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Argentina es un país raro y lo comenzó a ser aún más después de la reforma constitucional perpetrada por el pacto de Olivos.

De aquella reforma quedó un gasto político mucho mayor al que ya estaba y se distorsionó también el sistema electoral que dicho sea de paso ya venía distorsionado.

A partir de entonces, el Conurbano comenzó a mandar sobre la república y puso al Presidente que quiso. Es que el acuerdo de Olivos (parece que por ahí pasaron todas las distorsiones) creó el voto directo, el tercer senador por provincia y fue la reforma constitucional más cara de la historia por la cantidad de "asesores" que llevaba cada constitucionalista y sin otro sentido que aumentar el empleo político. Hasta las buenas cosas están mal hechas en este país. Es decir, fue una reforma a medida de los dos partidos pero totalmente ajena a la gente.

Los aglomerados urbanos que se amontonan en el llamado Conurbano bonaerense le manejan la vida a todos los argentinos. Hoy, ese Conurbano representa al 23 por ciento del voto útil nacional. Allí radica gran parte del clientelismo político argentino por lo que quien maneja la caja del Gobierno asegura de algún modo su triunfo electoral. Solo les hace falta distribuir indiscriminadamente a cuenta de inflaciones futuras que van a padecer asalariados que solo reciben sus sueldos cada vez más devaluados. Tanto es así que hoy, al precio que está, un empleado de comercio cobra mensualmnte al equivalente a 40 ó 50 kilos de carne mientras que en 2019, luego del triunfo de Alberto F. la relación era de 80 kilos y en 2017, 125 kilos que se podría llevar a su casa. El país sigue involucionando inexorablemente, pero no solo económicamente sino también institucionalmente.

Con el voto directo del Conurbano, el peronismo ha tenido un triunfo medianamente asegurado, y a la oposición le es tan dificil penetrar en ese conglomerado de clientelismo como a Teseo le costó sortear el laberinto del Minotauro.

Hoy por hoy, el Conurbano reúne el electorado de trece provincias chicas y solo se le acerca en cantidad de votantes la provincia de Córdoba, con un 10 por ciento, Santa Fe reúne el 9 por ciento del electorado, Mendoza, el 4 por ciento, mientras que Santa Cruz solo suma el 0,5 por ciento, por citar algunos ejemplos de esta disparidad electoral.

La solución sería la de o bien descongestionar el Conurbano, algo tan dificultoso como organizar otro éxodo a alguna tierra prometida que hoy no existe (el proyecto de Alfonsín de mudar la capital quedó abortado como tantos otros) o reinstaurar el Colegio Electoral para recuperar el federalismo y salir de este cruel unitarismo del Conurbano. Pero para ello se requeriría otra reforma electoral tanto o más costosa y contradictoria que la de 1994, pero el objetivo del cambio en los plazos presidenciales y la reelección que en ese momento pretendía Menem, más la compensación que recibió Alfonsín de aumentar la partidocracia a través de un tercer senador, todos esos cometidos centrales estaban cumplidos y enmascarados en una reforma que no aportó casi nada al sistema institucional argentino.

Señales y antecedentes

En estas elecciones provinciales, el oficialismo busca empardar al menos el número de senadores. Hoy la proporción es de 26 bancas para Juntos por el Cambio y 20 para el Frente de Todos, pero la oposición, luego de su triunfo histórico de 2017, pone muchos más lugares en juego.

Esta semana, el oficialismo tuvo dos malas señales, y fueron las derrotas de Julio Alak en el Colegio de Abogados y de Daniel Gollán en el de los médicos. En ambos eran las cajas previsionales las que estaban en juego, un botín muy preciado que pretenden los oficialistas.

En el Senado, el Frente de Todos busca sumar una banca de la Primera Sección Electoral, otra de la Cuarta y la tercera de la Séptima para poder lograr la mayoría. En esta última, Eduardo Bucca alcanza un porcentaje en algun sondeo que lo dejaría a tres o tres puntos y medio de lograrlo, pero no es tan facil lograrlo. Cabe recordar que en 2009, el bolivarense Ricardo Pagola quedó a solo un centésimo de lograrlo y no pudo entrar, por lo cual esa tercera banca quedó en manos del Acuerdo Cívico y Social con menor cantidad de votos. El sistema parece injusto pero así son y eran las reglas. El caso sigue en la Justicia pero la Corte todavía no ha emitido ningún fallo y no parece que lo vaya a hacer.

Tampoco se puede saber qué grado de colaboración podría tener Bucca de su coterráneo, el intendente que pretende tener el camino despejado para su eventual reelección dentro de dos años.

