Las clases se desarrollan de manera gratuita todos los sábados y domingos desde las 10 de la mañana hasta las 13 horas en el Skatepark de nuestra ciudad, ubicado en Vélez Sarsfield 2149. De esta forma, Iraporda aseveró que "quien quiera sumarse tiene que acercarse en cualquier momento durante el transcurso de las clases. Incluso no es necesario que se queden todas las horas".

Actualmente, Bruno es quien está a cargo de la actividad ya que su compañero se encuentra viviendo en Laprida. Sin embargo, este último no ha dejado de enseñar ya que está colaborando en una escuelita de esa localidad. "Las únicas escuelas de la zona están acá y en Laprida. Hubo un tiempo donde se daban clases en nuestra ciudad, pero eran pagas, la idea de hacerlas gratis es incluir a todos e inculcar distintos valores", aseguró el profesor.

Como a la mayoría de las actividades, la pandemia interrumpió el desarrollo y crecimiento de las clases. En este sentido, Iraporda expresó: "En marzo yo tenía un promedio de 20 chicos por lo que tener que cortar con la actividad me cayó muy mal. En ese lapso todo se siguió por redes, hablábamos por whatsapp, hacíamos algún tipo de reto y muchos otros me mandaban videos para que yo vaya viendo su progreso".

El retorno se produjo en septiembre y, por el momento, la escuela cuenta con alrededor de 15 alumnos. Si bien en un principio la actividad estaba planteada para niños y niñas, en el último tiempo se han agregado adultos. "El último fin de semana se sumaron dos padres que vinieron a traer a sus hijas. Hay de todas las edades, ahora mi practicante más chico tiene 3 años y el más grande tiene 46", señaló el fundador de la actividad.

Ausencia de ayuda

La dificultad para sostener en el tiempo un proyecto que se inició hace casi dos años radica en la falta de apoyo ya sea de carácter municipal, empresarial o de comercios privados. En ese sentido, Iraporda dijo: "Todo lo hemos hecho a pulmón, en el invierno siempre llevo algo caliente para que los chicos tomen y en el verano tengo que llevar botellas de agua".

Además, destacó la labor y el aporte de los padres de los niños que participan de la actividad. "Lo único que tenemos es que los padres siempre donan algo, un botiquín de primeros auxilios por ejemplo. A las personas que no tienen skate o que le faltan cosas básicas para empezar, lo tratamos de conseguir o de hacer una colecta", resaltó el instructor.

Por otra parte, habló de la falta de mantenimiento y la necesidad de mejoras que hay en el skatepark de nuestra ciudad. "Hace poco tuve una reunión con integrantes del HCD sobre reformas para que se aumente la seguridad y se resguarde la integridad de los skaters. Ellos me escucharon, dieron su opinión al respecto y confío que con el tiempo los cambios se van a ver", comentó Iraporda.

En este sentido, agregó que "ahora estoy en un proyecto con una persona que quiere hacer una pista privada pero es un plan a largo plazo y recién está comenzando a desarrollarse. Pero la idea sería también dar clases ahí, en un lugar más contenido".

El lado competitivo

Más allá de lo estrictamente recreativo y su objetivo social, el skateboarding sigue siendo un deporte por lo que es común encontrar competencias de la disciplina en todo el país y el mundo. En este sentido, Iraporda explicó: "Junto a un grupo de chicos que patinamos hace años, hemos organizado torneos pero más que nada encuentros porque para competir a nivel nacional es necesario viajar mucho".

La dificultad para la realización de estas competencias radica en la falta de recursos económicos y la ausencia de apoyo tanto municipal como de empresas privadas. "Ahora empezamos a hacer un torneo anual pero nosotros mismos somos quienes conseguimos los equipos de sonido, los premios y demás elementos que se necesitan para el desarrollo de los encuentros", señaló el profesor.

En la actualidad, el único olavarriense que está compitiendo a nivel nacional es Agustin Aquila, quien incluso llegó a obtener una medalla de oro en los Juegos Bonaerenses de 2019. "El cuenta con sponsors que lo apoyan, lo cual es algo fundamental para competir. Incluso en los bonaerenses tuvo alguna ayuda de la Dirección de Deportes municipal ", aseguró Iraporda.

En este sentido, destacó que muchos de sus alumnos menores de trece años tienen un enorme talento pero la falta de sustento económico les hace imposible demostrar sus habilidades debido a que no pueden viajar y participar de torneos.