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No es tan dificil ni tampoco ninguna ciencia determinar el orden de prioridades con la vacunación, simplemente se requiere una dosis de inteligencia con una pizca de sentido común. Por eso, el cronograma indicaba que primero estaban los trabajadores de la Salud, luego los de seguridad y posteriormente las personas con más riesgo de morirse, con una segmentación basada en la edad y en las patologías preexistentes. No se necesita ir a Harvard para extaer esos criterios de demarcación.

Pero la inoperancia y la ineficiencia volvieron a irrumpir en la política nacional y todo se comenzó a desvirtuar. La política partidaria metió la cola, el amiguismo, el favoritismo, y las personas mayores quedaron relegadas por vacunados VIP y jovenes de menos de 30 años.

En tanto, los mayores de 60 esperan ser llamados y la convocatoria se les posterga indefinidamente como el paraíso de las religiones.

En estos días se decidió darle prioridad al personal docente, quienes salvo por edad o por patologías preexistentes deberían esperar a que se les aplique la vacuna a las personas mayores de 70 y 60 años.

Los docentes también merecen ser vacunados rápidamente pero las prioridades debieran ser, como decíamos, las de la edad y las patologías antecedentes.

El Reino Unido siguió este criterio aún teniendo vacunas suficientes para vacunar a toda la población. Pero en la provincia de Buenos Aires y pese a la escasez, se decidió postergar a los mayores por docentes que tienen menos de 30 años. ¿Con qué criterio?, es tan indescifrable como la cuadratura del círculo. Aunque parece claro que se habría seguido un criterio político-electoral y no humanístico y sanitario.

Política

y Covid

Pero el gobernador Kicillof decidió lavarse las manos y le delegó a La Cámpora la gestión de todo el programa de vacunación. El politólogo Andrés Malamud supuso que el gobernador le habría delegado ese rol porque "si esa granada va a explotar, que les explote a ellos", dijo, y atacó duramnete a la agrupación cristinista.

Ayer, en diálogo con EL POPULAR Medios, Malamud opinaba que la vacunación se estaba llevando puesto al albertismo y que "el cristinismo está menos involucrado"

Pero en la Provincia la está manejando La Cámpora..., se le preguntó, tras lo cual respondió;

"--Es cierto y hacen corruptela descentralizada -sacudió-. Kicillof le entregó la vacunación a La Cámpora y si explota la granada que les explote a ellos. En cambio, con la vacunación VIP el que sufre los efectos es Alberto que se hace el moralista y quiere ser un segundo Alfonsín. El peronismo se embarra con el poder y no tiene problemas".

Esto fue lo que decía Malamud colocando al camporismo como el otro polo de la polarización. Entonces, mientras Kicillof se quitaba de encima la pesada mochila de la vacunación, al mismo tiempo intentaba evitar el costo político de las anomalías que están sucediendo.

El Gobernador busca quitarse el peso de la vacunación pero no puede evitar los costos políticos. Según un estudio de de Luis Giacobbe, Kicillof tiene un porcentaje de aprobación de su gestión con el Covid del 25 por ciento y una desaprobación del 52 por ciento. Y sabe que ésto puede ser decisivo en las próximas elecciones.

En tanto Fernández muestra similares porcentajes, con un 30 por ciento de aprobación y un 53 por ciento de rechazo, mientras que Rodríguez Larreta mantiene un 41 por ciento a favor y una desaprobación del 22 por ciento.

Criterios

extraños

Kicillof estuvo viendo lo que le pasó a Fernández a causa del vacunatorio VIP de Ginés González García, aunque para el Presidente, esas denuncias, a pesar de las pruebas y las confesiones de los involucrados fueron "una payasada" que lo indujo a voltear al "su mejor ministro", dijo Malamud en la misma entrevista.

Las contradicciones de Fernández son inconmensurables. Toma decisiones y luego se enoja consigo mismo, pero luego transfiere responsabilidades. Entonces, para Alberto, la culpa siempre la tiene el otro.

La vacunación en la Argentina pasó del megaescándolo a la parálisis. Las demoras y la lentitud son increíbles y el Gobierno se va en anuncios.

