Este taurino perseverante y consecuente, se nutrió de su padre (José González Guerra) para ir conociendo los secretos para ser martillero. De don José, también rematador obviamente, fue aprendiendo lo que era subirse a un pupitre y manejar el martillo, semblantear a la gente, mirarla a los ojos y ver dónde iba a estar la mejor oferta, además de ir manejando con maestría esa puja que se da cuenta hay dos o más interesados en comprar.

Carlos Enrique José González (80 años, cumplidos el 15 de mayo pasado) está tan activo como siempre, desde que empezó al lado de su padre y después cuando formó aquella sociedad, Dappello y González, que fue marca registrada en Olavarría.

"Mi papá me llevaba los remates y ahí arrancó la historia. Iba con él a La Colina, a La Madrid, a donde nos pedían íbamos a hacer liquidación de comercios porque había gente que cambiaba de rubro o de querencia. Yo tenía menos de 22 años. Yo me matriculé de martillero en diciembre de 1962 y tuve inmobiliaria en el ´63. Me matriculé en La Plata. Había que tener el título de perito mercantil y con eso se obtenía la matrícula de martillero" recuerda Carlos.

"Empecé a trabajar solo, pero en 1963 me asocié con Oscar Leocadio Dappello. Es que Dappello y González fue una marca muy poderosa en Olavarría. Estuvimos 24 o 25 años trabajando juntos. Los dos teníamos tareas diferentes. El preparaba los loteos, hacía cortar el pasto, hacía abrir las calles, en aquellas épocas cuando se hacían los remates de lotes. Teníamos nuestro tractor, cortadora de pasto, llegamos a tener más de veinte empleados, con una organización muy completa" sigue diciendo González.

Ingrese al link para leer la nota completa