Treinta años de democracia y todavía no se ha logrado siquiera la unicameralidad y el voto electrónico o la lista única, dos datos para tener en cuenta.

Argentina es un tango

El setenta por ciento de los votantes tienen hoy menos de cuarenta años, un dato muy fuerte y muy digno de atender. Son personas que del peronismo y del radicalismo solo recuerdan fracasos, no entienden nada de lo que pasó en la dictadura y solo han palpado retrocesos en sus calidades de vida.

Vienen atravesados por juicios penales a la casta política por corrupción o negligencias. y no conocen otra cosa que el escepticismo y el desaliento.

Aprendieron que, como dice el tango "Las cuarenta", que "hay que llorar si otros lloran, y que si la murga se ríe uno se debe reir. No pensar ni equivocado, ¿para qué si igual se vive? y además corrés el riesgo de que te bauticen ‘gil’". Es decir, se aprestan a vivir dentro de la adaptabilidad que también observan en su clase dirigente.

La del tanto es una poesía representativa del desánimo de la Década Infame que vuelve con el mismo escepticismo y descreimiento hacia la casta política que no ha hecho nada para mejorar la vida de los representados.

Por lo tanto, el mayor interrogante será el de ¿quién se beneficiará con ese voto bronca o antipolíticos -no antipolítica, como suele aparecer-?. En un momento en el que se habla de la capacitación laboral, también habría que pensar en una calificación de la clase política y en todos los órdenes, en gestión y también en valores éticos. Sin mejorar el Estado será muy dificil poder mejorar la sociedad, dice Lousteau.

Ir por lo seguro

Los cierres de campaña han mostrado a la dirigencia de los dos grandes protagonistas hablándoles preferentemente a sus núcleos duros. Cristina K se ha mostrado bastante errática y el oficialismo parece carecer de planes. Ante esta carencia acudió a lo de siempre a resucitar a Mauricio Macri para hacer campaña por la negativa, queriendose valorizar a través de los "males" del macrismo. El objetivo es polarizar completamente la elección, mantener ambos sus núcleos duros y pescar los votos indecisos que se puedan pescar.

El radicalismo apuesta todo a la figura de Facundo Manes, como "el distinto", como lo calificó la diputada Alejandra Lorden, e intentando sacar algún rédito de esa supuesta distinción.

Juntos por el cambio en la CABA tiene algunas complicaciones porque pone mucho en juego y Vidal solo reúne el 33 por ciento de los votos del 54 por ciento que sacaron Carrió y Lousteau juntos. Y emerge la figura de López Murphy a quien muchos habían jubilado. El FDT apela a un radical converso, con discurso un tanto neutro para captar algún descontento con el macrismo que viene gobernando desde hace años.

Cambio de caras

Según las encuestas, en Olavarría todo parece seguir igual pese al cambio de caras aunque parece notarse un repunte radical por la figura de Manes y una lista que supo abrirse a gente desacostumbrada en la política. El gallismo armó con los suyos y sus alianzas y se perfila como un vecinalismo dentro de un lema nacional, una estrategia que supo tener el eseverrismo: una identidad propia en lo distrital y seccional, quizás, pero insertos en un proyecto general.

El FDT también ha cambiado radicalmente de figuras pero, por los números que se conocen, no parece que se vayan a , modificar performances anteriores. El techo estaría vigente, el paraguas de Cristina les deja una gran parte del cuerpo expuesto al temporal, y surge un peronismo, el de Florencio Randazzo que podría sacar partido de esa limitación.

Los libertarios apuestan a las filtraciones de votos liberales que pudieren fugar del macrismo y el arrastre de José Luis Espert que podría sacar algún rédito del hartazgo que produce el clientelismo, la presión tributaria, la patria sindical y el cansancio por la ineficacia de la política.

En general, prevalece una campaña pobre en contenidos pero llena de disparates y efectos. Es un momento extraño y a la vez peligroso, con escasas motivaciones, poquísimas ideas y con ausencia de ganas de revertir la situación. El desierto va avanzando, diría el Zaratustra de Nietzsche, y el cambio climático amenaza con ahogarnos.

Estupor en Manhattan

Ayer se cumplieron veinte años del atentado que más estupor causó en la humanidad. Dos aviones de American Airlines, piloteados por pilotos suicidas y fundamentalistas se estrellaban contra las Torres Gemelas y paralizaban el mundo. Nunca nadie había imaginado semejante decisión. Tres mil personas, la mayoría trabajadores morían, muchos de ellos sin siquiera darse cuenta de lo que había o estaba pasando. Con el correr de los minutos ya se barajaba exclusivamente la hipótesis de un atentado terrorista, de unos fanáticos que habían decidido que sus vidas y las de los que trabajaban en las Torres valían mucho menos que ese dogma transformado en un absoluto que los había conducido demoníacamente a tomar ese decisión crucial.

