Daniel Lovano - dlovano@elpopular.com.ar

Lógica pura. Cuando la salud o la vida están en riesgo las fiestas son lo primero que se frenan y lo último que empiezan a moverse, y eso es lo que ha acontecido con la industria de los eventos no sólo en Olavarría, sino en el planeta a partir de la aparición de esta pandemia, con secuelas en lo laboral y económico hasta límites irreparables.

Ahora, entre sus amagos de retiradas y las reapariciones dramáticas de la COVID, todos los rubros perjudicados -que por otro lado son generadores de muchos puestos de trabajo- empiezan a notar un movimiento, lejos de la prepandemia, pero un movimiento al fin.

Fotógrafos, servicios de catering, DJs e iluminadores, alquiler de salones, decoradores, floristas, mozos, imprentas, y un extenso que etcétera ofrecen una dimensión reveladora de los involucrados en algo de apariencia tan liviana como puede ser el cumpleaños de 15, la celebración de unos cuantos abriles, una cena de fin de curso, un acto escolar, el día de comienzo o el de final de clases, un evento empresarial y varios pinches más incrustados en el almanaque.

"Las fiestas y los eventos están volviendo, pero de a poco" fue la frase coincidente en todos los consultados para este relevamiento. Como "Pepino" Abraham, que representa la segunda generación de una ilustre familia olavarriense vinculada al catering y los eventos desde junio de 1978, cuando su padre desembarcó en el Club Social. Hoy en el restaurante de "La Rural", expresó que la reactivación viene "muy tranquila. Estamos en un 50% de lo que solíamos hacer en épocas normales, por la pandemia y porque los números se dispararon muy lejos y la gente también tiene sus miedos".

"En febrero hacíamos dos eventos por fin de semana y ahora estamos con un evento, algunos atrasados de un par de años y otros del momento. Lo que se han caído mucho fueron los casamientos" apuntó.

"Fiestas empresariales no hubo nada y las fiestas de egresados se cayeron mucho. Normal que era una fiesta de 1200 personas, fueron 500. Un ejemplo de los tantos" verificó.

Su expectativa es prudente: "Para mí esto va a seguir igual durante el año y se va a parecer a la prepandemia en 2023, porque los números se han hecho muy, muy grandes y a la gente se le hace difícil".

"Tampoco tenemos posibilidades de planificar. Cuando planifican las familias nos dicen 'qué pasa si se me suspende por un brote'. Están pensando en eso, no están tranquilos" observó.

"¿Sostenerse? Fue dificilísimo, y el Estado -municipal, provincial o nacional- no nos ayudó para nada"

"¿Sostenerse? Fue dificilísimo, y el Estado -municipal, provincial o nacional- no nos ayudó para nada. Quedamos a la deriva; nos cobraron los impuestos como en tiempos normales, y los que no estaban bien parados se cayeron por todos lados" graficó.

Se reanudan las fiestas y los eventos, vuelve también la música a paso de minué, para hacer una alegoría. "Pipo" Mondini es uno de los DJs más renombrados de la plaza. "Repuntó la cosa porque ahora han liberado bastante y empezaron a moverse algunas fiestas grandes. El sábado tuvimos la Fiesta de la Industria, a fin de año se hicieron fiestas de egresados. Tenemos reservas para los meses venideros, hay muchas consultas y gente planificando para el año 2024" enfatizó "Pipo", uno de los más optimistas entre todos los consultados.

La frecuencia está en un 50%. "A nada como estábamos, por lo menos en mi caso, ahora cambió. Calculo que en algún momento van a tener que dar por terminada la pandemia, porque me parece que ya está" exclamó.

En alquiler de salón de fiestas, Pueblo Nuevo es líder en la plaza y su presidente José Maceo pintó la situación actual, con lo meses centrales del verano afectados al reacondicionamiento de las instalaciones. "Esto estaba muy parado, la gente ni preguntaba; ahora se empezó a mover, la gente que pregunta y han 'señado' tres o cuatro fiestas para 2023, otras para octubre y noviembre de este año" comentó el titular albiverde.

