Hace seis años que Darío "Tato" Míguez tiene la carnicería "La Hermosa", en la esquina de Pelegrino y Lamadrid. Pero detrás, o antes mejor dicho, hay una historia verdaderamente trashumante del protagonista de esta historia que arrancó cuando era un adolescente que tenía apenas 13 años y que hoy tiene 44. Es decir, más de tres décadas.

"Empecé con Morilla padre, que tenía la carnicería en España y Coronel Suárez. Un año o un poquito menos, y después pasé a trabajar con el socio de Boccagni, con Mariani, en Rivadavia y Bolívar. En pleno problema de inflación durante el gobierno de Alfonsín. A la mañana la gente iba a comprar y costaba un austral, y a la tarde estaba en 1,60 o 1,80 australes. Era tremendo. Y cortábamos carne a montones. Me encantó el oficio, es espectacular" cuenta "Tato", quien hoy es secundado por su hija Florencia en la caja de "La Hermosa" y por Nicolás Fuhr detrás del mostrador.

"Al oficio lo aprendí de vista, en realidad. No me lo enseñó nadie. Es que el primer trabajo lo agarré mintiendo, porque me preguntaron si sabía depostar y atender, y dije que sí, que sabía todo. No sabía nada de nada. Esa era la verdad. Pero me tomaron. Miraba cómo el otro chico que trabajaba ahí hacía los cortes y a los 15 días me pusieron a depostar, improvisé, me salió bien y desde ahí no paré más. Después de la primera res que depostás, le agarrás la mano. Ahora me gusta atender a la gente, con los clientes tengo un ida y vuelta excelente, uno escucha y es un poco psicólogo también, sobre todo con la gente mayor" siguió contando "Tato" respecto de cómo fueron aquellos primeros pasos de su oficio.

"Después de lo de Mariani me fui a trabajar al Súper Boom con Castrovinci, casi dos años. Trabajaba con Sergio (Castrovinci) y fue un espectáculo trabajar con él, porque fue uno de los que mejor me pagó. Me daba dos sueldos de lo que cobraba cualquier carnicero en ese momento. Estuve dos años porque después Sergio vendió el fondo de comercio y entonces tuve un mes de vacaciones obligadas; me llamó Marcelo Martín, con quien trabajé cuatro años y medio. Espectacular también, porque me daba premios por la forma en que atendía a la gente" recordó, mientras sigue contando cada paso, y cada trabajo, que fue haciendo como carnicero.

"Después me fui a trabajar al barrio AOMA con mi suegro. Fueron dos años, desde 2000 a 2002. Esa época fue la del default. Terrible. Y hubo que levantarse, así que con ofertas salimos adelante. Pero elegí otro camino, dejé todo y me fui. Pasé al Frigorífico y luego con Alejandro Boccagni, en Del Valle y Moreno. En realidad, con todos los patrones terminé bien, con buena onda. Es que soy así, agradecido porque me dieron trabajo" siguió explicando Darío, casado con Lorena Escobar (40) con quien tiene tres hijos: Florencia (22), Milagros (19) y Thiago (16).

"Después lo de Boccagni hice un impase. Es que toda la vida yo quise entrar a trabajar al Penal de Sierra Chica y me llamaron. Pero simultáneamente seguí trabajando en la carnicería, con Alejandro y después con su hermano Marcelo. Después me llamó Tito Baldi y fui a trabajar con él, casi cinco años: en España e Yrigoyen" explicó.

Las ganas de tener su carnicería propia siempre las tuvo. Y le gustaba la esquina de Pelegrino y Lamadrid. "La tenía mi cuñado (Cristian Escobar), era carnicería Don Víctor. A mi cuñado yo le enseñé el oficio. Se la compré en cuotas, con mucho esfuerzo. Así que hace seis años empezó la historia de La Hermosa" dijo Darío, quien es "doble cuñado" de Cristian, quien "está casado con mi hermana, Rosana, y yo estoy casado con su hermana, Lorena", dice riéndose.

"Abrimos en esta esquina y al principio nos costó. Es que no me conocían y la gente no sabía que acá hay alguien con buena onda para atender, porque yo animo a la gente, la trato bien, además de vender buena carne, de calidad, por supuesto. Ahora tenemos mucha clientela. Sesenta o setenta personas por día vienen, se venden ocho o nueve medias res vacunas por semana, y seis medias res de cerdo por semana. Estoy bien. Este era mi sueño. Lo que gane cada mes, le doy gracias a Dios. Porque sigo trabajando en el Penal, hago 24 por 48 horas, y entonces en ese día me reemplaza Nico (Fuhr, 27), que es mi mano derecha, es como mi hijo realmente. Es igual a mi en la forma de atender a la gente, de atender y de trabajar. Y mi hija Flor está en la caja. El negocio prosperó porque trabaja la familia, ya que me respalda Lorena, mis hijas y Thiago que colabora algunos días, a los que les enseño la cultura del trabajo, que es otro de los secretos", explicó.

"¿Por qué La Hermosa?, por una cita de la Biblia. Estaban las puertas de la Hermosa, y la gente iba ahí y recibía milagros. Mi esposa ya tenía elegido el nombre. La Hermosa es la puerta a la excelencia y la calidad. Y gracias a Dios vamos bien" terminó diciendo Darío Míguez.