Grupo Patrimonio Sierras Bayas 

Sierras Bayas está despertando su memoria histórica... Sierras Bayas comienza a surgir en los inicios, allá por la década de 1870, como un campamento minero, y rápidamente a través del asentamiento de los trabajadores y sus familias surgen las primeras construcciones de piedra calcárea: hornos, casas y galpones. 

Los primeros yacimientos dan lugar a la edificación de hornos para calcinar la piedra caliza. En esos tiempos la producción de cal viva era trasladada a la ciudad de Azul, donde por el ferrocarril llegaba a la "gran ciudad" de Buenos Aires. Allí se la conocía como la cal del Azul. 

La elaboración de cal marcó el origen de la minería en el partido de Olavarría, y ese origen fue en Sierras Bayas. En la actualidad se yerguen imponentes y numerosos hornos de cal. Un particular legado de nuestros antepasados. Construcciones que hablan de una memoria histórica social y minera, de valores sociales, culturales propios y genuinos de la localidad. Un paisaje cultural calero único en el país, cuyo caso es divulgado como un lugar destacado por profesores y estudiantes locales en distintas universidades del mundo.  

Este paisaje refiere al casco histórico de Sierras Bayas, la calle céntrica y las cercanías Allí se encuentran caleras, vagonetas, maquinarias, casas, pircas, y veredas de piedra calcárea. Y también la Estación y el barrio ferroviario. Un patrimonio descuidado en gran parte, salvo algunas excepciones, que generan vectores contaminantes (roedores, reptiles e insectos) y factores de peligrosidad que genera el abandono estructural de las construcciones. 

El patrimonio industrial lo constituyen lugares, edificaciones y maquinarias que por su interés técnico, histórico, antropológico o estético los convierte en elementos irremplazables del paisaje industrial del pasado. Se complementa además con los saberes, prácticas y memorias de los miembros de las comunidades industriales. 

Como lo plantea el Dr. Carlos Paz, antropólogo y docente investigador del Departamento de Antropología Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, poner en valor nuestro patrimonio industrial implica establecer, por una parte, estrategias de divulgación como herramientas que tiendan a la preservación y, por otra, desarrollar mecanismos útiles para el rescate de dichos monumentos industriales, las fuentes documentales y los archivos de empresa.

En las últimas décadas, los vecinos vivimos las transformaciones económicas, laborales, plasmadas a través del cierre de caleras, y recientemente el cierre de la fábrica que dio origen a la industria cementera. Comenzamos a tener una percepción diferente respecto a los vestigios industriales. La Comisión de Cultura y Turismo conformada en los años 90, encara entre otras acciones la puesta en valor de la Calera La Libertadora. Una iniciativa local de un grupo de vecinos, que luego es apoyada y mejorada por el Grupo de Investigación en Antropología y Arqueología (Giaai) de la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría para la puesta en valor. Memorables eventos se realizaron en aquel lugar, además de la Galería de Carruajes inicial y la posibilidad de conocer una fábrica de cal por dentro. Proyecto que concluyó silenciosamente en el 2013 por falta de acuerdo por parte del gobierno municipal de aquel entonces, que consideraba un gasto el mantenimiento del lugar. En 2009, y por iniciativa y esfuerzo privado, se comenzó a poner en valor otra de las caleras, que hoy (La Calera 1888) se convirtió en un espacio de referencia del turismo de raíces, investigación, y de recepción de escuelas y visitantes en búsqueda de la historia minera. Recientemente, otra de las caleras céntricas es adquirida por empresarios nacidos en la localidad para su preservación y refuncionalización. 

Profundos cambios en el sector turístico derivan en nuevos patrones de consumo, con la aparición de nuevos productos turísticos complementarios, como son las actividades culturales. Cobran interés nuevos espacios relacionados con diferentes motivaciones: la búsqueda de raíces, la huida de entorno urbano, el contacto con la naturaleza, y la demanda de calidad en los servicios entre otras. Cada día y con más fuerza podemos apreciar en la localidad el interés de los visitantes en recorrer y conocer la historia de esos edificios que comienzan a percibirse como monumentos que se deben conservar.

En Sierras Bayas es posible apreciar la vinculación de las caleras con las canteras, produciéndose la conexión de la historia, el paisaje, la producción y la geología.

A través de la accesibilidad de los viajes e Internet podemos conocer numerosos casos de Europa donde es notable desde hace varias décadas la sensibilización y el interés social que la puesta en valor de monumentos industriales ha generado. Casos pioneros mencionados por el Dr. Paz en sus informes como el Museo Alemán de Bochum, La Fundación Ironbridge Gorge Museum Trust o el Ecomusèe de Le Creusot son algunos de los casos más conocidos. 

En la publicación "El desarrollo de la minería en el Partido de Olavarría. Su abordaje desde la Arqueología Industrial" se afirma que "los vestigios generados por la actividad minera forman parte de un patrimonio arquitectónico, antropológico, arqueológico e histórico de profundo contenido cultural y singular importancia".

Debemos generar estrategias de intervención y adecuación tendientes a la valoración y el resguardo del Patrimonio Minero de Sierras Bayas. Un patrimonio que "da cuenta" de una actividad que contribuyo al desarrollo local, regional y nacional, articuló paisajes culturales, sociales; y creo una memoria histórica como pasado tecnológico testimonial que debe ser resignificada para desarrollar geoturismo, actividad que podría atraer a un gran número de visitantes que contribuyan económicamente al desarrollo local. En este sentido, el patrimonio industrial minero tiene un valor estratégico para la reactivación económica, social y cultural de Sierras Bayas.

Los vecinos estamos asumiendo la responsabilidad por el destino de Sierras Bayas. Como alguien alguna vez dijo: la fuerza vital de la sociedad no está en sus gobernantes ni en los discursos del poder, está en el espíritu de sus ciudadanos.