Karina Gastón

kgaston@elpopular.com.ar

Reniega de la grieta y de los centralismos, no tolera las injusticias y descree de las casualidades. Aplaude a quienes tienen capacidad de consenso y dice que siempre hay margen para la esperanza, aún bajo amenazas de pandemia. Es historiadora y siente que Olavarría ocupa un eslabón clave en su línea de tiempo. Desde la "patriada" de fundar la Facultad de Ciencias Sociales en el amanecer democrático de los 80 hasta el ADN político y social que gestó a nuestra ciudad en 1913-1930 que acaba de convertirse en eBook. "La sociabilidad perdida", así se llama el libro que la doctora María del Carmen Angueira acaba de publicar en formato electrónico y en papel.

Admite que ni en sueños hubiera imaginado los bailes de su madre en Chivilcoy o el perfil contestatario de su abuelo materno espejados en la Olavarría de hace un siglo. Una búsqueda documental que la conectó con sus memorias y es disparadora de esta entrevista con FINDE que también tiene otros matices. Tanto como para recalar y no casualmente en las advertencias golpistas del ex presidente Duhalde: "Me provoca un profundo disgusto. Es muy destructivo. Así el país no puede salir adelante", dice, tajante. Habla como "sobreviviente" de la última dictadura argentina y aclara que pudo sobrellevar esos años de horror a fuerza de fe.

Con acento cordobés, voz amigable y reflexiones que dejan pensando recuerda que el Archivo Histórico Municipal, el Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría (IIAO) y el archivo del diario EL POPULAR hicieron realidad este proyecto que ha dedicado a Jesús de Nazaret.

-¿Qué preguntas sin respuesta había sobre la Olavarría de principios de siglo XX?

Me preguntaba qué había ocurrido en Olavarría desde 1880 y hasta 1930. Me apoyé en el IIAO y su material maravilloso. Hugo Ratier me decía que debía hacer algo para Olavarría, que había documentos y Rosa María Brenca, muy valorada, que dio todo por el proyecto de fundación de la Facultad de Sociales, me apoyó. Aurora Alonso también desde el Archivo Histórico. Fui descubriendo la capacidad económica de Olavarría pero más me impactó la sociabilidad, el grado de integración que tenían las asociaciones, en especial los clubes. Era reunirse y asociarse para resolver temas que hacían al lugar.

-Problemas que no resolvía la política, ¿no?

Efectivamente. Era tangencial según los intereses políticos y la inmigración fue muy importante no sólo por lo demográfico sino porque se apropiaron de los sueños, se fusionaron con los locales, se integraron. Torcuato Di Tella hablaba de amalgama social y eso tiene una expresión espectacular en Olavarría porque se relaciona con la capacidad productiva. Lo fui desentrañando y encontré una sociedad muy móvil, pujante y muy integrada a pesar de los conflictos.

-¿Cuáles eran esos conflictos?

En 1910 se discutía el precio de la cal y la explotación de la piedra con protagonismo de los pequeños y medianos productores, ligados al Banco de la Edificadora cuyo presidente también era titular de la Sociedad Rural, figura central en la historia de Olavarría. Hubo enfrentamiento pero había canales para resolverlos porque los conflictos marcaban los intereses de clases. Otro conflicto eran con los trabajadores de sastres: echaban a los que reclamaban. Yo quería trabajar los orígenes de los golpes porque Argentina se caracteriza por ser unos de los países con más golpes militares en Latinoamérica.

-¿Y ese germen estaba presente en Olavarría?

Los conservadores ya le ganaban a los radicales con algunos métodos similares pero no alcanzaron a modificar el funcionamiento interno de los partidos políticos y descubrí que no hacía falta el golpe del 30. Lo constaté en Olavarría. La comunidad estaba interesada en la democracia pero el golpe ya estaba pergeñado por un sector. Descubrí una importante presencia cívica y tiene que ver con la sociabilidad y la integración de la sociedad.

-A nivel instituciones más que en ámbitos políticos partidarios...

