Cacho Fernández

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Hace unos días un analista político creyó encontrar en el gesto de Alberto Fernández, esbozado en el Estadio Único de La Plata la aplicación de lo que denominó "la doctrina Felipe", aludiendo a la estrategia que utilizó el Canciller para sobrevivir a los cambios políticos. Cabe recordar que el ex gobernador de la Provincia le respondió a CQC que su secreto fue el de hacerse el "boludo" para poder sortear esos escollos.

El Presidente parece haber encontrado en esa doctrina la manera de sobrellevar los terribles e inesperados embates de la Vicepresidente, quien impiadosamente irrumpe de pronto acusándolo de tener "funcionarios que no funcionan" o mandando a "laburar" a quienes para ella tienen miedo o no se animan a ir a fondo con cosas que son sus propias demandas y no las del pueblo argentino.

Cristina confunde realmente sus propios deseos con los de la gente y ahí es donde se descoloca y también saca de eje al propio Presidente.

Fernández manotea la estrategia que tiene más a mano que es la de hacerse el distraído y apela a adularla un poco para calmarla. En una palabra, pone en práctica la doctrina Solá, y si Felipe pudo sobrevivir con Menem, luego con Duhalde, posteriormente saltar a un paradigma opuesto como el de Kirchner, luego convivir con Massa en la oposición y posteriormente volver con Cristina, ¿por qué no va a poder sobrevivir él si transitó por los mismos caminos?

Mientras tanto, la oposición se restriega las manos y si todo sigue así ni siquiera campaña van a necesitar hacer. Total, como alguna vez respondió Perón cuando le preguntaron qué iba a hacer para volver y ganar las elecciones frente a la complicada coyuntura que le perpetraba el dictador Lanusse: "yo no voy a hacer nada, todo lo van a hacer ellos", dijo el astuto líder.

¿No sería más inteligente para Cristina decirle al Presidente en privado todo lo que vociferó en público y frente a todo un país que asiste a ese acto como si fuera un sainete o una burda pelea conyugal? Efectivamente, lo que pasó remite a una explosión emocional más necesitada de público que de buenas intenciones.

La Vicepresidente no parece buscar correcciones de su gobierno sino la exhibición de una líder que extraña serlo o que se le reconozca palmariamente ese rol que no parece querer ocultar.

Parece mucho más simple y de sentido común que la Vice le hubiese pegado un tirón de orejas en Olivos o en su departamento en Recoleta que hacerlo tan groseramente en un estadio y frente a todo un país. Por eso, el objetivo no sería el de corregir sino escarmentar, y el objetivo no es el de defender a su gobierno sino el de salvarse a sí misma sin importarle otra cosa que su propio ego.

Confiar en la confianza

El problema es que no se trata de un problema de índole psicológico sino político, o ambas cosas a la vez. El Gobierno todavía no se ha dado cuenta de la necesidad que tiene de articular con el resto del mundo y de la crisis que viene padeciendo desde que decidió cerrar sus fronteras.

El mundo es hoy una gran aldea, tal como lo pensó Marshall McLuhan, y ya no hay casi lugar para las autogestiones. La política funciona desde valores simbólicos como la confianza porque desde allí se establecen las relaciones. Tal como pasa en la vida, refería esta semana Josefina Latorre, una joven licenciada en Relaciones Internacionales.

Entonces, ¿cómo evaluarán estos comportamientos explosivos e histéricos desde los organismos de crédito con los que se debe negociar para encontrar un poco de alivio para una situación que amenaza con explotar? La actitud de la Vicepresidente parece suicida porque cada vez que habla dinamita a su propio gobierno ¿o es que no lo considera suyo y prefiere diferenciarse e inmolarse con él?

Como comentó hace unos días uno de los infectólogos que ocupan los medios desde hace casi un año, una de las causas por las cuales Pfizer no cerró ningún negocio con el país habría sido, según un infectólogo, uno de los tantos que ocupan los medios desde marzo, habría sido porque el laboratorio no confía en la logística que el país tiene para preservar la temperatura que debe tener la vacuna y por ello habría desistido hacer cualquier operación. Así lo expresó este profesional médico y la versión pareció verosímil. Y de nuevo surgió el factor confianza, ese valor aparentemente intangible pero tan verdadero como la pandemia.

