dlovano@elpopular.com.ar

Todo ha sido nuevo.

Desde que un día indeterminado de fines de 2019 salió de un mercado de animales salvajes de Wuhan para colonizar y aterrorizar al planeta, el virus de la COVID-19 no ha dejado de proponer desafíos para los que no había respuestas preexistentes.

Resultaría ocioso citar para la Argentina qué, cuándo, dónde fueron apareciendo los dilemas a partir de marzo de 2020.

Ahora le toca a las clases presenciales, con protocolos específicos, con pautas escritas en el plan jurisdiccional para un contexto de duras condiciones climáticas.

Nunca había sucedido hasta hoy, porque el año pasado no hubo clases presenciales, y aún no llegó lo más crudo del invierno, ni las mínimas rompieron para abajo la barrera de 0º, sin embargo la semana que transcurrió docentes y autoridades educacionales empezaron a corroborar lo difícil que va a ser la cosa.

El lunes la mínima fue de 1º, el martes de 2º, el miércoles de 4º, el jueves de 5º y el viernes de 6º. Lo sufrieron los chicos y lo padecieron docentes.

Algunas profes, consultadas para esta producción, graficaron que ingresar al aula fue como atravesar la puerta de una cámara frigorífica.

Hay protocolos, hay un plan jurisdiccional que empezó a regir.

¿Será suficiente, o el frío tan crudo del invierno olavarriense pondrá en jaque a la presencialidad en los distintos niveles de la educación?

Las recomendaciones atravesaron su primer examen esta semana:

* Abrir las ventanas tanto como sea posible durante el horario escolar.

* Dar clases con las puertas abiertas.

* Aprovechar el tiempo de descanso e higiene personal para reforzar la ventilación con la apertura total de todas las aberturas.

* Usar sistema de calefacción en forma habitual, pero siempre debe haber aire exterior mediante la apertura de las aberturas.

* Es conveniente realizar ventilaciones con frecuencia, aunque sean por un lapso breve. Se sugiere, en ese sentido, abrir las ventanas cada 15 ó 20 minutos y de 2 a 5 minutos.

"El criterio sanitario debe prevalecer sobre el bienestar térmico o la eficiencia energética, siendo recomendable que los y las estudiantes y los y las docentes vayan más abrigados de los habitual para poder ventilar las aulas con temperaturas exteriores bajas.

"Lo mismo respecto a los ruidos. Es preferible reducir el ruido en pasillos que cerrar las puertas" dice la notificación que recibieron los docentes.

¿Pueden proyectarse estos puntos y estas recomendaciones cuando el invierno se haga presente con toda su fuerza en junio, julio, o agosto?

Edith K. es docente de nivel primario y el martes regresó en horas del mediodía a su casa literalmente descompuesta por el frío que había soportado en el aula.

"Hay escuelas que tienen una cierta infraestructura para poner en práctica este plan, pero hay otras que no y se hace muy difícil, no sólo para los docentes, sino para los chicos que deben estar todo el tiempo sentados" apuntó.

Silvia A. es profesora de nivel secundario y contó que las marcas térmicas la tomaron desprevenida en su rol de madre.

"Cuando llegué a casa el primer día de bajas temperaturas mi hija me comentó que su hermanito había regresado congelado del colegio. Al otro día fue con camiseta térmica, calza térmica, medias térmicas, campera y una bufanda que -llegado el caso- podía usar como manta. Pero la gran mayoría de los niños no están en condiciones de contar con estas prendas específicas para el invierno" analizó.

Como profe contó sus vivencias en la semana: "Nosotros, los profes, en clase estamos parados, nos movemos, caminamos, pero los chicos deben estar sentados, y cuando llegan los recreos que juntan alrededor de la estufa, con lo que se rompe el protocolo en cuanto al distanciamiento social".

La directora de un establecimiento primario que pidió reserva de identidad y de su establecimiento, reveló que sus alumnos fueron autorizados a concurrir con una vestimenta inédita.

"Están en clase con camperas, gorros y guantes, cosa que nunca antes había acontecido, y también tienen permitido asistir con una manta o frazadita para cubrirse las piernas" dijo.

Los recreos también son en modo pandemia. "Como deben estar sentados y no pueden correr, algunos se tapan las piernas con las mantitas. Otros tratan de juntarse alrededor de los calefactores y nosotros enseguida los disuadimos porque no respetarían el distanciamiento" señaló.

"A los nenes del jardín les sanitizamos sus manitos y después les volvemos a colocar los guantes" precisó una docente del nivel preescolar.

"Vamos a ver qué pasa en julio" enfatizó.