Pero más importante que la demora y la lentitud es el erróneo criterio que se utiliza para establecer el orden de prioridades. La Provincia o La Cámpora o quien fuere han decidido vacunar docentes en vez de adultos mayores, otorgándoles toda la prioridad a los educadores en vez de a las personas en riesgo. Es obvio que ambos merecen ser vacunados, pero en estos casos se prioriza la vida de quienes corren más riegos de morirse. Así de simple.

Existe una subestimación peligrosa de los adultos mayores a partir de lo que está sucediendo, lo que emparentaría la realidad con aquellas crónicas de ficción (¿?) del "Diario de la guerra del cerdo" , aquella novela de Bioy Casares en la que se narra la matanza y las amenazas contra ancianos en el Barrio de Palermo.

O, como la hipérbole que utilizó un humorista televisivo: "si hay una guerra, éstos mandan a los viejos adelante para que los maten primero a ellos y salvar así a los más jóvenes", dijo. Y en el Titanic los hubiesen dejado arriba del buque para salvar primero a los jóvenes, tal como aconsejó el actor Gerardo Romano porque según él "los viejos ya vivieron". Ay, si Perón viviera, ¿cuál hubiese sido su reacción frente a esta gente que no "privilegia a los viejos?", como solía arengar el viejo líder.

Internas

y nombres

El Presidente tuvo una mirada extraña y demasiado intencional que "se nota mucho", diría Kicillof, del affaire en el Ministerio de la Salud. Sostuvo una concepción muy extraña en base a una interpretación no menos rara de lo que es un delito, fue y vino del tema un par de veces y dejó una imagen plenamente errática y contradictoria.

Calificó de "payasada" al hallazgo y a la repercusión mediática del vacunatorio VIP que le costó la cabeza al ministro "académico", lo que además dejó la sensación de que su decisión de echarlo a su ministro también podría inscribirse en ese supuesto grotesco que él pareció ver. El Presidente no da una imagen de inseguridad solo por su relación con su Vice sino que él no ayuda mucho a relativizar esa imagen.

Ese vacunatorio también tuvo réplicas en otros lugares del territorio bonaerense, y si bien algunas pueden considerarse como un gesto de "valentía", como la de Galli y otros intendentes, por aplicarse una vacuna dudosa que en ese momento estaba floja de papeles, hoy, esa "valentía" roza peligrosamente el favoritismo.

En la próxima semana vendría Jorge Macri a darle su respaldo a su actitud, a pesar de que el intendente de Vicente López rechazó firmemente la invitación a vacunarse y decidió en aquel momento esperar su turno.

Se manejan, además, varios nombres que, para no escrachar gente de gusto, seria bueno que se haga público el registro de vacunaciones para ver a quien le correspondía aplicársela y a quien no.

Todo esto pasa en el marco de una interna feroz dentro de Cambiemos nacional y provincial. A nadie le resultó extraño que de pronto los medios nacionales le dedicaran tanto tiempo al viaje de Horacio Rodríguez Larreta a Buzios a gozar unos días de vacaciones justo en un momento tan delicado como la vacunación.

Esa es la ventaja de "pertenecer" a la clase política, como profesaba una antigua publicidad de una tarjeta de crédito porque te vacunás cuando querés, no tenés que esperar ningún cronograma y luego podés vacacionar donde quieras con las defensas aseguradas.

Lo cierto es que Larreta fue operado y se le adjudica al núcleo duro que rodea a Mauricio Macri la autoría de esta operación.

En lo local, las preocupaciones son otras. El Gobierno municipal comenzó a medir a su gente y se encontró con que quien mejor mide es el doctor Germán Caputo, el actual secretario de Salud, y Ezequiel ya estaría pensando en ponerlo como cabeza de lista local, lo cual no le cae muy bien al médico porque no está en su ADN una representación política de ese tenor. No se descarta una candidatura testimonial para volver luego a su rol habitual. El tema está ahí y si bien falta mucho para decidirlo, el nombre de Caputo ya está dando vueltas en la cabeza del Intendente.