Esa "alegría" indescriptible en este momento que el monstruo empieza a dar señales de vulnerabilidad es compartida por toda una ciudad, aunque no habrá lugar para subestimaciones hasta tanto llegue el momento más anhelado de todos, cuando la Organización Mundial de la Salud anuncie el final de esta pesadilla.

Aun así, hay otra arista de la COVID que seguirá demandando la atención de las autoridades y los profesionales de la salud: los efectos a corto y a largo plazo, las secuelas físicas y psquiátricas que ha dejado en muchos pacientes que la padecieron, para los que ya nada volverá a ser como era.

Esto es día a día, y según un informe de la Fundación Favaloro se siguen anunciando descubrimientos sobre las secuelas que pueden quedar en aquellas personas que contrajeron alguna de las variantes del virus SARS-CoV-2.

Sobran hipótesis y estudios, no obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que una de cada 10 personas que superaron la COVID-19 siguen presentando secuelas semanas y hasta meses después de haber sido diagnosticados.

Los datos recabados en el post COVID para estudio con un universo de 400 pacientes, entre abril y julio, mostraron que los síntomas físicos de consulta más frecuentes son disnea (19%); fatiga (10%); tos (7%); palpitaciones (6%) y dolor torácico (5%).

En el caso de los síntomas neurocognitivos y psicológicos que derivaron en consultas de pacientes que tuvieron la enfermedad, los más recurrentes fueron alteración de la memoria, pérdida de la capacidad de concentración y ansiedad/depresión.

El doctor Adrián Giorgio, prominente cardiólogo olavarriense de origen azuleño analizó la vida después de la COVID.

"Las peores secuelas de esta enfermedad son las psiquiátricas. Es tremendo. Se ve en los pacientes tristeza, angustia, ganas de llorar, pánico, depresión en los grandes y en los chicos. Además, estuvimos recluidos mucho tiempo, y el hombre es un ser gregario, no puede vivir aislado. No es un peludo, no sirve para estar encerrado, aislado; debe vivir en comunidad" comentó.

Se refirió también al temor a la delación que produjo esta pandemia.

"Faltó información y se le metió miedo sobre el miedo a la gente, y en ese sentido las falsas denuncias también han hecho mucho daño en la salud. Se cerró el país sin un plan B. Nueva Zelanda e Israel, por ejemplo, cerraron sus fronteras y adentro siguió una vida normal" relató.

"Un plan de Estado -sostuvo- no debe involucrar sólo a la infectología y la epidemiología" consideró.

El doctor Giorgio puntualizó que "se vieron cerebritis. Eso implica trastornos psiquiátricos, trastornos visuales, trastornos auditivos, vértigo, sordera súbita. Hay mucha gente que quedó sin olfato, en otros subsisten los trastornos en el gusto".

Otros datos del post COVID que mencionó fueron "la detección de fibrosis pulmonar; por trastornos renales hubo gente que terminó en diálisis; hepatitis, y hasta vi casos de orquitis, que es la inflamación de los testículos, como si se tratara de un paciente con paperas".

Describió "un síndrome neurológico que ataca a los nervios periféricos y le impide al enfermo mover los miembros inferiores. Se llama ‘síndrome de Guillain Barré’, un compromiso motor y no sensitivo. Lo observamos en un joven de 30 años que estuvo internado en la Unidad Coronaria del Hospital, lo sometimos a un tratamiento específico y evolucionó bien".

"Impresionante" calificó a las secuelas de la enfermedad para su especialidad, la cardiología. "Apareció lo que denominamos ‘infarto - COVID’ como consecuencia del aumento de la coagulación sanguínea. Se forman trombos en las coronarias y derivan en un infarto" describió.

"Vemos arritmias por COVID y lo más común es la miocardiopatía dilatada o miocarditis, que padecieron por ejemplo Edwin Cardona y Leo Ponzio. Se inflama el miocardio, pierde fuerza al músculo y se dilata el corazón" alertó.

Ante cuadros de este tipo, el doctor Giorgio (aficionado al rugby) reveló que la Unión Argentina de Rugby (UAR) hizo un "apto COVID" para todos los rugbiers que entren a una cancha en los certámenes que organiza.

Dentro de ese universo deportivo esta crisis sanitaria también produjo sus secuelas.

