La Escuela Superior de Ciencias de la Salud (ESCS) por primera vez en su breve historia incluyó en su plan de estudios una asignatura electiva centrada en variados aspectos del uso medicinal del cannabis, cuyo dictado comenzó a implementarse desde el 12 de abril.

En ese contexto, llegó esta semana a nuestra ciudad el bioquímico chileno Fernando Sepúlveda, una eminencia en la materia, para dictar dos módulos del curso "Cannabis y salud". Sepúlveda es investigador de la Universidad de Concepción de Chile, y cofundador de la fundación "Ciencias para la Cannabis".

El profesional, que dialogó con EL POPULAR Medios, es bioquímico y doctor en biología celular y molecular, especializado en neurociencia. Actualmente se desarrolla como profesional en el laboratorio del Departamento de Bioquímica y Biología molecular de la Universidad de Concepción, y se refirió a los avances experimentados en los últimos tiempos, así como a las patologías que se pueden tratar en la actualidad.

-¿En qué consiste tu participación en el curso "Cannabis y salud"?

-Venimos trabajando en Chile, investigando los efectos de los cannabinoides en el organismo. Para ello tenemos una variedad de técnicas que podemos utilizar. Utilizamos animales de experimentación y también tenemos acceso a pequeñas experiencias clínicas en humanos.

Trabajo en la Universidad de Concepción, Chile, y soy profesor asistente y también director científico de una fundación que se llama Fundación Ciencias para la cannabis, que tiene como foco principal el estudio de los cannabinoides en el organismo.

Desde hace tres años ya conozco a Gastón (Barreto), tenemos mucha afinidad desde el punto de vista científico y personal también, y eso me ha traído a Olavarría por tercera vez. Estoy muy contento de estar acá participando de estas jornadas del contexto electivo, que Gastón ha ido impulsando importantemente en la Universidad (del Centro).

Es un curso bien variado, tiene 8 módulos, donde hago los módulos 5 y 6, que corresponden a sistemas endocannabinoides y farmacología de cannabinoides; está enfocado en profesionales de la salud y busca encontrar competencias y conocimiento fresco, actualizado, para los profesionales que van a estar más relacionados con la utilización de estas moléculas de este tipo de plantas.

Me parece una excelente iniciativa porque creo que está a la altura de lo que hoy en día necesitamos como sociedad. Una sociedad que está consumiendo cannabis, que lo está haciendo de una manera creciente en varios grupos etarios.

En los jóvenes, por supuesto que siempre han consumido cannabis, pero fíjense que los mayores también. Por lo tanto, si esto está ocurriendo a nivel social, las universidades y los planteles académicos tienen que estar a la altura, y tenemos que vincularnos con la sociedad; es parte del objetivo de la universidad.

-¿Hubo una ruptura a nivel científico a raíz de esta temática?

-Esto viene pasando hace relativamente poco en nuestros países, en Argentina y Chile. Esto de los principios activos de la planta de cannabis se viene estudiando desde principios de los 90. En nuestros países ha avanzado lentamente, un poco también acorde avanza la legislación, lo cual ha hecho que no sea tan rápido y no sea tan fácil investigar esto.

Hasta ahora la principal piedra de tope es el financiamiento; un clásico en general para todo el ambiente científico. Ha habido un quiebre desde el punto de vista que han aparecido más científicos, que Gastón y yo somos un ejemplo, más en Argentina y Chile, que estamos buscando los mecanismos de cómo funciona esto; analizar qué es lo que tiene la cannabis y generar condiciones de seguridad para que las personas puedan administrarse de manera poco riesgosa sus preparados; y también entregar competencia a los profesionales de la salud.

-Hay avances científicos pero también la sociedad civil también está trabajando muchísimo para buscar y difundir información...

-Diría que la sociedad civil está más avanzada que el ambiente universitario, que es una particularidad de la cannabis, pero esto surgió primero desde la sociedad, que no siempre ocurre así.

La sociedad se empoderó primero de este querer utilizar la planta de cannabis y lo han venido haciendo desde hace 20 años.

