Corim: las herramientas virtuales que "llegaron para quedarse" en la educación
Con sus puertas cerradas debido a la cuarentena y a las medidas de aislamiento social preventivo, Corim se enfrentó al desafío de garantizar los procesos de aprendizaje de sus estudiantes de manera no presencial. El balance de un año de obstáculos, reinvención y proyectos cumplidos.
Desde hace 53 años, Corim es parte de la comunidad de Olavarría. En su sede de Vélez Sarsfield 3028 se encuentra el área de Atención Temprana del Desarrollo Infantil, que comprende a los niños de 0 a 3 años. Este servicio se extiende a las unidades sanitarias, hospital municipal, jardines maternales, neonatología y maternidad. También se realizan proyectos de inclusión para niños en la etapa inicial (jardín). Además, funciona el Jardín Terapéutico y el Apoyo Pedagógico, sobre todo con niños con Condición del Espectro Autista.
Por otra parte, en Aramburu 845, funciona el Nivel Primario y CFI, que realizan junto a niños, jóvenes y adultos diferentes actividades pedagógicas, desde folklore, natación y música hasta habilidades básicas para desarrollarse dentro del mundo laboral.
Para poder llevar adelante estos procesos de la mejor manera, resulta de suma importancia que los estudiantes concurran a las dos sedes de Corim, o que los docentes puedan visitarlos en las escuelas y jardines donde realizan sus propuestas de inclusión. El año pasado, la presencialidad en las instituciones educativas se vio interrumpida, por lo que desde Corim debieron poner en práctica nuevas estrategias para garantizarle a los niños y jóvenes que forman parte de su comunidad, una continuidad en su educación.
Pandemia y educación
"Inmediatamente después de decretada la cuarentena, se organizaron los recursos humanos necesarios. Se formó un grupo de docentes de la institución, de todas las áreas que abarcan el proceso de aprendizaje de los estudiantes, para garantizarles la continuidad", explica Graciela Mendoza, directora de Corim.
Tal y como ocurrió en la educación común, Graciela cuenta que se realizaron reuniones por Zoom con los Inspectores Jefes y con el director de la Modalidad Especial a nivel provincial, quienes "nos orientaban y apoyaban en este momento lleno de incertidumbres, principalmente cuando surgía la pregunta de cuándo se volvía a las aulas, algo que solicitaban tanto padres como docentes", cuenta la directora de Corim.
Además de estas reuniones específicas, "hubo distintos conversatorios, capacitaciones virtuales en donde se compartía con miles de docentes de la provincia el trabajo inédito que se estaba realizando. Las estrategias que en cada región se implementaron según las necesidades de las familias y los recursos disponibles", señala Graciela.
Para asegurarse que cada estudiante pudiera continuar su proceso de aprendizaje, "realizamos reuniones durante todo el año a través de las distintas plataformas tecnológicas, para llegar a cada una de las familias de los estudiantes, según la conectividad o los recursos tecnológicos que disponen", explica Mendoza.
Estos encuentros les permitieron a los docentes de Corim, a medida que transcurría el año, "ir ajustando acciones, pensando nuevas estrategias, de acuerdo a lo que transmitían las familias, al ánimo de los estudiantes que perdieron sus rutinas de asistir a la escuela y de forma presencial a los consultorios de fonoaudiólogas, psicólogas, terapistas ocupacionales, psiquiatras", según lo que relata la directora de la institución. "No olvidemos que para nuestros niños fue mucho tiempo de estar únicamente en sus hogares, sin siquiera poder caminar por el barrio. Fue muy difícil contenerlos para sus familias, que tienen una lista de actividades sociales y culturales como cualquier otra", señala Graciela.
Repensar y reforzar la enseñanza
Sin embargo, esta pandemia también trajo la posibilidad de repensar la manera de enseñar y acompañar a los estudiantes de Corim. En palabras de Mendoza, "la evaluación también es parte de la enseñanza, y este momento inédito resultó central para revisar y fortalecer las propuestas pedagógicas desplegadas y para alcanzar una mejor organización de las actividades docentes, estudiantes y familias".
Entre los aspectos favorecedores que rescata la docente, se encuentra la rápida incorporación de las plataformas tecnológicas a los dispositivos de los docentes y las familias, y de las nuevas aplicaciones que "llegaron para quedarse en el sistema educativo", según Graciela. Otros puntos que señala son el trabajo en equipos, las intervenciones que se ajustaron a las diferentes necesidades, el compromiso de todos los actores en la participación de las reuniones virtuales, y el asesoramiento y acompañamiento en el uso de nuevas aplicaciones tecnológicas por parte de docentes que estaban más capacitados a las familias y a sus compañeros.
La directora también rescató que existió una comunicación fluida a lo largo de la cuarentena tanto con los jardines de infantes donde hay propuestas de inclusión, como con las inspectoras, los profesionales particulares de los estudiantes, las unidades de atención sanitaria, y los jardines maternales.
Además, recalcó que todo el año hubo un "acompañamiento y empoderamiento hacia los padres que recibieron un diagnóstico en medio de la pandemia. Se aprendió a acompañarlos virtualmente y a conocer sus hijos a través de los videos, las videollamadas o el Zoom. Se pudo realizar un monitoreo continuo de los niños y su entorno, de sus necesidades, de los apoyos con los que cuentan y los que necesitan", sostiene Graciela.
"Conformamos un equipo de trabajo amplio, sumando diversos actores de la comunidad, que creen firmemente en la enseñanza y en la igualdad como punto de partida. En todo momento se observó la solidaridad entre docentes de esta institución, de otras locales y de la región", celebra Mendoza. De esta manera, a través del trabajo en conjunto, se logró "la construcción colaborativa de Propuestas Pedagógicas de Inclusión, realizar actividades, enviar tutoriales explicativos a las familias, videos, valoraciones, e interpretar juntos los protocolos a seguir para la entrega de alimentos y para los actos en los casos que pudimos realizarlos. Este año tuvimos 20 egresos", explica Graciela.
Un año de obstáculos
Durante el año pasado, aparecieron diversos problemas y trabas extra para las familias que forman parte de Corim. "Algunas familias tuvieron dificultades con la conectividad, carencias de insumos tecnológicos que les garanticen el acceso igualitario a las propuestas virtuales. También se observaron dificultades en la organización familiar para realizar las tareas, preocupación e incertidumbre por la falta de empleo en tiempo de pandemia. Desde la institución entregamos el bolsón de SAE, que proviene del Consejo Escolar y se entregaba en la sede de Corim, respetando los protocolos", enumera la directora de la institución.
Corim no cobra cuota a sus estudiantes, ya que es una institución sin fines de lucro. "El año pasado no pudimos contar con el aporte del Bingo de Mariano Moreno, no pudimos organizar la Maratón que fiscaliza el CAVO ni las ferias de artesanos o de ropa, y eso impactó mucho en nuestra economía. Pero tuvimos la oportunidad de ser beneficiarios del redondeo solidario de empresas locales y aportes particulares de quienes se acercaron desinteresadamente al establecimiento", evalúa Graciela.
También señaló que en noviembre la Municipalidad "nos ofreció 100 bonos por el aniversario de la ciudad, y muchos padres y docentes pudieron venderlos para así pagar el servicio del gas en las dos sedes con las que contamos. Además, Open Sport y Treep nos acercaron 30 cajas navideñas para distribuir entre las familias".
La directora hace un llamado a la comunidad para realizar una obra pendiente en la sede del barrio Los Robles, donde es necesario comprar y colocar una puerta de doble hoja que comunique la sede con el salón de usos múltiples, y así permitir que los alumnos puedan utilizar los baños de este espacio.