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En una sesión que se auguraba tranquila, se produjeron anoche dos hechos de cuya verdadera magnitud política recién será perceptible en los próximos días: fue rechazada la Rendición de Cuentas presentada por el Departamento Ejecutivo del Presupuesto 2012 y se fracturó al menos temporariamente el bloque oficialista. La concejal del bloque del Frente para la Victoria (FPV) Patricia Bahl votó junto con la oposición y justificó su postura con palabras breves y visiblemente emocionadas en las que planteó que es kirchnerista y que la Presidenta pidió que se tratara de no "meter la mano en el bolsillo a los ciudadanos y ciudadanas", aunque quedó flotando la sensación de que las diferencias políticas entre el intendente José Eseverri y el gobierno nacional están teniendo sus primeras consecuencias en el escenario político local.

Que las cosas podían venir complicadas para el oficialismo, que este tratamiento de la ejecución del Presupuesto 2012 podía ser diferente a otras ocasiones donde se trató de un simple trámite burocrático, comenzó a insinuarse con algunas frases del primer opositor que atacó la iniciativa oficial, Sergio Milesi, del Partido Justicialista. Entra una catarata de cifras y cuestionamientos de orden puramente económico, Milesi deslizó en un momento que había que mejorar el manejo de los fondos públicos y "no copiar" acciones de otros municipios, en una obvia referencia a las políticas comunes que han adoptado los municipios de Olavarría y Tigre, el distrito gobernado por Sergio Massa, hoy por hoy el jefe político del espacio donde se mueve José Eseverri.

Más adelante planteó que la ciudad había perdido algunas "ventajas" por "los virajes políticos del Intendente", con lo que ya no quedaron dudas que los acontecimientos políticos provinciales y nacionales iban a tener alguna incidencia sobre los locales.

Todo había comenzado en forma muy calma, con la presentación de un proyecto para homenajear al recientemente fallecido Jorge Scuffi, ex concejal y ex secretario de Salud, por quien también se hizo un minuto de silencio. Después Cecilia Conte presentó los proyectos oficiales, que incluían la ordenanza de compensación de excesos, de afectación de recursos, y la Rendición de Cuentas. Previsiblemente, abundó en cifras que demostraban la buena situación de las finanzas municipales. Recordó que "el cálculo original de recursos" ascendía a más de 365 millones de pesos y terminó siendo de más de 385 millones, y que hubo un superávit de más de 31 millones de pesos.

Después de enumerar los gastos y los ingresos subrayó que el Municipio de Olavarría tiene una administración con cuentas "prolijas y ordenadas", lo que permitió, entre otras cosas, cerrar un acuerdo salarial con los trabajadores municipales con cifras que están entre las más altas no sólo de la provincia de Buenos Aires sino también del país, con porcentajes de aumento de entre el 30 y el 33 por ciento.

Sostuvo que Olavarría "sobresale entre los municipios" y manifestó su "orgullo y satisfacción" por pertenecer a un gobierno capaz de mostrar esos números satisfactorios, por lo que felicitó además al "personal de Hacienda".

Cuando concluyó su discurso probablemente no preveía que esos mismos números iban a ser utilizados por los concejales opositores para fustigar a la misma administración a la que ella había elogiado convencida y encendidamente.

Sergio Milesi fue el primer opositor en tomar la palabra. De movida ya arrancó cuestionando que para que el Concejo Deliberante aprobara o desaprobara la Rendición de Cuentas fuera necesaria una ordenanza. Explicó que el vehículo correcto es una resolución y no una ordenanza, citó artículos de la Ley Orgánica de las Municipalidades y argumentó que tratándose de controlar una acción del Departamento Ejecutivo no puede utilizarse una norma que puede ser votada por el mismo intendente al que se está auditando.

Dijo que si el HCD decidiera rechazar la Rendición de Cuentas, al tratarse de una ordenanza el Intendente podría vetarla, con lo cual el rechazo quedaría convertido en letra muerta. Hasta ese momento parecía tratarse sólo de una cuestión técnico-legal que había perdido vigencia por la fuerza de la costumbre y que un concejal había advertido y lo planteaba. Pocos podían sospechar que esa situación planteada por Milesi podía darse en apenas cuestión de minutos más.

Toda la exposición de Milesi estuvo marcada por la profusión de cifras, las más importantes exactamente las mismas que había mencionado Cecilia Conte, pero utilizadas de forma exactamente opuesta. Milesi remarcó que los números de la Rendición de Cuentas demostraban claramente que los opositores siempre habían tenido razón cuando se opusieron a aumentar las tasas, lo que les valió que en la inauguración de sesiones de este años el intendente José Eseverri les recriminara que ponían palos en la rueda y pretendían desfinanciar al gobierno municipal.

Milesi sostuvo que la situación de las cuentas municipales es de "holgadez", por lo que quedaba bien en claro que no era necesario ningún aumento de tasas.

Ernesto Cladera no sólo destacó su coincidencia con Milesi en ese punto de la no necesidad de un aumento impositivo, sino que también cuestionó en algunos casos la forma en que se gastó y en otros la forma en que no se gastó. No desdeñó, ya que estaba, elogiar calurosamente el funcionamiento de un centro de día al que los concejales del radicalismo visitaron días atrás, pero enseguida se puso muy duro al señalar que cuando trataron de visitar otro más grande, La Granja, no les fue permitida la entrada. "Somos concejales de Olavarría, quiénes carajo son para no dejarnos pasar. Y ahí había muchos parásitos políticos a los que no voy a deschavar porque no soy buchón", gritó Cladera.

Mavi Wright también tuvo sus cuestionamientos y coincidió en que los números demostraban que la oposición siempre había estado acertada y el oficialismo equivocado, y de pasada habló de toda la plata que se lleva el Bingo de Olavarría -la que estimó en 126 millones de pesos para este año- y lo poco que tributa.

La exposición más breve, pero también más trascendente, fue la de Patricia Bahl cuando anunció lo que algunos pocos ya sabían: que no iba a votar con su bloque. Una vez jugadas todas las cartas hubo algunos momentos ardorosos, bien que de bajo vuelo, discusión entre Julio Frías y algunos miembros de la oposición, pero lo más importante ya estaba: se rechazó la Rendición de Cuentas y los crujidos en el bloque oficialista tuvieron su primera fractura, cuya gravedad todavía no puede medirse.