Claro. Los partidos tomaban como referencia lo que decían las instituciones, representando el nexo entre la élite de dirigentes y los inmigrantes integrados con todos los sectores sociales. "La Sociabilidad Perdida" es porque a medida que se avanza hacia el 30 eso cambió, se hizo más complejo y violento el enfrentamiento de intereses entre las clases sociales. Pero no se había tejido la relación con los partidos políticos. La ley de ampliación del voto abrió el protagonismo a sectores medios y populares. Luciano de Privitellio considera que el cambio es mayor durante el peronismo y otros (historiadores) trabajarán ese período emblemático sin resolver. En el peronismo tuvimos una revolución pacífica. Los grupos armados usaron al peronismo para introducir su soberbia armada.

Lo que marca

-¿Cómo y dónde viviste durante la dictadura?

Estaba en Córdoba. Había terminado la licenciatura con una investigación sobre la Fábrica Militar que luego fue automotriz Fiat Kaiser de la industria metalmecánica. Había ganado una beca en la Fundación Bariloche, que tenía proyección internacional. Después vino el escenario horroroso de la dictadura.

-¿Estuviste exiliada?

-No afuera, sí en mi propio país porque ya ser intelectual era muy peligroso. Pude canalizar la resistencia a través del trabajo. Hice una maestría en Ciencias Sociales. Eso me abrió la panorámica. Salí de la cuestión más cerrada del trabajo historiográfico, me costó y fue en el medio de la dictadura. Mi generación es la de los desaparecidos pero seguimos trabajando.

-¿Qué te pasa cuando escuchás al ex presidente Duhalde decir que "no va a haber elecciones porque Argentina es la campeona de las dictaduras militares"?

Me provoca un profundo disgusto. Debe tener sus propios intereses políticos, no es inocente. Muy destructivo el comentario, con un alto costo para el gobierno popular. No acuerdo con estas peleas. Así el país no puede salir. El liderazgo de Alberto Fernández es consensuado y valoro lo que hizo la ex presidenta en el gobierno anterior a Macri. Se tomaron medidas mientras el bloque mediático hegemónico que confunde y mete a todos en la misma bolsa. Pero la construcción es posible, soy una mujer de fe.

-En este contexto de pandemia, hay intelectuales muy críticos de la gestión nacional, que hablan de infectadura respecto del abordaje de la crisis sanitaria y hasta plantean que la democracia está en peligro...

No estoy de acuerdo. En el gobierno se tomaron medidas que nos cuidaron y son incompletas porque somos humanos y por las condiciones sociales y económicas en que estaba el país. La ausencia de posibilidades económicas surgen después de la dictadura en un país que se arraiga en la desigualdad por la política mundial financiera desarrollada en los 90.

-¿Qué legado buscás a través de "La Sociabilidad perdida"?

Pretendo que sea de utilidad en el nivel medio, en la facultad. Que sea de referencia porque hace a la identidad de Olavarría. Es hora de dejar de hablar de la Capital y hablar del interior. Ese es el profundo sentido que tiene esta investigación que hice con mucho esfuerzo y alegría.

Mirar con curiosidad

Los alumnos deberían ser portagonistas y eso, incluso, haría menos aburrido estudiar historia y María del Carmen Angueira explica porqué.

-¿Cómo surge esto dejar una huella en la memoria de principios de siglo XX?

Es cercano a mi propia historia, Mi madre me habla de cómo se divertía y vivía a los 20 años, yendo a los bailes que yo luego trabajé en el libro, el sentido de esos encuentros sociales. Mi padre era de Córdoba y a los 30 años llegó del norte hasta un pueblo cerealero integrado al red de la pampa húmeda. Nada es por casualidad. Hay una causalidad de porqué uno se entrega a analizar y curiosear, porque el historiador mira siempre con curiosidad las prácticas.

-¿Por qué la historia es una de las materias menos atrapantes de la secundaria teniendo?

He podido comprobar que se puede hacer atrapante y me pongo en un lugar de humildad pero se puede desplegar todo ese interés siempre que el protagonismo lo tenga el alumno en la búsqueda de las preguntas. Es cierto que los auxiliares tienen que estudiar 5 veces más y por eso yo he tenido cuestionamientos (se ríe). Están esperando que hable la titular y tienen que trabajar los docentes y los auxiliades en el despliegue de delegar el trabajo y coordinarlo. Pero para eso hay que trabajar.

-¿Hay un semillero? ¿La escuela enseña a pensar?

