"Los elementos culturales son cruciales para comprender la producción social de la enfermedad. Se sabe que las enfermedades infecciosas tienen que ver con la convivencia entre animales y humanos, con la organización social de los diferentes ambientes, y sobre todo con costumbres culturales que pueden facilitar o impedir la propagación de agentes patógenos", analiza el doctor Marcelo Sarlingo, responsable del Seminario de Antropología Médica de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN. Y lo hace en el marco de un segundo informe sobre las principales pandemias que han puesto en jaque a la humanidad.

La antesala incluyó un repaso histórico que abarcó la Edad Antigua y llegó a los inicios del siglo XX con la mal llamada Gripe Española de 1918 y fue publicada en la edición del domingo pasado. En este FINDE, el docente e investigador toma como punto de partida el VIH/SIDA hasta llegar al COVID-19 que hoy nos quita el sueño.

VIH/SIDA, el último del siglo XX

"Hoy el VIH continúa matando en los países pobres" cuando "hubiera sido una bisagra que hubiera abierto una puerta hacia otra dirección pero por varias razones las políticas de salud global cerraron esta puerta", advierte el doctor Marcelo Sarlingo, refiriéndose al virus de inmunodeficiencia humana que se transmite por la sangre y fue pandemia durante el siglo XX.

El impacto de los procesos migratorios se constituyó en "un factor de dispersión en el caso de los migrantes haitianos que iban a trabajar a Norteamérica, como lo fue la globalización de la salud y la mercantilización de algunos insumos como la sangre humana", indica el investigador, respecto de esta enfermedad que se originó en Estados Unidos.

En los lugares donde "la sangre se podía vender y comprar" hubo "bancos privados que la compraban a bajo precio a personas adictas a drogas duras, que se contagiaban compartiendo jeringas, especialmente los heroinómanos. La sangre se revendía a hospitales y efectores de salud pública y privada. Muchísimos hemofílicos se infectaron y murieron", detalla el profesional.

No obstante, la epidemia fue más virulenta en las comunidades homosexuales norteamericanas y un desafío a la salud pública moderna. Sin embargo, pesó más la "enorme montaña de prejuicios e ignorancia hacia haitianos pobres, heroinómanos, homosexuales, hemofílicos (frente a una enfermedad) llamada popularmente ´de las cuatro H´ o ´peste rosa´", observa el investigador.

Lo que lamenta es que eso haya impedido que "la sexualidad humana pudiera ser discutida y replanteada sin autoritarismos y debido a esto el VIH se volvió global rápidamente. Sin olvidar el componente mercantil que generó enormes negocios con los tratamientos anti-retrovirales".

El SARS, el primero del milenio

El siglo XXI ya registra varias endemias pero arrancó con un virus similar al COVID-19, el SARS, una insuficiencia respiratoria aguda muy letal con "más del 10% de los contagiados fallecidos" aunque "no hubo gran cantidad de infectados: 8400 casos en 2002", consigna Sarlingo.

Es un virus que demostró la relación entre salud, enfermedad y muerte con una velocidad de dispersión inédita a nivel global. Impactó en 29 países en poco tiempo a raíz de "las redes comerciales y turísticas, la aceleración de la logística multimodal y el transporte de personas (que) puso en alerta amarilla a biólogos, epidemiólogos y a los responsables de la política de salud a escala global", analiza el investigador.

También puso en evidencia el avance de la cultura industrial por sobre los hábitats naturales. "En los denominados ´mercados húmedos´ se comercializan y consumen ejemplares salvajes que son despostados y cocinados ahí mismo, se crean las condiciones para que los virus se combinen entre sí y de ahí pasen a los seres humanos", advierte el especialista.

Es el caso del coronavirus del SARS, que provenía de un animal salvaje denominado "civeta", un pequeño mamífero del sur asiático explotado cruelmente. "No sólo se venden como carne ´exótica´ en China. Su piel se usa con el nombre de ´piel de algalia´ para abrigos caros. La grasa se utiliza como remedio natural en Sri Lanka, en Francia se aprovechan sus secreciones glandulares para conseguir el olor a almizcle en perfumes y en la India para un aceite ceremonial", grafica el especialista.

Pero básicamente dichas civetas son "famosas por sus excrementos, de los que se extraen los granos de café que han ingerido y se utilizan para producir el café más caro del mundo, el kopi luwak o café de civeta, muy consumido en todos los circuitos turísticos en Indonesia, Filipinas y Vietnam", expone Sarlingo, para dimensionar los alcances de la problemática.

La Gripe A, con alertas previos

La gripe porcina de 2009 que se convirtió en famosa como Gripe A (H1N1) puede explicarse a partir de la producción industrializada de animales en un ambiente artificial, destinada a mercados masivos y de alcance regional e internacional. Surgió en una granja industrial de cría de cerdos en una zona rural de México, perteneciente a Granjas Carroll, filial de una empresa multinacional gigante en la alimentación mundial y principal productor de carne porcina a escala global.

Pero hubo alertas sobre esta "bomba de tiempo" que implicaba esa lógica de producción tanto desde la Organización Mundial de la Salud como del Nacional Health Institute of USA o grupos ambientalistas como GRAIN.

