"Tengo miedo en todo momento, el simple hecho de pensar en contagiarme o contagiar a mi familia produce cierto estrés, pero tomo todos los recaudos necesarios. Llego a casa, entro por el garaje, dejo todo lo que traiga del Hospital ahí, lo rocío con agua y cloro. Entro a casa derecho a bañarme sin saludar a mi marido o los nenes. Recién después de todo eso puedo relajarme. Es un poco agotador todo, pero es algo que tenemos que hacer". Las palabras son de Lorena Mansilla, Licenciada en Enfermería que trabaja en la Unidad Coronaria del Hospital Municipal.

En medio de la pandemia, ella es una de las tantas trabajadoras y trabajadores de la salud que están en primera línea. Y, claro está, su vida cambió desde que el Covid-19 empezó a ser noticia dentro de las fronteras nacionales.

La pandemia también obligó a modificar la rutina de Claudia Iturralde, empleada de la Farmacia Alvarez de nuestra ciudad; del fotógrafo de EL POPULAR Medios, Claudio Martínez; y del Sargento Primero de la Unidad N° 38 de Sierra Chica, Néstor Vicente.

Sin dudas, este Día del Trabajador que se celebrará hoy es especial para ellos. Salir de casa en plena pandemia no es nada sencillo. Por eso, cuentan a este Diario cómo viven esta situación, qué sensaciones tienen y de qué manera se cuidan.

"Acá nos sentimos muy cuidados"

Máscara facial o barbijos, guantes, vidrios protectores, higiene con alcohol en gel entre transacciones, un dispenser de alcohol en gel al ingreso, para los clientes y la entrada de a tres persona por vez. Este es el protocolo dispuesto en la Farmacia Alvarez para prevenir los contagios. "Son las pequeñas medidas que tomamos y creo que la clave para evitar contagiarnos es tratarnos como si todos fuéramos portadores", resume el dueño del tradicional comercio del rubro, Jorge Alem.

Con él trabaja Claudia Iturralde, quien desde hace 12 años forma parte del staff de empleados. Para ella y sus compañeras, el decreto que obligaba al aislamiento preventivo no modificaba sus vidas, pero sí la pandemia.

"Al principio era un preocupación tener que salir a trabajar. Pero a medida que pasaron los días, al ir implementando algunos cambios, nos fuimos relajando. Sí me preocupa desde el lugar del cuidado propio y el de los clientes, por eso hacemos las cosas lo mejor posible", dice.

A Claudia le encanta su trabajo, poder ayudar y atender al público la hace sentirse cómoda. Sin embargo, "es una tarea en la que no te podés equivocar y la sensación en este momento es que hay que estar muy atenta".

En los últimos 35 días "se han implementado muchos cambios. Fuimos haciéndolos gradualmente. Primero pusimos distancia, después comenzamos a atender por ventanilla, ahora estamos con todo el mostrador cercado con vidrios, siempre con barbijos, máscara y guantes".

La atención al público es una de las tareas en la farmacia. La otra, que lleva mucho tiempo y dedicación es la desinfección de toda la mercadería que ingresa, "recibimos todo en cubetas, las cuales no ingresan a la farmacia, tampoco bolsas. Todo se pasa a cubetas propias y desde ahí se desinfecta cosa por cosa. Hemos armado un protocolo, por decirlo, y todos lo respetamos. Acá nos sentimos cuidados desde el primer día".

Claudia comparte su trabajo con otras siete personas. "Hemos cambiado el horario para reorganizarnos. Estamos de 8.30 a 18, en turnos rotativos. Fue un punto que nos pareció muy bien porque a la tardecita- noche no circulaba mucha gente y de esta forma hacemos apoyo a las farmacias de turno que quedaban de 12.30 a 16 y se saturaban".

Un cambio hasta en las simples cosas

"Nosotros supimos desde el primer momento que éramos una de las profesiones exceptuadas por el Poder Ejecutivo para esta cuarentena", expone Claudio Martínez desde su rol de fotógrafo de El Popular.

Cuenta que "durante los primeros días, el desconocimiento más que nada que había respecto a esta pandemia acerca del impacto que podría llegar a provocar nos generaba cierta preocupación. Estábamos un poco asustados por todo lo que estaba pasando en Europa así que lo vivimos con un poco más de tensión y con muchísimos cuidados, con más nerviosismo. Me parece que estábamos más sensibles frente a esta situación".

Con dos hijos adolescentes y una esposa que está dentro del grupo de riesgo por su diabetes, "yo soy consciente que tengo que mantener absolutamente todos los cuidados", sintetiza el fotógrafo.

En este contexto, durante su labor diaria el barbijo y el alcohol en gel se han transformado en objetos casi tan imprescindible como su cámara de fotos. A eso suma antiparras "porque dicen que el virus puede ingresar por el lagrimal" y, en caso de tener que manipular algo, se coloca los guantes de rigor. "Trato de extremar las medidas de higiene para evitar que el virus pueda entrar en mi casa".

Su rutina cambió casi por completo. "Incluso soy quien hago los mandados de la casa, los trámites y cuestiones que tienen que ver con la farmacia, ya que mi esposa es insulina dependiente".

Entrar en su casa se ha transformado en un verdadero ritual. "En pasillo de entrada tengo un trapo de piso bien húmedo con lavandina, me saco calzado ahí, me pongo otras zapatillas para estar adentro, dejo la campera, todo en el pasillo. Mi nena (Alejandra, de 13) me va abriendo puertas del baño, las canillas del lavamanos para que no toque nada cuando llego del exterior. Ella siempre es de abrazarme y colgarse a mí cuando llego a casa y ahora estamos evitando a eso. Una vez que salgo del baño, que me baño y demás sí tenemos ese contacto".

