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El Subsecretario de Seguridad de la Municipalidad de Olavarría, Daniel Borra, abordó varias cuestiones de actualidad, pero hizo especial hincapié en un par de ellas: las fiestas clandestinas que se siguen detectando a no muchas cuadras de la Plaza Central sin solución de continuidad y la falta de compromiso por parte de propietarios de bares en el cumplimiento de las restricciones pandémicas.

"Hacemos controles todos los días y se labran actas todos los fines de semana. Hay propietarios de bares que ayudan, y mucho, y hay propietarios que dejan mucho que desear. Hay gente que no colabora en nada" disparó.

Se trata de actores reincidentes.

"Los transgresores son siempre los mismos. No salimos de dos o tres, que todo el mundo sabe. No estaría de más mas colaborar un poco" acotó Borra.

Estos serían los boliches más renombrados de esta comarca.

Las observaciones giran en torno de (entre otras cuestiones) el uso del barbijo, no superar el aforo permitido, uso de la barra (nadie puede estar apoyado allí), la obligatoriedad de permanecer sentados y que no se produzca circulación en el interior, la música baja, que no haya más de cuatro personas por mesa -salvo convivientes-, no se permite bailar y el cumplimiento del horario de cierre (desde este fin de semana a las 3 am).

Luego de la intervención de los inspectores estas causas pasan al Juzgado de Faltas.

"Tratamos de ser muy precisos en las actas, para no dar lugar a algún resquicio legal que les permita a los abogados pedir la impugnación de estas actuaciones y se caigan los procedimientos" marcó Borra.

"A todos nos gusta ganar plata, pero necesitamos que actúen en bien de la población y más en un momento tan delicado como el que estamos atravesando. O no lo toman en serio, o no sé qué pensar" reflexionó.

Las juntadas y las fiestas clandestinas de idéntico modo siguen mostrando la falta de solidaridad y responsabilidad de una porción de la sociedad olavarriense.

"Todo sigue igual. Había bajado un poco y volvimos a los números habituales, con un promedio de dos o tres. En la semana disminuye y los fines de semana se acrecienta. El sábado hubo dos, el viernes tres que se detectaron por el personal de tránsito, control urbano o la policía que nos avisan, pero seguramente son más" admitió.

El funcionario reveló que reuniones de quince o veinte personas pueden pasar inadvertidas, pero se habla de "juntadas" con entre treinta y setenta personas.

"La mayoría son en la Ciudad; las menos son en la zona de quintas. En las quintas seguramente van a ser en el verano, cuando el tiempo esté lindo" especuló.

"A la mayoría de los infractores se les toman los datos personales, y como dice la ordenanza vigente van todos al Juzgado y el Juzgado trabaja sobre el dueño, el encargado o quien hizo la fiesta y las personas que concurrieron" dijo.

Según Borra, en los hechos no se da el discurso de los empresarios gastronómicos, que durante la etapa más dura de las restricciones afirmaban que una mayor apertura redundaría en la baja de las fiestas clandestinas.

"Eso no se da. La ciudad es grande, los boliches están llenos, las fiestas clandestinas siempre existieron. Vamos a ver más adelante y trataremos como sea de lograr un equilibrio" prometió.

Roces no han faltado en estas actuaciones, pero sin pasar a mayores.

En otro sentido, Borra hizo también un análisis sobre la evolución de la aplicación "Ojos en Alerta" desde su puesta en funcionamiento.

"Se está trabajando con los parámetros que teníamos hasta que empezó la pandemia. Después no tuvimos la posibilidad de seguir yendo a juntas vecinales, sociedades de fomento, barrios, reuniones que hacíamos en el Municipio para brindar el servicio y colocarlo" lamentó.

"La llevamos adelante en lugares que son muy necesarios, o estratégicos, como el otro día se les dio a varios ‘Comerciantes Unidos’. Pero lo estamos haciendo muy por debajo del número de gente que podría hacerse, porque no nos podemos reunir con las personas para explicarles y darles la aplicación" dijo.

El funcionario indicó que "lamentablemente hoy son 3.000 ó 4.000 personas que lo utilizan cuando deberían ser más de 10 mil, porque con la llegada de la pandemia nos quedamos frenados. Estamos esperando que se habiliten reuniones con más cantidad de personas para que se visiten más barrios de Olavarría".

"Ojos es Alerta" es un sistema que llegó a Olavarría tras ponerse en práctica en varios municipios de la Provincia. "Nosotros tenemos un equipo en la misma sala de monitoreo y una persona las 24 horas del día" explicó Borra.

"Funciona como un WhatsApp. Se carga en el teléfono del vecino que lo solicita, a su vez estos -con autorización pertinente- pueden compartirlo con dos o tres personas, reciben un código y quedan habilitados para enviar al centro de control un audio o un video con denuncias de hechos de inseguridad" precisó el Subsecretario.

El agente comunal que recibe el llamado posee un S-10, una pantalla de dimensiones importantes y una computadora. Recepciona ell mensaje y lo deriva a un móvil que está las 24 horas en la calle, con personal policial que recorre la Ciudad.

Antes de la pandemia había un rodado circulando en los barrios de la Seccional Primera de la comisaría de la provincia de Buenos Aires y otro en los que corresponden a la Segunda.

Desde el comienzo de la cuarentena bajó el número de llamados, también la frecuencia delictiva y quedó sólo uno para "Ojos en Alerta". Son unidades blindadas, con las puertas con sus vidrios y parabrisas a prueba de balas.

"Pedidos tuvimos siempre, la gente está muy interesada en la aplicación y es una respuesta que a nosotros nos permite estar más cerca del vecino y si hay delitos graves o leves además del móvil enseguida avisamos a la Policía" destacó Borra.