"Por alguna extraña razón, no tan extraña, los peores horrores siempre se mezclan con lo cotidiano", dijo alguna vez Alberto Laiseca, escritor y monstruo de la Literatura. Él mejor que nadie supo justificar la necesidad de los monstruos y la importancia de saber convivir con el terror, pero también con lo absurdo de la vida.

La voz del viejo Lai, sus dichos y su obra, volverán varias veces durante toda la charla con Martín Rossi, un joven profesor de Artes Visuales que supo encontrar en los monstruos una forma de expresión artística. Hoy modela esculturas, máscaras o miniaturas y sus obras pueden salir en serie o a pedido.

Mirando la TV

"De chico siempre me gustó el dibujo y la escultura", dice apenas arrancamos la conversación. Sobre la mesa hay un mate que va y viene y cuatro máscaras de distintos materiales que colocó allí poco después de sentarse a la mesa. Impresionan y a veces hasta parece que nos observan. Pero para Martín esas máscaras muestran el asco, el miedo, el temor y quizás otros sentimientos. Lo importante es que quien las vea se quede atrapado.

Como muchos estudiantes que terminan la etapa del secundario, Martín no decidía qué carrera seguir. Se bien coqueteó con Artes Visuales, después de un tiempo dejó las cursadas y comenzó a hacer algunos cursos que nada tenían que ver con el arte. Aunque "seguía dibujando, probando cosas, pero para mí. No era para mostrarlo".

Sin embargo, mirando un programa especial en Canal à descubrió que aquello que hacía en la pantalla Martín Canale, hoy considerado uno de los mejores artistas en esculturas de figuras, era lo que él quería hacer.

Canale "era escultor autodidacta pero que dedicaba a la escultura Pop" o sea a "personajes de fantasía o superhéroes". "En esa nota estaba haciendo un diorama de Batman enfrentándose al Joker para la comiquería Camelot" y fue entonces cuando se sintió atrapado al "ver cómo trabajaba con los materiales". Poco después empezaba a buscar todos los materiales necesarios para hacer lo mismo.

Así comenzó a trabajar con masilla epoxi, "que era como para hacer artesanías chiquititas" y empezó a practicar y a buscar información en los libros sobre cómo hacer algunas cosas. "Fui haciendo cosas chicas, personajes que se me ocurrían. Con un poco de internet empecé a entrar en foros" donde se encontró con mucha gente de todo el mundo que estaba en la misma situación que él: mostrar sus trabajos, conocer otros puntos de vista y seguir aprendiendo.

"Así fui conociendo gente copada", dice y cuenta que pensó "no soy el único raro que está haciendo estas cosas en el mundo".

Con la idea complementar la parte práctica y también la teórica comenzó a cursar la carrera en Artes Visuales donde finalmente se recibió de profesor. "Mi idea era aprender a trabajar, a hacer esas cosas, pero no era tan así. Era un profesorado. Muchas cosas las iba descubriendo por mi cuenta o por decantación".

Para el cierre de carrera debía presentar un trabajo especial sobre un tema y el suyo "eran los monstruos. En el Arte, en la sociedad y qué representaba cada cosa. Más allá de que quizás sea mi ´zona de confort´, moverme entre ellos, también tiene cierto significado". Y se pregunta por qué hoy en día se dio un "boom tan importante de los monstruos y los zombies. En Frankestein el verdadero monstruo es el hombre, no la criatura que creo y nos asustamos con la criatura", sostiene.

"Al hacer estas cosas, dice y señala las máscaras sobre la mesa, y el efecto que puedan producir me gusta traer a colación pequeñas cosas que puedan mostrar algún aspecto que a la gente no le gusta, o le disgusta, o que le produzca algo aunque sea asco o repulsión pero dentro de eso atraparlos un poquito".

Martín Rossi, fanático de Las Tortugas Ninja y Dragon Ball Z, explica que "si vos no seguís la norma sos raro. Pero después te das cuenta que hay más afuera".

Donde viven los monstruos

A las máscaras llegó tras un curso intensivo que realizó en Buenos Aires. Ya venía con ganas de encontrar otros materiales para poder desarrollar otros proyectos y al volver comenzó a trabajar con ensayo y error.

"No hago sólo monstruos", explica y señala que le encanta "hacer esculturas de superhéroes, fantasía medieval, pero es como que cuanto más monstruoso es algo más impresiona y hoy en día, no sé si es para bien o para mal, pero estamos muy acostumbrados a ver estas cosas" y señala otra vez las máscaras sobre la mesa para luego afirmar que "el impacto que producen no es lo mismo".

Desde su punto de vista "hoy estamos asustados con la realidad porque ves tanto en todos lados que decís ''es mucho peor la realidad que lo que está haciendo este tipo o lo que está mostrando´".

Martín explica que llegó a los monstruos porque "te permiten explorar un montón de cosas, el monstruo te da una amplitud bastante importante" y sostiene que también es una manera de conectar con los otros porque lo que hacés les llega".

"Honestamente no sé si hay un monstruo que me encante. Hay mucho Arte Conceptual que anda dando vueltas por internet" que lo va sorprendiendo comenta. Aunque a la hora de elegir lo hace por Alien y Depredador. Al primero nunca lo hizo y es una cuenta pendiente. "Es una criatura muy rara", admite sobre la creación de H.R. Giger.

Ya es tarde y volvemos al principio. A Laiseca: "los monstruos realmente existen y uno debe estar preparado frente a la posibilidad de que irrumpan en nuestras vidas". Quizás convenga estar prevenido y saber de que los verdaderos monstruos ocultan sus rostros con las máscaras de la normalidad. A esos hay que temerles.

Trabajo, piezas y obras

R.F.

Todos los trabajos que realizó o en los que está trabajando Martín Rossi se pueden ver en sus redes sociales. Allí cada tanto sube fotos de los procesos de una obra o la manera en que aplica diferentes técnicas. Puede ser basada en un superhéroe, Harry Potter o lo último que está desarrollando para vender fuera de la ciudad. En este último caso lo más destacado tiene que ver con Game of Thrones.

"Más allá del material en el que sea terminado, puede ser algo utilitario, decorativo, pero se trabajo partiendo de una estructura base y algún boceto" y remarca la importancia de contar con uno, ya que permite afinar muchas cuestiones que luego podrán verse plasmadas en la obra.

"Trabajo con una estructura base, una cabeza de telgopor, y empiezo con plastilina o plasticera. Es un material que no se seca nunca así que podés trabajar a largo plazo, podes generar muchas formas y texturas". Luego "se piensa si va a ser algo rígido o flexible". Tras eso saca al molde en yeso o resina y se hace un vaciado en látex o silicona y "después paciencia", dice entre risas.

"Puede hacerse en un día", explica aunque hay veces pueden tenerse las piezas un tiempo hasta que se decide cómo será la máscara finalmente. Mientras tanto está culminando la organización de los talleres que próximamente llevará a cabo en Olavarría.