Cuando el filósofo y poeta mexicano, Octavio Paz interpreta la novela "Los endemoniados" de Fedor Dostoievsky, acude a un pasaje del Nuevo Testamento para explicar lo que podría significar un fanático y se anima a denominarlos "endemoniados" o poseídos por algo concebido como un ser superior a todo y que de pronto se apodera del alma de esos portadores y los conduce a ese tipo de acciones.

Es todavía muy dificil entenderlos. El estremecimiento que se siente frente al hecho se entremezcla con el dolor y el terror que veíamos en todos aquellos que huian desesperados a cualquier parte porque nadie sabía qué estaba pasando. ¿Quien podría pensar que se trataban de dos atentados de fundamentalistas "endemoniados" como calificó a gente similar el escritor ruso y el filósofo y poeta mexicano?.

Pero ¿qué se quiere decir con esta palabra?. Lo interesante del estudio de Octavio Paz, como también en la concepción del genial escritor ruso, es haber extraido esa calificación de "endemoniado" de su connotación esotérica y medieval para trasladarla al plano simbólico y poder entender de otra manera al fanático político como un poseído por una especie de deidad perversa confundida con cualquier dogma que se toma como una verdad absoluta.

Ambos ven en esto un estado de completa enajenación, como si esos pilotos o quien se inmola por algo estuviese fuera de sí pero con el alma colonizada por otro ser que pasa a gobernar discrecionalmente a su portador.

Un alma endemoniada, dice el filósofo mexicano, es un alma politizada en extremo, copada por el cálculo político, que ha desalojado a todo lo que se podría concebir como lo humano, los afectos, lo no interesado, la ternura y la calidez.

Es otro personaje quien habla por el colonizado, con otra voz y otros códigos. Un fanático es eso, un ser colonizado por algo situado por fuera completamente de lo que podrían ser los atributos de la humanidad.

Esos pilotos suicidas de las Torres gemelas no pensaron en nada, ni en ellos ni en quienes habitaban los edificios que habían sido condenados por quienes piloteaban esos aviones de American Airlines como armas mortales.

El ensayo de Octavio Paz es genial. Están endemoniados, diría el filósofo, solo piensan en su dios personal y en su trascendencia o en la "vida" que según el dogma los esperaba más allá de la muerte. Fue ese egoísmo de suponerse transcendentes el que los empujó a llevar a cabo ese hecho demencial. No hay nada altruista detrás de esas terribles decisiones. El cálculo político les ha politizado el alma y en ellos todo es interés. Su dios o sus dioses valen para ellos infinitamente más que sus propias vidas y las de sus víctimas.

Hace 20 años, esos "endemoniados" eligieron dos edificios en Manhattan para encontrar demencialmente sus propias ideas de trascendencia a costa de 2977 almas que solo pretendían vivir de la manera más normal posible, rodeados de sus afectos y con sueños de humildes de trabajadores quienes jamás imaginaron que esa mañana algunos "extraños" ya les habían determinado sus muertes.

El voto desalentado

El setenta por ciento de los votantes tienen hoy menos de cuarenta años, un dato muy fuerte y muy digno de atender. Son personas que del peronismo y del radicalismo solo recuerdan fracasos, no entienden nada de lo que pasó en la dictadura y solo han palpado retrocesos en sus calidades de vida.

Vienen atravesados por juicios penales a la casta política por corrupción o negligencias. y no conocen otra cosa que el escepticismo y el desaliento.

Aprendieron que, como dice el tango "Las cuarenta", que "hay que llorar si otros lloran, y que si la murga se ríe uno se debe reir. No pensar ni equivocado, ¿para qué si igual se vive? y además corrés el riesgo de que te bauticen ‘gil’". Es decir, se aprestan a vivir dentro de la adaptabilidad que también observan en su clase dirigente.

La del tanto es una poesía representativa del desánimo de la Década Infame que vuelve con el mismo escepticismo y descreimiento hacia la casta política que no ha hecho nada para mejorar la vida de los representados.

Por lo tanto, el mayor interrogante será el de ¿quién se beneficiará con ese voto bronca o antipolíticos -no antipolítica, como suele aparecer-?.

En un momento en el que se habla de la capacitación laboral, también habría que pensar en una calificación de la clase política y en todos los órdenes, en gestión y también en valores éticos. Sin mejorar el Estado será muy dificil poder mejorar la sociedad, dice Lousteau.