quien hoy está a cargo de su mantenimiento porque -sin dudas- se trata de un legado que dejaron su tatarabuelo, su bisabuelo, su abuelo y su padre.

Enfrente de la capilla se encuentran las viejas casas de los picapedreros que llegaron desde Vezza D?Oglio, una zona del territorio italiano. "En una de esas casas, que es como un ranchito de piedra, estaba la primera capilla de Santa Lucía. Ahí fue donde se casaron mis abuelos (Atilio Gregorini y María Occhi), en 1922. Martín Gregorini fue mi tatarabuelo, que fue el primero que vino junto con un sobrino (Juan Arnaldo Gregorini) y juntos armaron Villa Mónica; después Martín le vendió su parte a su sobrino y abre en Sierra Chica" dijo Alejandro, cuyo padre era Atilio Mario Gregorini, quien nació en Sierra Chica en 1923.

"Vezza D?Oglio es una zona de Italia, en realidad, que tenía muchos pueblitos cercanos. Vinieron muchas familias, como los Ferrari, Orsatti, Gregorini, Occhi, Zampatti, Bonavetti, Poli. Algunos se quedaron y otros emigraron, pero quedan descendientes de esas familias" dice Gregorini, haciendo un poco de historia que, de alguna manera, tiene que ver con la capilla Santa Lucía, para señalar que su tatarabuelo Martín "llegó desde Italia con cinco hermanos y comenzaron a trabajar en Uruguay, en las canteras de Carmelo. Y ahí sacaron piedras para hacer los empedrados de Colonia, Montevideo y Buenos Aires, que los mandaban en barcazas. Pero se enteraron que acá se había hecho la Campaña del Desierto y que había tierras libres, que había piedra, se vinieron para Olavarría. Llegaron Martín y su hermano Antonio, y el hijo de éste, Juan Arnaldo", continuó contando, "para abrir Villa Mónica, y después Sierra Chica, un poco antes de que se hiciera el Penal. Estoy hablando de 1879 aproximadamente, fecha en que llegaron los alemanes del Volga y que ya en esa época se había tranquilizado el tema con los pueblos originarios, ya que antes no se podía trabajar industrialmente. Se normalizó la situación y comenzaron a trabajar".

"La capilla se construye en terrenos que eran de mi bisabuelo (Juan Bautista), que ya había fallecido. La zona se había empezado a potenciar cuando llega el ferrocarril, sin dudas, para enviar piedras para Azul, Bahía Blanca, Buenos Aires, de varias ciudades, y todo alrededor de la capilla" explicó.

"El diseño de la capilla, de acuerdo con lo que dicen los planos, fue de Galbiatti y Améndola. Y la construcción fue de Juan Zicchieri, junto con otros colaboradores. En esa época mi abuela se había ido a Italia con sus cuatro hijas mujeres, porque la idea -tal como se acostumbraba en aquellos tiempos- era casarlas con italianos. Estaban instaladas allí cuando se inauguró, y ella fue la que la financió esa construcción. Mi bisabuela (María Elena Zampatti, casada con Juan Bautista Gregorini, mi bisabuelo) había fallecido en 1912 y en 1929 había encargado la construcción de la capilla" siguió diciendo.

"Hubo una película de la inauguración de la capilla Santa Lucía, que está en Youtube en lo relacionado con la historia de la familia Gregorini. Debe haber sido, calculo, una de las primeras películas que se filmó en Olavarría" siguió diciendo Alejandro, para señalar que "se abre una vez por año, el 13 de diciembre, que es el Día de la Patrona de los picapedreros, por lo que se hace la procesión y la misa. Lo que hay, también, son casamientos o bautismos pero a pedido particular. Este sábado 26, precisamente, va a haber un casamiento en Santa Lucía" señaló.

"Durante el año se le hace un mantenimiento para mantenerla perfectamente. Por dentro está toda pintada y por fuera se la arregla permanentemente y está original la capilla, que tiene capacidad para unas 250 personas" explicó sobre Santa Lucía, que ha tenido renombre a nivel nacional por lo que han venido periodistas de Buenos Aires a hacer notas para distintas publicaciones, así como de la revista Lugares que promociona el turismo, así como una revista que le sacó fotos con modelos de novias. Y como tiene una acústica excelente se grabó un disco, a cargo del grupo olavarriense Cantares" continuó contando Gregorini.

"¿Qué significa para mi?, es un orgullo y también un compromiso mantenerla, porque soy el último que queda en Olavarría. Mi hija (Mercedes) mucho no se ha dedicado y mi hijo (Pablo) está viviendo hace varios años en Canadá y no creo que pueda ocuparse. Así que no sé cómo seguirá la historia, quizá se haga una donación al Obispado. Lo que sí estaría bueno es que la Municipalidad, que promociona mucho el turismo y dentro de esa promoción está la capilla Santa Lucía, pudiera colaborar económicamente para su mantenimiento, porque hay cosas que se rompen como ventanas o vidrios -a veces por el paso del tiempo o por el vandalismo-, ya que se hace difícil y yo me hago cargo. Apoyar a la capilla y también a los destinos bonitos que tiene Olavarría, pero creo que sería bueno que colabore porque yo no sé cuánto tiempo más podré hacerlo", terminó diciendo Alejandro Gregorini.