Chamula se mudó a su nueva locación y ahora empieza la tarea de acondicionarla
El espacio alquiló un edificio al que ya se mudó y que necesita ser acondicionado. Por eso, sus integrantes impulsan una campaña de socios que contribuyan con 100 pesos mensuales y periódicamente realizan venta de comida por pedido. No descartan pedir ayuda a los distintos bloques partidarios del Concejo Deliberante.
Chamula nació como un desprendimiento de Punto de Giro en 2015, en lo que antes fue La Sodería, sobre la calle Dorrego y en el corazón de Pueblo Nuevo, donde cambió sustancialmente la estética del lugar, mejoró las instalaciones, creció y se reafirmó como un espacio cultural independiente y autogestivo.
En marzo de 2020, como todos, debió paralizar sus actividades: fue desde el viernes 13, al iniciarse el confinamiento y la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus, y desde entonces, sus hacedores continuaron manteniéndolo como pudieron, "incluso poniendo dinero de nuestro propio bolsillo", reflexionó la artista. Unos meses después, sus integrantes fueron anoticiados de que ese inmueble que había sido su "casa" en los últimos años, se había vendido y por lo tanto, la cesión por comodato vencería el 31 de diciembre pasado.
Se inició entonces la búsqueda para encontrar un espacio que resultara viable para la prolongación de la actividad cultural de Chamula, que involucra a decenas de artistas locales y de la región. La movida se hizo masiva bajo el hashtag #PORUNESPACIOPARACHAMULA.
Había ciertas condiciones, claro. Una de ellas, que el lugar los mantuviera en Pueblo Nuevo. "Porque cada colectivo artístico, cada espacio cultural, se va consolidando en una zona. Y así como en el Provincial está Macondo, nosotros estamos arraigados en esta zona de Pueblo Nuevo", evaluaba Laura Tropea mientras gestionaba para obtener una propiedad estatal en préstamo. Sin embargo, las respuestas que esperaban nunca llegaron y por eso, la actriz admite ahora estar "un poco desilusionada de las cuestiones políticas, que no contemplan políticas públicas para la cultura".
Nuevo edificio
A fines de diciembre, finalmente Chamula pudo firmar el contrato de locación de una propiedad ubicada en Maipú 3756. Sus miembros pidieron una semana más de permanencia en la calle Dorrego, que les fue concedida. Había "muchísimo para desalojar, desarmar y trasladar porque la realidad es que todo lo que había en Chamula lo habíamos hecho nosotros".
Así, trasladaron aberturas, la estructura de chapa y hierro que integraba el fondo del tinglado, los escenarios, las gradas… Paulatinamente, el nuevo edificio tuvo conexión eléctrica y más tarde, incorporó el servicio de Obras Sanitarias, con lo que se pudo iniciar la limpieza.
"Hay mucho, mucho por hacer, mucho por arreglar", pero no hay ingresos, ya que "la situación es complicada para organizar eventos, que además requieren de protocolos" que todavía no se está en condiciones de cumplir.
Por eso, la gente de Chamula propuso a sus seguidores a través de las redes sociales adherir a una campaña de socios que aportan 100 pesos mensuales, la mayoría a través de Mercado Pago. "Lo largamos hace muy poquito y la gente está interesada, se va sumando y creemos que eso nos va a ayudar mucho a solventar el alquiler, cuyo valor, claro está, no es menor. En simultáneo, "estamos haciendo comidas y las ofrecemos por el mismo medio: preparamos prepizzas y nuestros clásicos chapatecos", estos últimos el sello distintivo del emprendimiento.
Mañana sábado "vamos a trabajar en el espacio. Queremos pronto poder re abrir para los/las/les talleristas, para artistas. Queremos armar nuevamente la biblioteca popular", aseguran desde su página de Facebook. E invitan a quienes "quieran pasar a dar una mano, a conocer, a interiorizarse sobre la manera de aportar mensualmente,los/las/les esperamos. Con todos los protocolos y cuidados".
Al HCD
"Decidimos salir a alquilar porque la otra opción era cerrar y en realidad, nos angustiaba mucho tirar por la borda tantos años de trabajo", asumió después Laura Tropea al respecto.
"Porque Chamula es un referente de la cultura olavarriense; la gente así lo ha considerado. Lamentablemente no le pasa lo mismo a quienes tienen que garantizar el derecho al acceso a la cultura", consideró. Y admitió "estar un poco desilusionada de las cuestiones políticas. Entiendo el contexto que está pasando el mundo, pero parece que el último eslabón de los laburantes, siempre es el trabajador cultural, el artista".
Y, continuó, "los espacios como Chamula, como Insurgente son espacios que garantizan también el acceso al trabajo a los artistas, sea por espectáculos o por talleres. Y acá hemos demostrado que son muy necesarios".
Entonces, la falta de políticas públicas para la cultura "nos provoca mucha angustia e impotencia", pero "sabemos que capacidad de trabajo tenemos, somos autogestivos, y todos los que estamos aquí somos artistas pero también trabajamos de otra cosa porque no nos alcanza y postergamos mucho tiempo de ese trabajo personal para poder sostener este proyecto. La gente eso lo sabe y así lo entiende".
La idea es, de acuerdo con las palabras de Laura Tropea, "seguir reclamando al Estado algún tipo de apoyo. Consideramos que la cultura no es partidaria: Chamula se ha posicionado como uno de los referente de la cultura olavarriense y como tal, merecemos algún tipo de apoyo (oficial)". Aunque los espacios culturales se diferencian entre los que cuentan con un espacio propio y los que no, algunos podrían unirse para llegar hasta el HCD y pedir a los diferentes bloques que contribuyan con alguna propuesta "real y concreta" que lleve alivio a los emprendimientos de esta naturaleza, finalizó la artista.