Sin dudas, la pandemia ha modificado muchas cosas para Claudio. "Ha cambiado en muchos aspectos, yo antes casi nunca hacia mandados, ahora con todo esto tengo que hacer absolutamente todo; eso me enseño muchas cosas que desconocía. Nunca tuve en cuenta los precios, ni siquiera sabía cuánto se gasta en comer, es impresionante. Lo descubro ahora".

Desde su rol, Claudio remarca que "hay algo importante que es que nosotros pertenecemos a un medio de comunicación y estamos permanentemente haciendo hincapié en la importancia de tomar recaudos y medidas de seguridad e higiene. Esto nos hace sentir un poco en la obligación de tener que dar el ejemplo también cuando estamos en la calle o en una conferencia de prensa o cubriendo alguna noticia. Cualquier persona que nos vea trabajando como parte de un medio de comunicación tiene que ver en nosotros también que adoptamos todas las medidas de seguridad que pregonamos a través del medio".

Prevención al 100%

Néstor Vicente es Sargento Primero y se desempeña desde hace una década y media en la Unidad 38 de Sierra Chica. Trabaja en la guardia de seguridad exterior, en las garitas que se ven por encima del tejido de la unidad carcelaria.

"En un principio soy un pesimista informado", se autodefine. "Nos empezamos a preocupar con lo que venía pasando en otras partes del mundo. Lo había hablado en mi casa ya antes de que empezáramos a tener el virus en nuestro país porque me preocupaba la situación".

Néstor es otro de los trabajadores que se expone al virus cada vez que sale de su casa, aunque Olavarría transite este período de manera más tranquila respecto de grandes ciudades.

"En el Penal ahora se está hablando mucho del tema de seguridad por los casos que se registraron de sublevación o pequeño motín por parte de los internos para reclamar por la posibilidad de irse".

Más allá de estas cuestiones puntuales de su profesión, "en la Unidad se ha trabajado mucho. He sido muy crítico con la Jefatura y con los organismos superiores porque somos un recurso humano. Desde hace un tiempo, quizás por la presencia de la Jefatura en la Unidad, la dedicación y el trato hacia nosotros ha sido muy distinta a lo normal: se han ocupado y preocupado por nosotros, por el bienestar y para que estemos equipados con todo lo necesario".

En este contexto, "se han tomado muchas medidas desde que comenzó la pandemia. En la Unidad hay muchos protocolos, nos tenemos que manejar todo el tiempo con barbijo, se ha incrementado muchísimo el tema de la higiene y solamente ingresa al Penal el personal que trabaja dentro de la Unidad y los Jefes, a no ser que haya un conflicto o algo de mayor gravedad".

Llegar a casa después de un día de trabajo es aliviador, pero con el cumplimiento estricto de algunos pasos indispensables para asegurar la prevención de un posible contagio dentro de la familia. "Llegar a casa lleva trabajo también. Paso por el garaje y voy hasta un lavadero que tengo afuera de casa. Antes de ingresar al garaje me descalzo los borceguíes. Hoy tengo que volver de noche, entonces dejo la ropa al sol y si no la meto en el lavarropas con el lavado a 60 grados de temperatura. El bolso con mis cosas lo dejo al sol", describe.

La extrema preocupación de aquellos primeros días de pandemia se relajó un poco en Néstor Vicente, aunque las medidas de prevención siguen siendo algo primordial en su vida diaria.

En primera línea

Relatos desgarradores y preocupantes, experiencias de vida verdaderamente movilizadoras... Los medios de comunicación no han dejado de difundir lo que implica trabajar en el área sanitaria con mensajes de aquellos trabajadores de los países más comprometidos con la pandemia. En Argentina, casos extremos de esta naturaleza no forman parte de la actualidad. Una cuarentena sostenida y temprana ha permitido que el sistema sanitario no colapse y que la pandemia se transite con más tranquilidad.

Este panorama se vive en el Hospital de nuestra ciudad. Lorena Mansilla es Licenciada en Enfermería y trabaja en la Unidad de Cuidados Coronarios (UCO). Tanto allí como Terapia Intensiva "son dos servicios que están tranquilos dentro de todo. Solo en terapia intensiva hubo dos o tres casos sospechosos de Covid que por suerte dieron negativo", cuenta.

Sin embargo, cada día es asumido con miedo. Es el temor propio a contagiarse, absolutamente lógico. "Más allá de eso, nos cuidamos con todos los pacientes como si fueran posibles Covid, ya que puede haber personas contagiadas y que no tengan síntomas", explica.

Regresar a su casa es "absolutamente agotador". Con medidas de seguridad e higiene estrictas, Lorena tarda un buen tiempo en poder abrazar a sus hijos pequeños.

"Es muy complicado relajarse en esta situación. Estamos esperando ver qué sucede, cómo sigue todo esto, si el pico llega o no y cómo vamos a actuar si esto se desborda", asume Lorena.

Sin embargo, aún imaginando el contexto más complicado en ningún momento esta profesional se planteó sobre la elección de su profesión. "Esto es lo que me gusta, me toca ahora estar en este lugar. Jamás pensé en replantearme esto que elegí para mi vida laboral".

Ella tiene que salir de casa, tiene que asistir a los pacientes, cumplir con aquello para lo que se formó durante años. Desde ese lugar, Lorena agradece a quienes tienen la posibilidad y se quedan en casa, y también al hecho de que "hubo tiempo y sigue habiendo tiempo para prepararse. Eso es muy importante".