No es responsabilidad de los alumnos. Hay docentes y equipos que conceden el protagonismo a los alumnos y hay trabajo en equipo. No es la figura del titular que sabe todo y los demás nada. Detesto esa mirada. He descubierto y me ha llegado a alegrar desde lo más profundo cómo los alumnos, cuando uno les explica cuáles son los símboslos académicos de los textos, descubren cómo desmenuzar y analizar los relatos pero eso hay que trabajarlo. Cuando el alumno desmenuza en qué consisten esos símbolos va a pensar.

"Respeto por la vida humana"

Convencida de que aún no pudieron resolverse los alcances de la última dictadura, habla de descentralizar, de respetar al otro y de priorizar los amigos a la grieta.

-Hay pronósticos que indican que la pandemia arrojará un 50% de pobres en la Argentina y que la cifra llegará al 63% en la población infantil. ¿Cuáles son las deudas más importantes que aún no pudo saldar la democracia?

No hemos podido resolver los alcances de la dictadura del 76. No se ha podido resolver políticamente porque es muy complejo. El proceso social se está dando, la lucha está pero es lenta. Y los niños que necesitan alimentarse para poder ser el futuro del país.

-Es que con hambre no se puede pensar...

Claro y esa es la preocupación. Es necesario rescatar el respeto por la vida humana y las posibilidades que se le deben dar a los seres humanos por eso tiene tanta vigencia la democracia y, aunque está siendo bastardeada, se está luchando.

-¿La grieta es parte del ADN argentino?

A nivel histórico, muy allegada a Torcuato Di Tella que habla de la movilidad social con una Argentina de una pirámide con base ancha donde había verdadera movilidad social. Los sectores trabajadores podían darles la posibilidad a sus hijos de estudiar y ser doctores en la década del 20 y el 30. La movilidad se fue dando y Olavarría es un buen ejemplo de que la descentralización es la base del futuro del país. Descentralizar es el camino en términos políticos, desde el Estado. La organización del país es centralizada y debe lograrse la descentralización. Es muy importante conocer las localidades, municipios, construir el consenso que es toda una tarea que hay que desplegar. Ha ganado pero no del todo y la alternancia hace posible pensar en otras posibilidades.

-También se pierden amistades por disputas políticas...

No es mi caso. Yo las valoro enormemente desde mi fe.

-¿Hay amigos con los que disentís?

Sí pero no hablo de política. Me preservo y preservo la amistad porque es más importante.

"Me rebelo ante las injusticias"

Mira la pandemia, que pasará a la historia y analiza si habrá un después con oportunidades. También habla de política y del no respeto a los mayores

-¿Estaremos frente de una nueva oportunidad en la pospandemia?

Voy a contestar en positivo y como tengo fe sé que se va a lograr esa construcción y ese objetivo. Lleva tiempo pero hay muchos sectores populares organizándose para darles alimentos a su gente. Es una característica que forma parte de esa sociabilidad que tanto he estudiado y que caracterizó, por ejemplo, a la Olavarría del 1900.

-Más como demanda social que política...

Se van juntando, se va pudiendo instrumentar. Si no no se hubiera dado el cambio político.

-¿Cuándo la política empezó a ser mala palabra?

Cuando se usa para objetivos sectoriales, de mucho poder. Eso es lo que cambió y desde la década del 90 tiene otras características. En medio de la pandemia eso se está abriendo pero no hago futurología.

-¿Qué valioso como historiadora ser testigo presencial de una pandemia como ésta. ¿no?

Qué puedo decirte... Soy una sobreviviente de la dictadura y ahora formo parte, según los científicos y lo respeto, de la población de riesgo en una cultura occidental donde los mayores, a diferencia de la oriental, somos relegados.

-¿No hay un cambio de mirada?

Yo me rebelo, siempre me rebelo ante las injusticias pero veo que no hay una mirada concreta de espacios para el mayor. Es una dificultad cultural grave. En cuanto a la pandemia, sí, va a pasar a la historia. Si hubo errores es porque no se resolvieron otras cuestiones que se arrastran de años y esto tiene un grado de complejidad que se cobra en vidas. Es muy injusto pero se ha cuidado a la gente. Hay que ampliar la panorámica para tener un punto de referencia y saber dónde estamos parados.