Victimización

Ahora, ¿por qué Alberto elegiría callarse la boca y optar por la doctrina Felipe en vez de presentar batalla? Su estrategia parece ser otra. En vez de responder y defender sus propios ministros y criterios se habría inclinado por dejar que su Vice se exponga y extreme groseramente su ataque, victimizándolo al Presidente y acelerando su propio desgaste. ¿Existe algún plan político de parte de Fernández o es solo resignación y debilidad? Los optimistas del espacio piensan que el Presidente estaría implementando una estrategia solo que irritante para desgastar a su compañera de conducción.

Por ahora eligió un término medio y decidió homenajear a su gabinete en la quinta de Olivos, algo que pareció una provocación y luego se reunió con los gobernadores quienes ya han salido a respaldar a Alberto en su pelea con Cristina.

Pero, la contraofensiva parece integral, porque junto con esta respuesta, los intendentes del Conurbano resolvieron bajarlo a Máximo de su ambición de quedarse con la jefatura del PJ y lo condenaron a combatir a los "barones" pero por fuera del peronismo.

Cristina jugó una carta fuerte en La Plata y posiblemente obligó a un contraataque integral. Si en Olavarría, una ciudad mediana del interior, el peronismo no camporista se animó a plantarse y esta semana ya hubo tres importantes movidas para presentarle batalla al camporismo, ¿qué podría estar pasando, entonces, en el Conurbano y en Interior del país?

Disputas

Horacio Rodríguez Larreta está haciendo campaña en La Matanza, allí donde Cristina juega de local, y valiéndose el Jefe de la CABA de peronistas ávidos de libertad y autodeterminación.

Al mismo tiempo, la denominada La Corriente se mueve cada vez con mayor celeridad y ya armó alguna agrupación en cada distrito de la Séptima, mientras el peronismo duhaldista busca recoger el voto más vinculado al tradicional y más lejano al camporismo. No en vano Alberto Lestelle se animó a calificarlos de "cargócratas".

Y Sergio Milesi, Adriana Capuano, y Florencia Popp, entre otros/as más ya se decidieron a jugar de lleno dentro de esta agrupación, "La Corriente", que lidera Agustín Rossi, Daniel Filmus y la diputada Cristina Alvarez Rodríguez, dirigentes con fuertes llegadas no solo en el peronismo sino también el kirchnerismo.

Como pensaba Hegel, toda tesis tiene su antítesis, y solo Dios sabrá cual será la síntesis de esta dialéctica con la que parece moverse la historia. Lo cierto es que ambas apariciones de Cristina dispararon sendas respuestas de Mauricio Macri y consolidaron la grieta entre los que adhieren a la Vicepresidenta, un electorado cautivo e irreductible y quienes no la quieren más ejerciendo el poder. Y no parece haber puntos medios. La incógnita gira sobre lo que irá a hacer el resto del peronismo no Cristinista. En Olavarría ya se estaría prefigurando ese escenario.

Sin retorno

La hegemonía del camporismo comenzó a presentar algunas fisuritas hasta llegar a ser verdaderas grietas internas en el Frente de Todos. El primer paso lo dio Renovación Peronista que se animó a tocar al ídolo, como diría un escritor, "los ídolos no se deben tocara porque siempre nos queda algo del dorado de sus mantos en nuestros dedos". Con el poder suele pasar algo similar y lo que es intocable perderá ese atributo para siempre a partir de la primera transgresión, y una vez que alguien se anima a tocarlos, ya no podrán ser los mismos.

Los gestos de Germán Aramburu y Alicia Almada prefiguran otro escenario y una Cámpora cada vez menos poderosa dentro del peronismo. Alguien se animó a tocarla y ya no será la misma a los ojos del entorno.

Además, algunas reacciones, desproporcionadas y prácticamente injuriosas agravaron el conflicto y colaboraron de alguna manera a instalar situaciones irreductibles.

Al peronismo no camporista solo le queda ahora encontrar la unidad para balancear fuerzas. Con o sin Paso tendrán que disputar el espacio y ver si pueden cambiar la historia. Si no, serán ese randazzismo o lavagnismo que murieron en el mismo momento en el que nacían.

Los parecidos

C.F.

Y, como toda acción genera una reacción opuesta de similar intensidad pero en sentido contrario, llega un momento en el que la sociedad se va binarizando. Pasó en la Inglaterra del siglo diecisiete con los excesos durante el intento de república de Oliver Cromwell y con el profundo sesgo autoritario de los jacobinos más radicalizados de la Francia de finales del siglo dieciocho.

Siempre surge una salida moderada entre lo que se quiere dejar atrás y la respuesta desmesurada. Rusia estuvo setenta años buscando esa salida y finalmente se inclinó por un autoritarismo a lo Putin con una pseudo democracia y con reminiscencias de un estalinismo del siglo veintiuno. La dialéctica hegeliana funcionará, también en Argentina, el problema es cuál será la síntesis.

