Desde el taller "Juntos por vos" buscan reposicionarse en medio de la pandemia
Saben que hay mucho trabajo por delante, con refacciones que resultan tan necesarias como impostergables. Aprovecharán la no presencialidad para "avanzar con los arreglos mientras los chicos estén en sus casas y lo haremos en tres etapas", cuenta con entusiasmo Mirta Diario. El espacio contiene a 18 operarios que desde marzo cumplen a rajatabla la cuarentena.
Paso a paso
La situación por la que atraviesan no es nada fácil y es similar a la de Talleres Protegidos (con 70 asistentes) y Crecer Juntos (con 40). Ya se les hacía cuesta arriba mantener sus instituciones antes del coronavirus y el aislamiento social preventivo y obligatorio no hizo más que profundizar sus crisis.
"Seguimos trabajando con los técnicos y los chicos permanecen en sus casas. Eso sigue igual que al principio de la pandemia", enfatiza Miriam Diorio. Con una preocupación agregada: el fin del contrato de alquiler que obligaba a buscar un espacio alternativo donde funcionar.
"Gracias a Dios logramos un lugar en el centro pero tenemos que refaccionarlo, en Vicente López 3271, donde era Casa Buschini. Es difícil conseguir y ahora tampoco nos será fácil conseguir gente que nos haga los arreglos", admite la mujer que prefiere seguir adelante y con mirada optimista.
"Tiene un salón grande, es más funcional. El primer paso será la fabricación de bolsas y poner el local de venta. Comercialmente es un lugar que da a la calle, creemos que será estratégico" para disponer de mayor visibilidad.
El objetivo es ir paso a paso, adaptando cada ambiente hasta que los operarios puedan volver. "Será de a poquito, vamos a empezar cuando estemos seguros de que se pueda, de a 2 o 3, respetando la distancia social. Quieren volver, es muy difícil para ellos...", reconoce Diorio.
Mientras tanto, se las ingenian para estar cerca, contener y acompañar a las familias en esta transición. Los jueves por ejemplo tienen cita por Zoom.
"Hacemos reuniones para que se vean, les ofrecemos diferentes actividades y recetas de cocina y las familias están bastante bien, se tuvieron que adaptar, no les queda otra", analiza Miriam Diorio, consciente de estar frente a un escenario muy complejo.
Ahorros y ayudas
Cada año "nos sostenemos con lo que vendemos, con lo que los chicos fabrican y vendemos. Llega muy poca plata de las becas: son 22.800 pesos mensuales y si no vendemos y la gente no colabora, no podríamos seguir porque socios tenemos muy pocos y en realidad preferimos que nos compren las bolsas y así poder seguir produciendo", detalla Miriam Diorio, con las energías puestas en la "nueva" casa que los alojará por cinco años.
Con la pandemia, el proceso de elaboración quedó a cargo de técnicos y voluntarios y la cadena de comercialización también se vio alterada. "Estamos vendiendo en supermercados pero mermó la venta, muchísimo. Perdimos restaurantes y algunos consumidores grandes que teníamos y que están cerrados", aclara con incertidumbre.
Hay cierta expectativa con respecto a la ayuda que pueda derivar de la esfera nacional. "Parece que en la segunda quincena de julio vendrá una ayuda del Gobierno pero aún estamos mandando los papeles y hasta ahora, nada. Venimos remando y parece que ahora estará la ayuda y será para pagar sueldos", aclara, con los números muy ajustados.
Después vuelve sobre su entorno y valora tanto a los técnicos como a los voluntarios que apuestan a la institución y en ese contexto menciona a Melisa Orifici, presidenta de esta asociación sin fines de lucro. "Esa ayuda es la que mantiene al Taller Protegido. Esta semana iba a ser la inauguración pero por razones obvias lo vamos a postergar", se lamenta Miriam Diorio, refiriéndose a la trágica muerte de Carlos Orifici.
El empresario, además de ser el padre de la titular de dicha entidad, "nos brindaba mucho apoyo. Hubo apoyo personal suyo y de Melisa, en la mudanza, en todo, porque no es que solo se trata de plata sino de estar, de acompañar y eso es invalorable", rescata Diorio.
Por otra parte, considera conveniente, y necesario, explicar en qué invertirán el dinero que obtuvieron como beneficiarios de la Cena Solidaria. "Esa plata la teníamos guardada porque sabíamos que teníamos que mudarnos. Haremos las refacciones y queremos que la gente vea y sepa en qué se invierte la plata", plantea.
Lo que más destaca es la amplitud del espacio, su funcionalidad y el patio con 44 metros de fondo que tiene el inmueble céntrico. "Será otra cosa. Allá no teníamos patio, enfrente sí estaba el parque con el arroyo o teníamos que ir a un club, con los costos y el despliegue que implicaba tomar un colectivo. Creo que nos salía 600 pesos el año pasado... Ahora es otra cosa. Un lugar céntrico además. Esperemos que la gente de Olavarría nos siga ayudando", comenta Miriam Diorio.
Apuestan al Día del Amigo para repuntar con la venta de bolsas ya que notan que "la venta en supermercados ha bajado, no se vende como al principio. Esperemos que julio levante, con el aguinaldo. Quizá cambiaron los hábitos pero es notorio o la gente directamente no tiene plata y compra menos incluso alimentos".
La fabricación es a demanda, "en base a lo que se pide se fabrica. Hay sectores que ya no están pero la Municipalidad sí y eso nos permite ir manteniéndonos. No queremos endeudarnos. Hasta ahora nos cierran las cuentas gracias a Dios y si no hubiéramos tenido un respaldito tendríamos que haber cerrado. Luchamos y lo logramos", concluye.