"Enero y febrero, por más que vinieran a preguntar, lo dedicamos a reformas del salón, pintura en general, cambiamos algunas cosas. Tenemos reservas para marzo. Ya se empezó a mover, tal es así que para el fin de semana de mi cumpleaños de 60 en septiembre está ocupado" comentó con gracia.

"Nosotros vivimos de las fiestas y que se reactive es un alivio. Veníamos de dos años con todo parado. Nos salvó el Bingo" resaltó.

Con esta frase coincidió José Luis Veyrand, presidente de la Sociedad de Fomento Mariano Moreno. "Viene a un ritmo lento, pero continuo. Ahora mismo estamos a una fiesta por mes; no es a lo que estábamos acostumbrados, pero nos da la oportunidad de ir recuperando de a poco el daño que nos hizo esta pandemia" dijo.

"Esto representa un alivio para las instituciones, pero no sólo por eso, sino por toda la gente que trabaja en la gastronomía: el mozo, el parrillero, el que vende la leña, el carnicero, la verdulería, la mantelería, las panaderías, el personal de limpieza, los que venden la vajilla. Más todos los sectores del mismo día del evento" subrayó Veyrand.

"Olavarría es una linda plaza, muy rica para los eventos, en lugares, salones, gastronomía. Las instituciones siempre hemos desarrollado una gran actividad y con eso se mantiene el deporte, la infraestructura. Es alentador hacia donde vamos, pero sin tirar manteca al techo" marcó.

El Club Estrella de Villa Floresta, una oferta en crecimiento del lado este de las vías, con el rebrote de contagios debió dar marcha atrás en la intención de reflotar en febrero sus reconocidos "Revivals", que de un lustro para acá venían convocando bimestralmente una gran cantidad de +40 y significaban una importante fuente de recursos para las arcas de la entidad.

En cambio, la agenda de fiestas en sus salones se ha empezado a recuperar, según Alejandra Guillén, integrante de la comisión directiva que preside Juan Melotto. Comenzó con una fiesta el pasado 30 de octubre; siguió con 3 en diciembre (dos de ellas de egresados); 2 en enero y febrero; hay reservas para 3 en marzo; 2 en abril; 1 en mayo, junio y julio; 2 en septiembre y octubre; 1 en noviembre y 5 en diciembre de 2022.

"Teniendo en cuenta lo que falta para 2023, tenemos ya muchas reservas" celebró.

Desde el gatillo de los fotógrafos hasta su conversión en papel, las fotos de la mayoría de los eventos que se celebran en Olavarría pasan por las manos de Miriam Castellanos, como nexo entre sus colegas y el laboratorio "Tempo" de Azul.

Hizo un dramático repaso de los daños que la pandemia a su profesión. "Los fotógrafos fuimos los primeros en dejar de trabajar y seguramente los últimos en reanudar. Los que vivimos de esto nos pusimos a trabajar a puertas cerradas, en cosas que teníamos incorporadas luego de 20 años en esto" reflejó.

"Hay que seguir en positivo, porque mucha gente debió vender sus equipos y dedicarse a otras cosas. Algunos se enfermaron porque no tenía entrada" lamentó.

Sobre la reanudación de la actividad, puntualizó que "hoy de a poco se vuelve a trabajar, con la esperanza de que todos podamos hacerlo. Pero las fiestas grandes todavía no regresaron, y es como que la gente se cuida un montón. Por mi negocio pasan casi todos mis colegas, y todos tienen el mismo problema: hay fiestitas chicas, de poca gente".

Mencionó que al interior del registro civil los fotógrafos, durante la etapa mas dura de la pandemia, tuvieron vedado el ingreso pero ahora están habilitados a entrar. Además, se perdieron comienzos y cierres de ciclos lectivos, así como actos y celebraciones escolares.

Miriam visibilizó "una reanudación muy lenta. Si antes pensaban hacer books de fotos, hoy sólo demandan las fotos principales porque todo está caro".

En tal sentido afirmó que "la economía se deterioró. Yo creo que después de esto no voy a volver a comprar un equipo nuevo. Todos nos fundimos, y los que no nos fundimos -como en mi caso porque tuve un apoyo extra- venir al estudio para hacer fotos carnets no me servía para nada".