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Esta nota llegará a sus manos –o a sus ojos- cuando el domingo de PASO esté corriendo. Una elección rara, con lapicera propia, voligoma en el bolsillo, pandemia en stand by y una mediocridad decepcionante que aleja a las ciudadanías de la emoción sufragante. Con temas medulares ausentes del debate. Con una campaña berreta sin ideas para salvar este naufragio ni levantar la caída en picada de millones de familias en la pobreza. El jueves las campañas se cerraron media hora antes de los tres goles de Leo Messi y de su llanto ante un país que tardó más de una década en reconocerlo. Una tierra poblada de grietas donde no se habla de ambiente y deuda pero se elige la liviandad como tema central de debate. Mientras tanto, la derecha más extrema se solaza en su avance y sueña con el futuro.

La campaña para las PASO, donde algunos compiten con otros (Santilli – Manes, Vidal – López Murphy) y otros contra sí mismos (Victoria Tolosa Paz, Milei, Espert, Randazzo) y todo es una gran encuesta popular, salpicó disputa barata y spots que se codearon con el ridículo. Desde la performance de ciertos personajes en tik tok, buscando el voto de los jóvenes que va migrando peligrosamente a la derecha más extrema, hasta pechos y traseros descollantes en cámaras puestas estratégicamente para no tener que hablar de algunas cosas que complican. Desde los spots edípicos con madres protagónicas (primero Randazzo y después Berni) hasta cumbias y reggetones bailados por personas que encabezan listas y aspiran a legislar. Desde cierres de campaña de mediáticas de derecha en portaligas frente al Congreso hasta el peronista ortodoxo trasnochado que canta, con música de Marolio, que este fulano "le da Perón a tu vida".

Sin ideas, sólo una disputa deshilachada, buscando un lugar en 2023, alargando el cuello para salir en punta a la carrera presidencial. Mientras los problemas –reales, rotundos, graves- son hoy, dos años antes. Un medio ambiente acorralado por la matriz productiva que la Argentina eligió hace 25 años, un cambio climático palpable hoy –inundaciones, incendios, temperaturas extremas, un río emblemático seco-, una deuda externa que hipoteca el futuro a mil años y que el oficialismo parece estar dispuesto a pagar religiosamente, una educación que ha sufrido en su caída los embates de los gobiernos que le fueron quitando ladrillos de su base para construir sus propios castillos endebles, reñidos con las mayorías y con un futuro que, cada vez más, tiene el sabor gris del desencanto.

Doce de veintiocho

Según un informe publicado en ElDiarioAR, entre las 28 listas de candidatos a diputados nacionales que se abren como abanico en los cuartos oscuros de la provincia de Buenos Aires, "al menos 12 se ubican en el espectro que va del centro a la ultraderecha". Nunca la oferta ha sido tan generosa aunque, aseguran, la proyección electoral de la derecha más ultra –lo que se llama alt right, derecha alternativa- alcanzaría a los 10 puntos. El resto queda en manos de Juntos –Pro y radicalismo- una derecha más paloma entre los halcones Espert, Milei y Gómez Centurión. Aunque, hay que ser honestos, los halcones que sobrevuelan el Pro y que –expuesto quedó en los cierres de campaña- tienen poder creciente, no se les diferencian demasiado. Y, justamente, suman protagonismo a partir del crecimiento de esa alt right analizada ampliamente por Pablo Stefanoni en "¿La rebeldía se volvió de derecha?". Y a la que los partidos de centro derecha están tratando de neutralizar… radicalizando su propio perfil ideológico.

En junio la consultora Zuban-Córdoba se encontró con un 13,3% de encuestados que se decía "de derecha". Más de un 10% de centro derecha y poco más de un 2%, de extrema derecha. Hasta hace pocos años, ser de derecha era inconfesable. Vergonzante. Se era pero no se lo decía. Hoy ya existe un porcentaje de la población que está dispuesta a blanquear su postura ideológica. Ese blanqueo, en Brasil, puso en el gobierno a Jair Mesías Bolsonaro, un personaje siniestro para la democracia del sur del continente. En la Argentina, este tipo de proyectos no parece pasar de los 10 puntos de Espert en la provincia y de Milei en capital. Sin embargo, el fenómeno Pro puede llegar a sumarlos en un futuro cercano; dos de los líderes más extremos de estos armados partidarios (Bullrich y Milei) se encontraron varias veces en actos enla CABA. Es decir que una confluencia no sería un disparate en los próximos años.

