Frazadas, ropa de abrigo y calzado. Pero sobre todo alimentos, y mayoritariamente leche para los más chiquitos. Esos son los pedidos que, casi cotidianamente, se repiten y van in crescendo en las Cáritas de las diferentes parroquias locales, por lo menos las consultadas por EL POPULAR para esta nota. De todas ellas, la única que se diferencia es la institución de la capilla Inmaculada Concepción, del barrio Coronel Dorrego, donde, dicen "la situación es igual desde hace 15 años" y analizan que "tal vez (la gente) requiera de otras oportunidades" que no se relacionan exclusivamente con lo económico.

En cambio, en Monte Viggiano, Santa Isabel y San Cayetano admiten que las necesidades son crecientes y que aumenta al mismo ritmo el número de quienes solicitan asistencia para subsistir. De allí que en la comunidad franciscana que se ubica del otro lado del arroyo Tapalqué se esté planificando una megaferia de usados que se extenderá por varios días.

Respecto de las necesidades, idéntica realidad describió la semana pasada, ante este Diario, el referente de Red Solidaria Olavarría, Ramón Leguizamón, quien salió a pedir públicamente ayuda para dar respuesta a quienes "se caen" del sistema, a raíz de quedar desocupados o superados en sus economías hogareñas por una inflación que no cede.

Pan que "vuela"

"El pan ´vuela´... ¿Cuánto repartimos? Depende del día, pero suelen ser 4 ó 5 bolsas de harina, que deben contener unos 30 kilos de pan cada una... En promedio, no son menos de 100 kilos por día", calcula "Chichí" Nardín desde la organización creada por fray Romeo Musaragno y considerada un termómetro de la realidad social. Ahí nomás, en la Cáritas pegadita al santuario de Monte Viggiano, en Dorrego al 2200, atienden a los necesitados los lunes, miércoles y viernes, entre las 8 y las 12, y entonces reparten ese alimento básico.

Allí, las dificultades generadas por una crisis socioeconómica de proporciones, se sienten cada vez más. "Gracias a Dios que tenemos la ayuda de la Municipalidad y de 4 ó 5 personas que contribuyen y con eso podemos solventar gastos, pero es mucha la necesidad que hay".

La voluntaria admite que "son muchos los que están en situación de calle; numerosa la gente ´nueva´ que llega desde distintos puntos de la ciudad; gente que vive de changas, que está sin trabajo" y que "nosotros tratamos de ayudar como podemos, porque a los alimentos, que ya son un requerimiento en sí mismo, ahora con la llegada del frío se suman el abrigo, las mantas y frazadas".

"Estoy sola con los chicos y la comida no me alcanza" tal vez sea una de las frases más escuchadas en ese recinto contiguo al templo, donde cada jornada de atención arranca con un desayuno calentito para quienes no poseen un hogar y aprovechan el lugar también para tomar un baño reparador, o los que llegan a buscar el pan, sumándole a veces "los menudos de pollo, los fideos y el tomate para elaborar un guisito, por lo menos".

Cáritas Monte Viggiano asiste con una bolsa mensual conteniendo alimentos a 108 familias. Sin embargo, "todos los días tenemos 4, 5 y hasta 10 persona pidiendo comida. Y si bien hay 8 Cáritas en Olavarría, y estamos divididos por sectores, siempre hay gente que viene de otro lado, diciendo que no tienen ese día para hacer la comida. Y dentro de nuestras posibilidades, los estamos atendiendo a todos; claro que tenemos gente que nos ayuda, que, como dice el lema, nos ayuda para ayudar", admite Nardín, conociendo que las condiciones de necesidades crecientes se perciben también en otras instituciones hermanas.

¿De dónde llegan quienes piden ayuda? "Vienen mujeres caminando, con uno o dos hijos de la mano, o llegan en bicicleta, desde más allá de la avenida La Rioja, desde los Palos de Colores", describe Nardín.

Lo cierto es que para recolectar fondos que permitan aliviar de alguna manera tantas necesidades, organizan una megaferia que se prolongará a lo largo de cuatro jornadas, entre el 21 y el 24 del corriente inclusive entre las 14.30 y las 18.30. Será en el salón de la capilla San Isabel, en Buchardo y Pourtalé, donde se ofrecerán ropa usada en muy buen estado, calzado y accesorios destinada a recaudar fondos para adquirir alimentos, que luego serán repartidos entre los cuatro entidades que dependen de la parroquia San Francisco.

"Nosotros no recibimos más ayuda que el subsidio mensual de la Municipalidad", encuadrará Lidia Spínola, precisamente desde Cáritas Santa Isabel. Allí contabilizan 60 familias a las que asisten mensualmente, aunque las planillas denuncian un centenar, porque van sumando "gente nueva, gente que viene a pedir porque no llega a darle de comer a los chicos, gente sin trabajo, a la que ya no le dan esa changuita con la que compraba el pan, que encima ahora se fue a 75 pesos", una suma que parece inalcanzable para muchos.

"No damos abasto. El año pasado terminamos ´a gatas´ con la mercadería, y pensamos que éste no íbamos a entregar comestibles. Pudimos arrancar porque la Municipalidad nos facilitó algo y vamos recolectando como podemos, con la venta de ropa que realizamos los miércoles desde las 15. Antes poníamos dinero de nuestros bolsillos, pero ahora, con jubilaciones de 10 mil pesos, tampoco nos lo podemos permitir. Y después de la bolsa, son muchos los que vienen para reponer, para reforzar alimentos" los lunes y jueves, cuando se atiende en el horario de 14.30 a 17.

La nota completa en la edición impresa del diario EL POPULAR de este miércoles