Cacho Fernández // cfernandez@elpopular.com.ar

El peronismo fue y sigue siendo un espacio de perfil fuertemente patriarcal, esto es, siempre anda buscando un líder o un pater familias para obedecerle, y hasta se podría sintetizar esa "Lealtad" que hoy se conmemora, mezcla de reconocimiento histórico de un líder que amanecía en la historia y una obediencia incondicional que debiera tenérsele a la autoridad máxima de una familia.

Algo parecido ocurrió con el radicalismo hasta su institucionalización definitiva como partido luego de superar el "personalismo" yrigoyenista, y así lo será también el peronismo hasta que funcione realmente el partido, pero no como una mera herramienta electoral como solía calificarlo Perón, sino como la estructura por donde debería pasar su perfil doctrinario y la formación de sus cuadros dirigentes.

En cuanto a la institucionalización partidaria, existe un fuerte antecedente de cómo se calificaron estas posturas. En efecto, el radicalismo, el denominado "antipersonalismo" del alvearismo fue descalificado totalmente, mientras que "el peronismo sin Perón" en los Sesenta fue concebido como una suerte de traición o deslealtad hacia el padre del movimiento, y fue el mismo patriarca el primero que castigó duramente ese intento.

El mismo Felipe Solá transmitía en Olavarría, aunque críticamente, el poder hasta onírico que tenía Perón para muchos peronistas.

"Estábamos reunidos para ver como podíamos rearmar al PJ -contaba el ex canciller- y ''Manolo'' Quindimil dijo que había soñado que el General le decía ''Manolo, hacete cargo vos del partido''. Ante semejante mensajero aunque improbable mensaje, igualmente los demás acataron rápida y acríticamente el encargo del General que le hablaba en los sueños al entonces líder de Lanús, y no necesitaron nada más para someterse".

Así relató Solá sarcásticamente el poder mágico que el viejo líder ejercía sobre sus seguidores pero también reflejaba de alguna manera el paradigma siempre vigente en el peronismo. Ahora, y sin que Perón transmitiera nada a través de un sueño, es Máximo Kirchner quien será entronizado en el PJ, pero sin elecciones y con la anuencia sumamente servil -salvo Fernando Gray- de quienes conforman el partido.

El paraíso perdido

En el peronismo, la ideología también es confusa o producto de un cruzamiento de otros modelos teóricos, sintetizados empíricamente, pero con supremacía de un pragmatismo que le ha permitido adaptarse para sobrevivir a los cambios históricos.

De ese modo, el peronismo, bajo la bandera de la justicia social, será lo que se necesite ser, pero, como simplificó un dirigente local "está hecho solo para repartir y no para juntar riqueza". Es decir, distribuye los ingresos pero no ha demostrado capacidad -como otros partidos- para juntarlos.

Se lo ha definido como un capitalismo "humanista" o con justicia social. Para complacer a la JP setentista, Perón solía advertirle el peronismo era el "socialismo nacional" y les sugería que no buscaran más, que su utopía la tenían al alcance de la mano. Tampooco se sabía qué cosa era ese "socialismo nacional" y como toda utopía, se trataba de una nebulosa para oponerle al peronismo ortodoxo que tampoco enarbolaba algo doctrinariamente claro sino que su ortodoxia se basaba en una obediencia ciega al viejo líder.

Los jóvenes peronistas de entonces no veíamos que la diferencia entre el capitalismo y el socialismo se basaba en que el primero se sustenta en la explotación del hombre por el hombre, mientras que, y dicho con amarga ironía, el socialismo, el conocido hasta entonces, era algo similar pero a la inversa. No en vano, el viejo líder optó por el pragmatismo, pero elaboraba un relato ad hoc de la coyuntura.

Pero ¿cuál es el objetivo político peronista?. En realidad parece estar sustentado en la promesa de un retorno a un tiempo pasado en el que el denominado "pueblo" (nadie sabe quien lo conforma) habría sido feliz.

