Cinco años de un día histórico: "estas historias no tienen finales felices"
Si el país se conmovió el 5 de agosto del 2014 con la aparición del nieto de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y símbolo de la lucha por la restitución de los niños apropiados por la dictadura militar, para Olavarría la noticia fue doblemente conmovedora, ya que el joven es Ignacio Hurban, un reconocido pianista y compositor de nuestra ciudad, además de director de la Escuela Municipal de Música.
Y de infinidad de definiciones que no alcanzamos a describir, aunque podríamos decir que recientemente fue distinguido por el Senado de la Nación con el premio "Expresarte" por su compromiso con su "por su valiente testimonio de vida ligado a la expresión artística en libertad".
Apenas conocida la noticia, en las primeras horas de la tarde, una mezcla de sorpresa y emoción desbordante invadió los ánimos de muchos olavarrienses que conocían a "Pacho" Hurban pero nada sabían sobre la posibilidad de que fuera hijo de desaparecidos.
Salvo las personas más cercanas al talentoso artista, todos desconocían que había dado los primeros pasos para tratar de develar el misterio de sus orígenes.
Versiones provenientes de su entorno daban por seguro que fue su pareja quien lo convenció de acercarse a la Conadi, desde donde lo derivaron al Banco de Datos Genético para practicarse los exámenes de ADN.
Cinco años después, Pacho lo recordó también en sus redes sociales con un compilado de fotografías de aquel día.
Un aluvión de emociones volvieron a impactar en las pantallas. Mensajes, menciones, alegrías, lágrimas, emoticones y una respuesta. "No es un final feliz. Estas historias no tienen finales felices. En todo caso una puerta a otra cosa, una puerta a otra vida y allí se pueden construir cosas buenas también".