Nació por casualidad en 2015 y se convirtió en una marca registrada en la ciudad. Su impulsora, Mariel Macchiaroli, fue quien conjugó su amor por el tejido con una tarea solidaria. Enseguida se sumó Nora Cairoli y detrás de ella decenas de personas de distintas generaciones que se unen con un fin social.

Se definen como "un grupo de gente que sumó voluntades": están los que donan, están los que tejen, los que destejen, los que ensamblan, los que venden rifas, los que entregan, los que piden, en definitiva, son muchos los que trabajan tras un mismo propósito, que es ayudar a los más desprotegidos.

En el primer Tejetón realizado en la Unión Clasistas, se hicieron 40 frazadas, en cualquier técnica y cualquier color. Al principio se aprovechaban los restitos de lana y se combinaban como salían. Pero con el correr de los meses, muchas mantas se han constituido en verdaderas obras de arte.

Desde 2016 la iniciativa las reunió en la biblioteca Coty Laborde. Este año ya llevan entregadas más de 40 frazadas y esperan superar las 160 del año pasado, a las que se sumaron 180 mantitas para bebés.

Sus creaciones han traspasado las fronteras de Olavarría para llegar a otros puntos del país, incluso más allá de la Argentina para llegar, el año pasado, a damnificados del terremoto en México.