O bien emerge del mismo Frente de Todos personificado en Sergio Massa, por ejemplo, o en el delfín de Cristina, su hijo Máximo, una especie de aquel mítico y mesiánico zarevich de Dostoievsky de "Los endemoniados", o bien será un Horacio Rodríguez Larreta o María Eugenia Vidal, fundamentalmente el primero, que podría lograr un apoyo peronista del Gran Buenos Aires y del Interior.

El jefe de la CABA cuenta con algo a favor que es la victimización, que no deja de ser una forma de poder. Vidal negoció con Kicillof la condonación de los fondos del Covid y quedó en stand by la negociación de los cargos en el Bapro y en la defensoría del Pueblo por la cabeza de Conte Grand. Y decidió correrse a un costado.

Entonces, la síntesis saldrá como una especie de alien del cuerpo de ambos espacios políticos, solo hay que esperar que no sea ese monstruo que se termina devorando a todos los tripulantes de esta nave perdida en el espacio y que se llama Argentina.

Políticos, trabajos y estrategias

C.F.

Dicen que el miércoles se encontraron José Eseverri y un emisario de Ezequiel Galli quien no habría podido ir a la reunión. No se sabe qué hablaron pero ya existían antecedentes que prefiguraban un acercamiento. Es que Victoria De Bellis acompañó con su voto al presupusesto y Galli destacó enfáticamente ese gesto político.

En tanto, el Intendente se lamentó en un reunión con su equipo de algunos aliados, fundamentalmente dicen que dijo que no quería repetir la experiencia de "las Celeste Arouxet. No quiero otra", así lo habría expresado.

Les admitió que ya tenía los nombres del primer candidato a senador y de quien encabezaría la lista de concejales, pero no precisó el nombre de nadie, aunque se podría conjeturar que podrían ser el de Hilario Galli y Bruno Cenizo.

También les habló de consolidar su alianza con Mario Cura y la probable inclusión de algún curista en la lista del año próximo. Destacó los resultados de esa coalición y ya destinó a unos peronistas de su equipo a colaborar con la lista amarilla en el trabajo territorial para las próximas elecciones de la Cooperativa.

Ezequiel, como Rodríguez Larreta, elige peronistas para pelearle al peronismo el dominio territorial, y casi naturalmente son los mismos peronistas históricos quienes se dedican a ponerle freno al "lumpen dirigente", calificaría Marx, que viene viviendo de la pobreza. Esto pasó en un programa televisivo en el que Miguel Angel Pichetto lo calificó al inefable Juan Grabois de "gerente de la pobreza" y de "vivir de los dineros de los pobres", y que no se le conocía un trabajo privado. Algo similar le devolvió Alicia Almada a Guillermo Santellán en la sesión cuando se trató el presupuesto luego que el hijo del dirigente mercantil les habría proferido acusaciones, a ella y a Germán Aramburu, que rozaban lo judicial. Como se puede ver, afortunadamente el debate político no está descuidand el valor trabajo y de cómo ha jugado este factor en la formación ética de los funcionarios, y condicionan a algunos de ellos a tener que buscar algún antecedente. Y no está nada mal que el país tenga políticos que puedan prescindir de la política para poder vivir.

Profesionalizar la política implica, como profesaba Max Weber, vivir "de y para" la política", para poder prescindir de ella si fuese necesario y que permita mantener la coherencia ética. Hoy, prevalecen infortunadamente los que solo viven "de" la política y sin brindar algún servicio a la comunidad.

El país ha ido generando una clase dirigente que para no perder ese sustento imposible de equipararlo con el ámbito privado son capaces de saltar cínicamente de un espacio a otro y sin vergüenza alguna con tal de no perder esas dietas enjundiosas. Lo único que les importa es seguir cobrando porque el mundo privado es para ellos un ámbito completamente desconocido y un peligroso abismo.

Y se tornan en verdaderos sofistas para defender hoy una posición mientras en el pasado vociferaban la contraria y mañana volverán a contradecirse a ellos mismos. Las palabras se vacían de contenido y la corrupción, por ello, los vive acechando frente a la vanalidad de sus ideas.

A no olvidarse que los Trump, los Bolsonaro, los Maduro, y todos estos grotescos dictadores los engendraron algunos políticos inocuos o corruptos que fueron desangelando la democracia recuperada en los Ochenta.