Es importante, asumiendo que ésta es una planta que se utiliza hace 5.000 años. Pero de manera moderna venimos utilizando la cannabis desde el año 2000 con fines terapéuticos y medicinales de manera relevante. A la universidad le corresponde actualizarse, tomar este conocimiento, llevar a las personas no solamente la parte buena sino también para contextualizar adecuadamente los potenciales riesgos que podrían tener estas terapias, que a veces no se discute mucho pero es relevante: cuáles son lo escenarios de potenciales factores riesgosos; eso es lo más enriquecedor, no sólo la parte benéfica, por lo cual es importante que ambos lados de la moneda puedan ser discutidos.

-¿Qué opinión tiene de la legislación vigente en la Argentina?

-Es una legislación que hasta cierto punto la utilización del cannabis en un contexto investigativo-medicinal. sin embargo, entiendo que existían leyes que anteriormente también lo permitían. Me parece que tiene un buen espíritu pero creció discretamente implementada. Por ahí hace falta, similar a cuando salen otras leyes, que se hagan los reglamentos adecuados, acordes a estas leyes, y a eso lo veo todavía avanzando de una manera un poco más lenta.

-Además de ciertas patologías relacionadas con la epilepsia, los estudios científicos permiten afirmar que se puede utilizar sobre otras enfermedades, ¿cómo se ha avanzado en los últimos años?

-La Academia Americana de Medicina reconoce por lo menos el dolor crónico, la espasticidad asociada a esclerosis múltiple, los cuadros de vómitos asociados al HIV y otras situaciones todas cercanas al dolor, entre las principales terapias para las cuales se podría utilizar; son las principales situaciones médicas que tienen más evidencia.

Sin embargo, hay muchas otras situaciones, entre las cuales encontramos la epilepsia, de cáncer, inflamaciones crónicas para las cuales los cannabinoides podrían ser bastante utilizado. Lamentablemente no hay tanta evidencia clínica en estos casos, se está desarrollando, cada vez existen más ensayos clínicos y más empresas farmacéuticas que están apuntando a generar algunos fármacos.

Pero la gente de la sociedad civil conoce de esto mejor que nosotros, los académicos, y vemos que hay gente que toma esto para combatir un cáncer y le funciona bastante bien. Pero esa información y ese conocimiento no es reportado formalmente y se pierde en la sociedad.

Sin embargo ese conocimiento está. Es importante que lo saquemos, no que simplemente lo saquemos a la mirada clásica medicinal estricta, sobre la cual hemos funcionado en los últimos 50 años. Eso es algo novedoso, diría que una invitación a mirar otras formas de generar conocimiento.

-Ustedes están haciendo vanguardia con sus estudios, ¿cuál es la relación de la industria farmacéutica?

-Veo un sector industrial farmacéutico interesado en esta materia. Tanto en Chile como en la Argentina hay importantes empresas interesadas en Latinoamérica. Sin ir más lejos, las principales empresas a nivel mundial están instaladas en la región, algunas de ellas en Chile, pero también en Argentina, Perú, Colombia, Brasil; están muy interesadas en la región porque la región es atractiva para ellos.

En Chile existen algunos fármacos que han salido a la venta en las farmacias. Esto da a mostrar que es una industria que está realmente interesada en nuestros países. En el caso de Chile, aparentemente vienen porque es una región donde se puede desarrollar al investigación en torno al uso de estas moléculas y como investigadores estamos interesados también en relacionarnos con el sector privado.

Uno de los problemas es que tenemos poco financiamiento para que esto pueda ocurrir. Uno esperaría que venga siempre del Estado pero a veces no está en condiciones de satisfacer las de todos y mucho menos las del sector cannábico. Para solucionar esto, se puede considerar al sector privado; los veo también interesados en colaborar con la universidad, con la generación de conocimiento. Pero hay que generar el escenario donde esta relación sea en beneficio de este sector pero que lo que se genere pueda llegar a las personas, y eso está ocurriendo. En ambos países creo que vamos a ver cada vez más relación empresa-universidad