De hecho, la posible aparición de enfermedades altamente virulentas fue anticipada hasta por "un virólogo molecular de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Wisconsin, quien señaló que ´deberemos buscar en México la granja donde va a aparecer la próxima pandemia´. (...) Es que las terribles condiciones de producción y el hecho de que Granjas Carroll mudara sus emprendimientos a las zonas pobres de México aprovechando las ´ventajas ambientales´ (falta de legislación, desgravaciones impositivas, ausencia de derechos laborales y sobre todo, ausencia de controles en materia de polución y contaminación) que les brindaba la regionalización del NAFTA hacía prever que la mutación de tales cepas y su transformación en un nuevo virus era cuestión de tiempo", describe con precisión el doctor Sarlingo.

A eso se le suma "la irresponsabilidad en la comunicación social significó diferencias entre la vida y la muerte, ya que en casi todos los países se demoraron los alertas a la población" empezando por México e "inclusive en Argentina fuimos a votar en el momento más riesgoso de la expansión de la pandemia, factor que facilitó que el virus llegara a todos lados", evidencia el profesional, que por entonces también puso en alerta a Olavarría.

El COVID-19 que no fue una sorpresa

En el siglo XXI hubo varios brotes de virus del Ebola, con una tasa de mortalidad superior al 50% y que llegó a Europa, específicamente a España, donde pudo ser controlado. "Afecta principalmente a zonas de Africa brutalmente empobrecidas, y sólo es noticia cuando llega a los países del denominado ´primer mundo´", cuestiona el doctor Sarlingo.

La Gripe Aviar sí adquirió la categoría de pandemia. Afecta a las aves salvajes pero ha conseguido mutar y enfermar a miles de millones de aves de corral que se producen en China y en todo el Sudeste Asiático. "Solo pasa de las aves a los humanos pero no se contagia de humano a humano y desde 2005 hubo varias olas, con bajo número de muertes totales pero con una tasa de letalidad muy alta", indica el investigador.

Se diseminó por 13 países y el temor fue que se dispersara por los cinco continentes pero "se controló sacrificando 130 millones de aves de criadero. Muchos virólogos habían alertado específicamente sobre las gripes aviar y porcina, pero fueron desoídos", aclara, a la distancia, Sarlingo.

Finalmente, aparece el COVID-19 que "aprovecha" un período de la historia humana en la cual "la internacionalización de las estructuras de producción, distribución y consumo se despliega por todos los ecosistemas del planeta. Y además, este despliegue se articula mediante múltiples conexiones sumamente veloces: las redes de negocios, comercio y sobre todo, la avalancha de turismo a escala internacional", expone el académico.

El virus llegó a 200 países en tres meses transportado por personas en el marco de la logística multimodal que caracteriza a esta etapa del capitalismo y en medio de lo que Marcelo Sarlingo describe como "un ´achicamiento del mundo´ a raíz del avance humano que permite dar una vuelta al planeta en 22 horas cuando en el año 1519 se necesitaban tres años".

En este contexto y ya sobre el final, el doctor Marcelo Sarlingo apunta que "los subsistemas de actividades humanas y relaciones sociales que posibilitan la producción, distribución e intercambio de mercancías también posibilitan la emergencia de peligros y amenazas".

"Se forma entonces una cultura de producción de riesgos globales, caracterizada por la incertidumbre y la imposibilidad de predicción. Sabemos qué va a pasar pero no sabemos cuándo, cuando no se escuchan las advertencias", concluye de manera categórica.

Cultura, desinformación y precariedad ciudadana

Sin duda los factores culturales y los informacionales son una parte importantísima de todo este panorama de pandemias del siglo XXI. "Los países no comunican rápidamente la emergencia de brotes epidémicos, para evitar represalias comerciales. No hemos transformado nuestras representaciones del mundo moral a partir de la emergencia del sida y, por lo tanto, muchos de los aspectos simbólicos con los que construimos la realidad no son adecuados", analiza con determinación el doctor Marcelo Sarlingo.

El especialista en antropología médica está convencido de que "seguimos sin entender la sexualidad humana" pero a la vez tampoco hay capacidad para dimensionar otras epidemias.

El planteo del investigador apunta a "las diversas formas de la depresión, que es la segunda enfermedad prevalente en los países industrializados" o "los accidentes de tránsito", por ejemplo.

En ese contexto, Sarlingo señala que "el complejo industrial-militar norteamericano gasta trillones de dólares anuales en armamento militar y en el mantenimiento de diversas ´task forces´ en todo el planeta, y especialmente hoy en el Mar Caribe" mientras "en los hospitales de Estados Unidos los médicos y las enfermeras carecían de los insumos elementales: barbijos, máscaras protectoras, desinfectantes".

El académico asegura que "la desinformación y las ´fake news´ recuerdan a los primeros tiempos de la emergencia del sida, sólo que hoy son los chinos quienes aparecen como las figuras de peligrosidad en el temeroso imaginario de la precaria ciudadanía actual".