A inicios de la semana pasada, el intendente Ezequiel Galli dio a conocer que sufrió un intento de estafa virtual y que le hackearon sus líneas telefónicas corporativas familiares y con ello, la cuenta de su esposa en una aplicación de mensajería. El episodio fue angustiante para la familia y el jefe comunal sumó que detectó un "tinte político" en lo sucedido. No obstante, el caso está en plena investigación a cargo de la UFI Nº 22 que encabeza el fiscal Lucas Moyano de nuestra ciudad.

En ese marco, autoridades del Ministerio Público del Departamento Judicial Azul emitieron una serie de recomendaciones para que la ciudadanía evite las estafas virtuales. A nivel nacional, se detectó un aumento considerable de este tipo de delitos. Las explicaciones para el fenómeno se centraron en la profundización de la crisis económica y en el aumento de las operaciones financieras por medios electrónicos debido al aislamiento social por la pandemia.

Desde la Fiscalía General de Azul, a cargo del doctor Marcelo Sobrino, en trabajo conjunto con el titular de la UFI Nº 22, Lucas Moyano, y los instructores informáticos del Centro de Estudios de Investigaciones Judiciales, Bernardo Iribarne y Martín Tolosa, se detallaron una serie de pautas. Abarcan tanto a los usuarios de organismos públicos y entidades bancarios, así como a quienes hacen compras online. En todos los casos, el objetivo es evitar las estafas virtuales.

Recomendaciones

Se remarcó que las entidades oficiales nunca solicitan claves o datos de cuentas o tarjetas a sus usuarios, ni por mail ni por teléfono. En cuanto a Anses -un organismo que habitualmente mencionan quienes intentan este tipo de maniobras fraudulentas-, todos los trámites que realiza son gratuitos, no requiere gestores ni pagar anticipos. Lo mismo sucede cuando se pagar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE): no se requiere hacer ninguna operación en el cajero automático.


En ese sentido, se recomendó nunca habilitar la clave bancaria CBU de un extraño para recibir dinero.

No se deben dar las claves de cuentas o tarjetas a desconocidos. Y es mejor revisar periódicamente el estado de las cuentas bancarias.

La actitud es fundamental: desde la Justicia se recomienda que ante la duda, hay que desconfiar. Se debe pedir a quien hace un llamado teléfonico, que se identifique. El usuario debe cortar y llamar directamente a la entidad en cuestión para verificar si esa persona efectivamente es empleado o representante de la institución. También ante la sospecha, buscar en internet los datos ofrecidos para averiguar si otros usuarios ya los han expuesto, por ejemplo "anses + IFE + estafa".

En sintonía con lo anterior, se destacó la importancia de tomarse el tiempo antes de responder y consultarlo con personas de confianza. "El estafador es quien está apurado" se sostuvo desde el Ministerio Público.

  • Al momento de recabar información de un organismo, hacerlo en sitios web oficiales o en cuentas verificadas en las redes sociales. En el caso de los bancos, nunca ingresar al sitio web desde un link que se recibe en un correo. El usuario debe escribir la dirección para acceder.
Los datos personales (nombre de usuario, claves y contraseña) sólo deben registrarse en webs seguras, es decir las que muestran mostrar imagen con candado del https.

Las claves deben ser únicas para cada sitio. Entre las propuestas está la de probar un gestor de contraseñas, es decir una aplicación -que puede ser gratuita o paga- que permite almacenar, cuidar y gestionar contraseñas. Se pueden guardar contraseñas para utilizarlas siempre que se quiera y así se facilita cumplir con esta recomendación: que para cada servicio se aplique una diferente. Estos gestores también pueden crear contraseñas automáticas y aleatorias, y alertar las que son "débiles" o excesivamente repetidas en varios servicios.

Por otro lado, se destacó que no deben usarse redes de wifi públicas para acceder a sitios con contraseña.

El sistema operativo y las aplicaciones deben estar actualizadas.