El riesgo de deshidratación aumenta en aquellas personas con factores de riesgo cardiovascular que toman diuréticos o algún tipo de medicación para regular la presión arterial, porque suele producirse un aumento imperceptible de la pérdida de líquido a través de la transpiración. En estos casos se recomienda concurrir al médico para regular la medicación durante los meses de verano.

¿Cómo se manifiesta la deshidratación? Las señales de alarma a tener en cuenta son: orina oscura y escasa, menor frecuencia en ir al baño, boca pastosa, piel seca, mayor cansancio y alteraciones en la presión arterial.

La única manera de hidratarnos correctamente es tomando agua. Lo ideal es beber dos litros por día, además de infusiones. Se recomienda evitar las bebidas alcohólicas, gaseosas, energizantes o con alto contenido de minerales.

Es importante además reducir la ingesta de alimentos ricos en sal, lo cual es responsable de muchos problemas de salud, no sólo relacionados con las enfermedades cardiovasculares, sino también con la insuficiencia renal, la osteoporosis o el cáncer de estómago.

En cuanto a la actividad física, nunca es recomendable suspenderla, pero con altas temperaturas se recomienda esperar a que baje el sol en caso de ejercitarse al aire libre y, si es necesario, reducir la exigencia.