Se compone de 191 relatos breves y de diversas ilustraciones realizadas o seleccionadas por el autor. Microrelatos, recuerdos, pensamientos y reflexiones del escribiente abarcan temas diversos, desde la política y la religión hasta la cultura y la sociedad.

Integran una indefinida mezcla entre lo real y lo ficticio. Unos abrazos que nos llevan por la mente humana y sus pensamientos más profundos, pero también son abrazos a esas pequeñas cosas del día a día, un reflejo de la vida común y una muestra del mundo en que vivimos.

Entre esos relatos figura el del "mar de fueguitos" que reproducimos a continuación:

"El mundo es eso – reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

"Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas".

Y este otro, al que no hay corazón que se resista:

"Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al Sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre: -Ayúdame a mirar".