Dice Pablo Stefanoni en "¿La rebeldía se volvió de derecha?": "en las últimas décadas, en la medida en que se volvió defensiva y se abroqueló en la normatividad de lo políticamente correcto, la izquierda, sobre todo en su versión ‘progresista’, fue quedando dislocada en gran medida de la imagen histórica de la rebeldía, la desobediencia y la transgresión que expresaba". Paradójicamente, "parte del terreno perdido en su capacidad de capitalizar la indignación social fue ganándolo la derecha, que se muestra eficaz en un grado creciente para cuestionar el ‘sistema’. En otras palabras, estamos ante derechas que le disputan a la izquierda la capacidad de indignarse frente a la realidad y de proponer vías para transformarla".

Claro que el cuestionamiento del sistema por parte de la izquierda implica ampliar el poder del estado frente al poder privado y la derecha extrema pide libertad, pero de mercado y abolición de los impuestos y del mismo estado.

La izquierda tradicional ha perdido volumen o, en realidad, ha perdido expansión. Sus discursos antisistema decaen cuando participan del sistema electoral. Muchos, performers de la grieta, consideran al kirchnerismo como "única izquierda posible" en el país hoy. La progresía ha sido la embanderada en un sector que reivindica la revolución cubana y, a la vez, el extractivismo –destructor feroz del medio ambiente y la salud- que es la columna vertebral del capitalismo sudamericano. Un sector decidido a pagar una deuda externa (como ya lo hizo años atrás) ilegítima y tomada por un gobierno que ahora no la reconoce. Entre otras cosas.

Un ejemplo de paradoja: la reunión y acuerdo entre "Chino" Navarro (Movimiento Evita) y Gustavo Grobocopatel (zar de la soja) delinea una "Argentina armónica", así se llama el proyecto, con pretensiones antigrieta. Navarro dijo que Gustavo es su "amigo" y que junto con otros empresarios aporta "soja riquísima para que consuman los comedores populares del Gran Buenos Aires". En un regreso inexplicable –que atrasa la historia- a la soja solidaria de veinte años atrás, plagada de agroquímicos, transgénica, jugando con la salud de millones de argentinos fumigados y de consumidores de prepo de un forraje que no es alimento para humanos.

En el marco del avance de la derecha, compiten cuatro listas de izquierda en CABA y 5 en provincia de Buenos Aires. La izquierda tradicional que nuevamente aumenta la percepción de estar dividida y condenada al mismo lugar y con los mismos porcentajes. La derecha ultra se apodera –una vez más- de las bellas palabras para resignificarlas oscuramente para su propio redil. Libertarios es una de ellas.

Mentira

La campaña de las PASO –ojalá que para la general se reviertan estas tendencias de superficialidad y ausencia de los temas que afectan a las mayorías- se ha montado sobre la mentira. Todos venden la realidad como les place y como les conviene. Desde abajo, la mayor parte de la población –en la Argentina hay 20 millones de pobres- sufren este montaje o bien asumen como verdad el paquete envuelto en papel brillante y moño que les planta gran parte de la oferta en el mercado electoral.

En ese mostrador, el poder mediático elige titular y editorializar con las frases polémicas –que en el contexto no resaltarían- y reducir cualquier discurso a aquello que irrita. Las ideas, las pocas que se exhiben en estas vidrieras, son confinadas al sótano.

Lo que vende es la pelea Frederic – Berni. A eso se redujo la sangría brutal de Rosario, con un poder narco desbandado. Desbande que ningún gobierno evitó. Pero que se termina usando para dirimir disputas personales. Si no, no se puede comprender que el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires encabece un procedimiento anti narco en Santa Fe. Eso hizo Sergio Berni en medio de la campaña en la que él no es candidato.

No fue tema de campaña la inflación, por ejemplo. Y la deuda apenas pasó tangencialmente, abonando la nube de mentiras. Los dos temas, que techan el futuro de las mayorías, no convienen ni a uno ni al otro de los dos partidos que polarizan la oferta. No fue tema el experimento piloto con niños wichí en la provincia de Salta con una magdalena de soja contra la desnutrición, surgido del ministerio de Asuntos Agrarios de Buenos Aires. No lo fue el inminente acuerdo para criar cerdos chinos en el Chaco, que amenaza a las comunidades qom.

Ojalá que de aquí a noviembre –sin importar quién gana las PASO- desde abajo se puedan comenzar a imponer los temas de debate. Se trata de fisurar, aunque apenas, el cerco político y mediático que separa a las decisiones importantes de la gente, que las espera para la vida.

Canta Eruca Sativa: "es este el momento / con tal fuerza lo siento /seremos primavera /que no haya sido en vano el dolor".

Que no sea en vano.