Sería como un retorno a un paraíso perdido, una suerte de "mundo feliz", de Aldous Huxley pero colocado en el pasado, representado por una sociedad supuestamente justa pero embellecida y perfeccionada por la nostalgia.

Galli y el curismo

Últimamente, se terminó de conformar una agrupación con resabios eseverristas a la que llamaron "hacer Olavarría" para insertarse en uno de los polos de la grieta que hoy atraviesa la política nacional.

Algunos nombres muy relacionados con el eseverrismo se han juntado en la sede del gremio Atsa, para continuar haciendo política dentro del Frente de Todos como Einar Iguerategui, Irene Blanco, Gerardo Ripoll, Ricardo Nasello, José Pablo Avalos, Carlos Manzur, y una veintena más casi todos eseverristas, lo que no implica que sea el regreso de la identidad que tantos años gobernó la ciudad.

No participa José Eseverri quien se fue de vacaciones con su familia y si llega, se habría comprometido a estar en la inaguración del Peronismo Republicano de Mario Cura y el pichettismo. Conclusión: lo más probable es que José no llegue para poder huirle al dilema, aunque ya dio un primer paso al integrarse a la Lista Amarilla de Coopelectric que incluye a parte de una dirigencia similar a la representa hoy el Peronismo Republicano o la agrupación que conduce Miguel Angel Pichetto a nivel nacional.

Allí estarán presentes, además, el intendente Ezequiel Galli, quien han construido con Mario Cura una fuerte alianza política, y los candidatos a concejales y consejeros escolares de Juntos.

En tanto, Galli también estará en la presentación de la misma lista y fue invitado a la presentación de la lista en Bolívar. La idea del jefe comunal seguir trabajando para que entren los 3 senadores en la sección. Galli se ha tomado esta campaña con una vehemencia singular, tanto por sus actos de gestión como por el cuidado de sus aliados porque siente que todavía se habla de voltear la ley que solo permite dos mandatos para los cargos electos y que, con Insaurralde en la Jefatura de Gabinete y María Eugenia Vidal en la CABA, el camino estaría allanado para nuevos intentos de reelección.

El neo eseverrismo

En tanto, Eduardo Bucca intenta construir respaldos en Azul y Olavarría para sumar esos casi cuatro puntos o 7500 votos que le faltan para acceder a una banca, y el objetivo de Hacer Olavarría sería una manera de hacer jugar al eseverrismo en esta cruzada.

El anhelo de "Hacer Olavarría" es el que el Frente de Todos local recupere esa unidad y cohesión con la que nació cuando Alberto Fernández, ya elegido por Cristina Kirchner, logró atraer a Sergio Massa al espacio. Pero pocos o nadie sabe los porqués ese frente es hoy esa diversidad atomizada que no quería ser. Culpan a La Cámpora, que fue uno de los grupos que más cuidó la nueva creatura si hasta llegó a renovar sus candidatos y se animó a elegir a Eduardo "Bali" Bucca y a Liliana Schwindt en los dos primeros lugares de la lista seccional, y corriendo a un costado a un aliado estratégico como lo era Guillermo Santellán.

Paradójicamente Alberto venía para moderar el kirchnerismo pero lo acabó cristinizando. El Presidente arrugó frente al Coloquio de Idea y dijo algo que no se sabe cómo lo van a tomar los sindicatos. Les advirtió a los empresarios que la prohibición de despidos y las doble indemnización era medidas transitorias. Todas estas marchas y contramarchas de Fernández evidencian o una gran confusión ideológica y política, incapacidad o una enorme borrachera intelectual.

Es que el Presidente jamás encontró el perfil que debía darle a su gestión porque quizás nunca se conoció el suyo. A Sócrates, el oráculo le recomendó una llave para alcanzar la sabiduría y fue el famoso "conócete a ti mismo". Entonces , Alberto F. o nunca encontró esa llave, o jamás la tuvo en sus manos o si la tuvo a su alcance alguna vez, la perdió.