Su última frase fue toda una síntesis de la psicosis del momento: "Estamos tan atravesados por esta pandemia, que vemos un nene con moquitos o estornudan, tosen, o dicen que les duele la cabeza y temblamos. Es increíble esta situación, parece ciencia ficción".

María Elisa Risé es la secretaria adjunta de SUTEBA (Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires).

"Está previsto en el plan jurisdiccional que, si no andan los calefactores por algún motivo, con menos de 10 grados las clases deben suspenderse" recordó.

"El clima fue generoso hasta ahora, pero a partir del martes empezó a hacer mucho frío. Me parece que ahora nos vamos a tener que poner las pilas para adoptar un criterio común. Además del riesgo por COVID, es una época que los pibes también se enferman, y no es nada agradable estar en el aula muertos de frío" afirmó.

Este lunes (ver nota con Bruno Di Carlo) habrá una reunión UEGD y entre los puntos centrales a tratar se va a poner sobre la mesa la cuestión del frío y las clases presenciales.

"Hay que ver si en los hechos existen las condiciones como para llevar adelante las clases. Además, debatíamos que no es lo mismo el invierno en Olavarría, Bahía Blanca o Tandil que en San Nicolás. Me parece que acá va a hacer falta mucho sentido común y estar atentos" consideró María Elisa.

"Esto fue previsto para esta situación excepcional. Pero en una de esas lo que está previsto no alcanza o no resulta. Hay edificios que son mejores que otros" determinó.

En este aspecto, puntualizó que "hay variables que tienen que ver con la dimensión de los salones, la altura de los techos, la potencia de los calefactores que sin duda van a incidir en el clima del aula respetando los periodos de ventilación necesarios. Habrá que ir evaluando" acotó.

"Cuando las condiciones no son aptas, no se pueden dictar clases. Creo que es la discusión que se viene para cuando llegue el frío. Se está volviendo a plantear también darles algo caliente a los chicos" anticipó.

La secretaria adjunta de SUTEBA opinó que "debe quedar claro que, ante tal situación, tal situación o tal otra situación no hay dictado de clases, porque no se pueden exponer ni a los chicos ni a los profesores a condiciones adversas. Además, no se van a enfermar de COVID, pero se van a enfermar de otra cosa".

"La pregunta es, y yo no la puedo responder, ¿va a alcanzar la calefacción con una ventilación? El riesgo es que no ventilemos para no enfriar el ambiente y estaríamos violentando el protocolo. Este protocolo va a ser puesto a prueba ahora" advirtió.

"Todos queremos la presencialidad, pero una presencialidad cuidada y en condiciones de poder trabajar. Si se torna en un sufrimiento me parece que no hay mucho para decir" subrayó.

Un aviso -sólo eso-, dio el invierno la pasada semana, y ya saltaron las alarmas en las escuelas.

"Cuatro gasistas para cubrir todo el Partido"

_NOTA

El presidente del Consejo Escolar, profesor Bruno Di Carlo, manifestó que -ante las exigencias protocolares de esta pandemia- el frío invernal en las aulas es un punto central en la agenda de la educación y será evaluado este lunes en el transcurso de una reunión de la UEGD (Unidad Educativa de Gestión Distrital).

El primer abordaje de la coyuntura fue sobre las condiciones de mantenimiento en las escuelas.

"Nosotros hoy estamos trabajando con todo lo relacionado a la calefacción, pero tenemos cuatro gasistas para cubrir el partido de Olavarría, que no sólo trabajan en la Ciudad, sino que a veces deben recorrer más de 100 kilómetros para llegar a las escuelas rurales" dijo.

"Son los mismos que intervienen cuando hay un problema con el agua o con la electricidad, y además estamos complicados con la cantidad de proveedores" agregó.

"Obviamente la cuestión del frío es un tema bastante preocupante, y para colmo vivimos en una de las ciudades con más bajas temperaturas de toda la Provincia" recalcó el consejero.

"Yo estoy a favor de la presencialidad, pero por otros factores" aclaró Di Carlo.

"El tema es que se toman decisiones como si la provincia de Buenos Aires fuera una región uniforme, y el clima en el Conurbano es muy distinto al de Olavarría, Mar del Plata o Carmen de Patagones. En todo sentido, hay muchas identidades en la Provincia" afirmó.

Relevamientos sobre el terreno de la semana pasada confirmaron las especulaciones sobre la presencia del frío en el ámbito escolar.

"Entiendo que estar con las ventanas abiertas en el aula es traumático, porque el clima de Olavarría en invierno es crudo. No sé si la Provincia va a tomar alguna medida en función de las regiones, o si se modificarán los protocolos, pero nosotros nos debemos adaptar a lo que dice Educación" explicó.

