El sector gastronómico vive la incertidumbre de un nuevo cierre
El anuncio se realizó el domingo pasado, en una conferencia de prensa encabezada por el intendente municipal Ezequiel Galli y el secretario de Salud Germán Caputo. Junto con bares y restaurantes se suspendió el ingreso a templos religiosos, en el marco de una Fase 4 que definieron como "restringida".
Consultados al respecto, desde distintos locales gastronómicos de la ciudad coincidieron en que el anuncio fue sorpresivo, "no lo esperábamos" y sostuvieron a EL POPULAR que hubiesen preferido que hubiera mediado algún tipo de pre aviso, evaluando también la situación de cada caso puntual.
Lo cierto es que la medida busca disminuir la circulación de gente, puntualmente de noche, frente a la cantidad de casos que vienen registrándose en la ciudad.
Claro está que no todos los comercios del rubro viven esta situación de la misma manera, mucho depende el target de público que tienen, las medidas de bio seguridad implementadas y el manejo de la modalidad de delivery o take away que no es igual en todos.
"Estamos en una situación muy complicada, intentaré aguantar un poco más, no queda otra. Voy a hacer lo que pueda, nos reacomodaremos de nuevo", planteó Martín, propietario de la cantina Raíces.
Su local reabrió tiempo después de la fecha permitida. Es que tuvo que reacondicionar el espacio que funciona en General Paz y Vergara, frente al Parque Mitre. Para volver a poner en marcha su negocio hubo que hacer mesas nuevas, más chicas, e implementar una serie de medidas que permitieran respetar la distancia entre mesas y comensales.
Café Vega reabrió sus puertas ni bien se permitió la apertura de la actividad y recién este mes se registró un movimiento interesante, sobre todo por el buen clima y las mesas afuera que ofrecía a la gente mayor confianza. "Estábamos trabajando un poco mejor", asumió Victoria Weiman.
Si bien la medida fue sorpresiva para ella tanto como para el resto de los restaurantes y bares de la ciudad, desde el café ubicado en la tradicional esquina de Coronel Suárez y Vicente López la modalidad de delivery nunca desapareció, aún en tiempos de apertura.
Desde Brandil, José Corbeira explicó que "en nuestro caso esta medida implica una nueva reorganización. Lamentamos mucho esta decisión y también lamentamos que se nos haya comunicado de manera anticipada. Estábamos trabajando bien y el sector es complicado. Abrir y cerrar implica un movimiento enorme, además de personal al que tenemos que pagar sueldos luego de 15 días cerrados, también es complicada la cuestión de insumos y mercadería que teníamos disponibles para funcionar y que ahora seguramente tengamos que tirar".
Un sector "golpeado"
Los bares y restaurantes de Olavarría pudieron reabrir sus puertas el 22 de julio, cuatro meses después de que la pandemia llegara al país y cuando la ciudad registraba 78 casos activos de Covid 19.
Hoy, con más de 600 casos activos y un programa de testeo masivo que busca aislar a la mayor cantidad de positivos, el sector gastronómico debe volver a cerrar.
"Nosotros seguimos siendo el mismo equipo de trabajo y una amiga nos dio una ayuda para poder remontar esta situación, pero me costó", contó Martín desde Cantina Raíces.
Ahora, "tendremos que reacomodarnos a esta nueva situación", sostuvo con cierta resignación y con las esperanzas de que el clima favorezca a una reapertura, aunque sea con las mesas afuera.
Silvia Schneider, desde el Restaurante Olavarría fue contundente al decir que "esta medida es incoherente porque nunca se hizo un análisis caso por caso. No es lo mismo los bares que reúne a gente joven que un restaurante donde viene una familia con gente grande".
Además, planteó que "para poner en marcha mi negocio necesito 12 empleados como mínimo e invertimos en mercadería para tener que ahora vamos a tener que tirar, exceptuando la carne que la puedo poner el freezer. Por eso, cerrar de golpe es tremendo, no es como una tienda de ropa".
En su caso "venía trabajando muy bien. Tenía viajantes que venían a comer y todo muy controlado. Los clientes de mi lugar, en general, son personas mayores que se súper cuidan y en el restaurante tomamos todas la medidas de manera muy estrictas. No hay un solo caso positivo que provenga de mi restaurante".
En cuanto a las normas de bio seguridad en Brandi, José Corbeira contó que "se respetaron y la gente se fue acostumbrando, aunque en ocasiones cuesta, nunca dejamos de cumplir con todo lo que se nos requería".
En este sentido, dijo que "peor es que la gente se reúna en casas particulares. Ahí sí que hay menos control".
Planteó, además, que el cierre de este sector en particular "no tiene fundamentos sólidos".
Por su parte, Victoria Weiman asumió que "a todos nos tomó por sorpresa. Obviamente que la medida no nos beneficia, pero es para reducir la circulación de gente y hay que respetarla. Sabíamos desde el comienzo que esto podía cambiar, que en momentos se puede avanzar y en otros hay que retroceder. Es así".
En este camino, desde Café Vega nunca dejaron de trabajar con delvery, aún con sus puertas abiertas. "Seguimos trabajando de esa manera y hoy cualquier puede llevar el plato que quiera o un café porque seguimos trabajando con nuestra carta habitual, aunque sin comensales".
Por otra parte, dijo que muchos de sus productos, como los postres, se comercializan en el supermercado que queda al lado del café y cuya firma pertenece a la familia.
Para Victoria Weiman, "creo que esta medida es muy particular en cada caso. No impacta en todos de la misma manera. Tiene que ver con el público con el que cada uno trabaja, con cómo organizó la reapertura y cómo continúa ahora. Es un tema complejo de todos modos".