Muy cercano al rugby de Estudiantes, verificó "lesiones deportivas, musculares o articulares. Se vio mucho en el fútbol profesional, y era lógico, que se desgarraban muy a menudo después de estar tanto tiempo quietos".

Las perspectivas en los que arrastran secuelas por COVID no son fáciles medir ante la carencia de evidencia empírica en una patología tan nueva.

"En medicina pueden pasar tres cosas: que vaya peor, que siga igual o que se mejore parcial o totalmente. Hemos visto de todo" confesó.

En lo más impactante de su relato, marcó que "la sangre de un enfermo de COVID era una sangre ennegrecida, como si fuera una morcilla. Es hipercoagulable la sangre de esta enfermedad y se hacía como un chorizo en la jeringa".

La irrupción de esta enfermedad también alteró la rutina sanitaria: "Por la COVID se dejaron de hacer ablaciones y trasplantes de órganos, hubo fallos en la organización del sistema sanitario, y arrojó consecuencias sanitarias que provocaron más muertes que la pandemia propiamente dicha".

"La gente se dejó de controlar con cuadros de cáncer, hipertensión, diabetes, enfermedades coronarias. Un paciente con un problema coronario que no pudo ser intervenido durante la pandemia quizás terminó muriendo" indicó el doctor Giorgio.

"Una enfermedad de tres vasos se debe operada y eso se demoró mucho, como también aconteció con cateterismos, hemodinamia, cirugías valvulares, hernias que no se operaban. Los abuelos que no podían salir de un geriátrico para hacerse un control médico también la pasaron mal. La abuela de mis hijos, con 90 años, hace dos que no puede ver a un médico" confesó el doctor Giorgio.

"Controles de embarazo no había, y algunos se complicaban; control de niños no había y se complicaban. En el caso del cáncer, si se deja avanzar en seis meses provoca la muerte, y se ha muerto gente por no recibir la quimio. Hay una historia natural de las enfermedades, que es lo que pasaría con una enfermedad librada a su evolución natural" explicó.

En un nosocomio local falleció una joven de 25 años por estas alteraciones en la aplicación de la quimioterapia contó el prestigioso cardiólogo olavarriense.

Como efecto colateral de la pandemia mencionó a tantos que perdieron su trabajo, y apeló a una cita autorreferencial: "Tuve la suerte de que Germán Caputo se la jugó y me operó, y ‘Lucho’ Di Carlo me abrió el consultorio. Tenía una prótesis de rodilla, operado en pandemia y siendo esencial me cerraron el consultorio un mes y medio. Me fundí; tuve que vender una bicicleta para poder pagar el alquiler".

"Me incorporé al trabajo en agosto de 2020, me sumé al Hospital en octubre" recordó.

Según el doctor Giorgio hubo muchos perdedores de distintos sectores en esta tragedia planetaria, pero en el sistema de salud algunos se vieron beneficiados, como tantos otros sectores en la economía capitalista.

Al respecto, citó que "en esta pandemia las que hicieron fortunas fueron las prepagas y las obras sociales, porque durante muchos meses nadie se atendió".

Las fases, según pasa el tiempo

El doctor Enrique Baldessari, jefe del departamento de Medicina Interna y responsable del Programa de atención integral post COVID de la Fundación Favaloro, detalló tres fases que cambian según el paso del tiempo con la enfermedad.

COVID-19 agudo: signos y síntomas que duran hasta cuatro semanas.

COVID-19 sintomático persistente o subagudo: signos y síntomas que duran entre 4 y 12 semanas.

Síndrome post COVID-19 o crónico: signos y síntomas que se desarrollan durante o después de la COVID-19, que duran más de 12 semanas y que no corresponden a otro diagnóstico alternativo.

La "COVID-19 agudo" formaría parte de la enfermedad propia del contagio. En cambio, los otros dos grupos serían "condiciones post COVID-19".

Por su parte, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de España, las afecciones posteriores a la COVID-19 también pueden conocerse como COVID-19 prolongada, COVID-19 de larga duración, COVID-19 postaguda, efectos a largo plazo del COVID-19 o COVID-19 crónica.

A partir de julio del 2021, la COVID-19 prolongada, también conocido como afecciones posteriores a la COVID-19, puede considerarse una discapacidad según la Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades (ADA).