Desde los institucional, la cuestión estará bajo análisis en las próximas horas: "Nosotros el lunes (por mañana), vamos a tener una reunión de la UEGD donde participan todas las patas de la educación. Se van a abordar distintas cuestiones, tipo cómo se está desarrollando la presencialidad y otras cosas, y supongo que el asunto del frío va a estar sobre la mesa".

La experiencia de los últimos 14 meses le hizo especular a Di Carlo que "en esta pandemia las decisiones se pueden llegar a tomar en el día a día, no sólo en la educación, y el sentido común me lleva a pensar que puede haber cambios".

¿Cómo se abordó la cuestión en el hemisferio norte?

Recomendaciones de quienes la vieron antes

_NOTA

Una de las características de la pandemia desde el primer día es que el hemisferio norte se ha visto cada capítulo de la historia cuatro o cinco meses antes que en el hemisferio sur.

También es el caso de las clases presencias en las condiciones climáticas adversas que impone la dureza invernal.

Por caso, en su edición del 2 de febrero (pleno invierno boreal) el diario "El País" de España publicó una serie de recomendaciones, por ejemplo sobre la ropa que deben vestir los chicos para asistir a los centros educativos "si no quieren pasar frío en las aulas".

Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría, AEP, apostó por "aumentar el número de capas de ropa, porque es más eficiente que el grosor de las mismas. Es recomendable empezar por una camiseta pegada a la piel, mejor si es térmica, e ir aumentando capas finas que puedan ir quitándose para tener la movilidad que les permita trabajar".

En cuanto a los materiales, María del Campo, médico de familia de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, semFYC, recomendó la lana.

"Es un buen aislante térmico, ayuda a absorber la humedad y permite que la piel transpire. Sin embargo, hay que tener cuidado con la ropa de algodón porque no conservan el calor corporal al convertir el sudor en frío cuando hay humedad" dijo.

Teresa Cenarro, vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, AEPap, se mostró de acuerdo, pero con una salvedad: "La lana abriga, pero en pieles atópicas o delicadas puede provocar picazón e irritación. En este caso las prendas de algodón serían las indicadas".

En lo que no hay duda es en la importancia de "llevar las manos, la cabeza y los pies protegidos y abrigados para conservar el calor corporal", afirmó del Campo.

Para Cenarro es buena idea "cubrir las manos con guantes finos para poder escribir y usar el teclado. Y la cabeza con capuchas, para permitir oír mejor al profesor".

No hay que olvidar que, en los niños pequeños, proporcionalmente es más grande. En cualquier caso, "debe ser ropa cómoda para facilitar el movimiento y en caso de los niños más pequeños, que ellos puedan quitársela o ponérsela para facilitar el trabajo de los maestros, ya bastante complicado este curso escolar", concluye la vicepresidenta de AEPap.

María del Campo sugirió otros dos interesantes trucos: "Hacer comidas frecuentes y en pequeñas cantidades, pero de alto poder energético como por ejemplo frutos secos (teniendo en cuenta la edad del niño) y fruta".

De esta manera se consigue poner en funcionamiento el sistema metabólico y aumenta la temperatura corporal.

En ese sentido puede ser buena idea que no sólo coman en el recreo, sino una pequeña porción entre clase y clase.

También apuntó que antes de comenzar cada clase se practique algo de ejercicio: "Levantarse de la silla, dar un paseo por el aula, hacer algún tipo de estiramiento", evitando así el sedentarismo y generando calor.

El caso es conseguir poco a poco que los niños alcancen el confort térmico, que Ortega define como sensación "ni de frío ni de calor, temperatura neutra". Algo que difícilmente se consigue por debajo de 13ª C.

"Los niños lo alcanzan a partir de los 15 ó 16 grados, porque necesitan menos temperatura que los adultos. Con menos grados no es posible mantener una actividad académica dentro del aula".

Por eso para Ortega es esencial mantener la calefacción puesta a pesar de tener las ventanas abiertas y aunque reiteró que "la ventilación natural continua y constante es insustituible y el mejor método para reducir la presencia de virus", avisó de que no es necesario tener las ventanas abiertas de par en par, como se hace en muchos colegios.

Generalmente basta con abrirlas unos 15 centímetros, quizás 20. Y teniendo en cuenta que, si hay viento, con 7 centímetros sería suficiente.

Para saberlo con mayor exactitud, es necesario contar con un sensor de CO? para comprobar que esté siempre por debajo de 500 ppm (partes por millón estudios).

Los estudios hablan de que un aumento de 200 ppm supone la pérdida de un día de clase por alumno y clase, incluso sin COVID-19.